Un muro contra los agresores
Hace falta un mayor compromiso ciudadano para ayudar a las v¨ªctimas y denunciar los casos de violencia machista
En los ¨²ltimos 15 a?os han sido asesinadas en Espa?a 933 mujeres por violencia machista. En este 2014 llevamos 46 mujeres muertas a manos de sus parejas masculinas. De estas, 12 en Catalu?a. Del total de mujeres asesinadas solo el 31% hab¨ªa denunciado a su pareja y el 66% de las parejas viv¨ªan juntas. Soy consciente de que las cifras y las estad¨ªsticas son fr¨ªas y a veces no describen la magnitud de la problem¨¢tica. Pero las dos ¨²ltimas cifras mencionadas nos indican que la erradicaci¨®n de esta lacra social pasa por la educaci¨®n y el compromiso ciudadano.
Cuando hablo de educaci¨®n no me refiero exclusivamente al ¨¢mbito escolar sino tambi¨¦n en la familia y en cualquier otro espacio de socializaci¨®n de las personas j¨®venes. Es imprescindible educar y formar desde la igualdad de g¨¦nero y destruir el machismo y la cultura patriarcal. Los libros de texto, los juegos, los programas de televisi¨®n, los cuentos infantiles, los videojuegos y cualquier otro elemento de ocio para la infancia y adolescencia tienen que evitar la reproducci¨®n de los roles de g¨¦nero. El machismo, la creencia de que el hombre es superior a la mujer, establece una relaci¨®n de poder que genera violencia. Por esto hay que educar en la igualdad, pero tambi¨¦n es necesario legislar, informar, promocionar y, si hace falta, sancionar.
M¨²ltiples estudios se?alan que la evoluci¨®n de la adolescencia en relaci¨®n a la igualdad y la prevenci¨®n de la violencia machista no mejoran. Estos han detectado que las nuevas tecnolog¨ªas facilitan el acoso y el control de las relaciones entre personas j¨®venes: el 29% de las menores (entre 13 y 19 a?os) entrevistadas para uno de estos estudios reconoce haber sufrido un control abusivo de su vida: con qui¨¦n hablan, d¨®nde van, c¨®mo han de vestirse¡ por parte de su pareja. El sexismo y el machismo perviven y se refuerzan entre los adolescentes.
M¨²ltiples estudios han detectado que las nuevas tecnolog¨ªas facilitan el acoso y el control de las relaciones entre personas j¨®venes
Los centros escolares, desde guarder¨ªas hasta universidades, deben ser un instrumento para reconducir esta negativa tendencia. Con la eliminaci¨®n de la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa por parte del Gobierno del PP, hemos perdido una herramienta ¨²til para educar en los valores de igualdad. Pero poco se puede esperar de un Gobierno con una agenda pol¨ªtica claramente antifeminista que ha recortado dr¨¢sticamente los presupuestos de pol¨ªticas de igualdad y de prevenci¨®n de violencia machista. El Gobierno de CiU-ERC en Catalu?a tampoco ha hecho nada para mantener esta asignatura, a diferencia del Gobierno andaluz, y tambi¨¦n ha recortado en pol¨ªticas de igualdad. El Gobierno central y el auton¨®mico demuestran una clara falta de voluntad pol¨ªtica para luchar contra el machismo y la violencia que se deriva de ¨¦l. As¨ª, ?podr¨ªamos hablar de complicidad?
Frente a la abulia de los gobiernos, la ciudadan¨ªa debe mostrarse implacable ante la violencia machista. La subinspectora de los Mossos d'Esquadra Rosa Negre, experta en la lucha contra la violencia machista, se?ala la necesidad de que ¡°el agresor encuentre un muro social, pero esto no pasa¡±. Considera que s¨®lo con las leyes no es suficiente para luchar contra esa lacra, que hace falta un compromiso ciudadano que ayude a prevenir estos actos delictivos. Insiste en la necesidad de intervenir cuando escuchamos gritos, peleas o insultos en las viviendas vecinas y alerta de que no podemos mirar hacia otro lado cuando nos cruzamos en el ascensor o en la calle con una vecina que tiene moratones en la cara. Debemos hablar con ella, que sienta que alguien la escucha porque a menudo son sus propios familiares los que le piden que no denuncie, que sea comprensiva, que ¨¦l est¨¢ pasando por un mal momento¡ hasta que la asesina. Las personas que no padecemos ni esta violencia ni este miedo, debemos ser su voz y acudir a la polic¨ªa, a los servicios sociales. Debemos actuar para prevenir.
Es una violencia que no solamente padece la mujer sino tambi¨¦n los hijos e hijas de esta. Quiz¨¢ no han padecido da?os en su propia piel, pero han visto y sufrido las peleas, las agresiones, los insultos hacia su madre. Son ni?os y ni?as que a menudo son utilizados por parte del padre maltratador para infringir m¨¢s da?o a la madre, como el terrible y escabroso caso que vivimos la semana pasada. La justicia debe jugar un papel fundamental en los casos denunciados, ya que es el principal instrumento para garantizar la protecci¨®n tanto de la v¨ªctima como de sus hijos. ?Deben los jueces permitir las visitas de un padre violento a sus hijos en las casas de acogida donde se ha refugiado la madre? Para m¨ª, la respuesta es clara.
Hay instrumentos pol¨ªticos y judiciales para hacer frente a este problema estructural que deriva de una fuerte cultura machista y muy poca voluntad pol¨ªtica para hacerle frente. Pero la ciudadan¨ªa posee una herramienta imprescindible: la capacidad de levantar un muro social contra los agresores y luchar contra una violencia que perpet¨²a una sociedad patriarcal y machista.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia
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