M¨¦ritos de un ¡®president¡¯ precario
El estigma de provisionalidad con el que lleg¨® Alberto Fabra apenas ha menguado despu¨¦s de dos a?os al frente del Consell
Es evidente que, hoy por hoy, el president de la Generalitat, Alberto Fabra, no es el candidato ideal de quienes han de decidir el cartel electoral para las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. A pesar de su reiterada autoproclamaci¨®n, en Madrid no se han dado por enterados y, lo que es peor, no lo ven todav¨ªa como el ¡°m¨¢s adecuado¡± y siguen ¡°testando¡± o considerando ¡°varias opciones¡±, seg¨²n recientes palabras de la secretaria general del PP, do?a Mar¨ªa Dolores de Cospedal. Todo al tiempo, tampoco en Valencia se constatan adhesiones expl¨ªcitas y, menos a¨²n, entusiastas por parte de quienes, por su relieve partidario, tendr¨ªan que haberse pronunciado. Aqu¨ª, entre los suyos y a este respecto, quien no se pone de perfil se limita cautelosamente a verlas venir. La verdad es que el estigma de provisionalidad con el que lleg¨® apenas ha menguado despu¨¦s de dos a?os al frente del Consell.
Algunos y algunas de sus cofrades arguyen que no es el pol¨ªtico carism¨¢tico o zalamero adecuado para los desaf¨ªos que se avecinan, algo que resulta obvio. Ni siquiera suscita el menor entusiasmo entre sus propias huestes. Aunque parezca parad¨®jico ¨Cy un tanto cruel¨C a quien realmente complace es a los partidos de la oposici¨®n que lo valoran como un competidor id¨®neo, o sea, endeble. Pero ?qui¨¦n no lo ser¨ªa hoy entre el ramillete de posibles candidatos del PP? ?La belicosa Isabel Bonig, acaso la indefinible Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, el almibarado y sentencioso Esteban Gonz¨¢lez Pons o ese v¨®rtice de tantas corrupciones que es la amortizada Rita Barber¨¢? Apuestas todas ellas perdedoras porque, en realidad, m¨¢s que al liderazgo, habr¨ªa que recurrir al prodigioso caballero Merl¨ªn para salvar esa opci¨®n pepera achicharrada por las causas judiciales, recortes y esc¨¢ndalos.
Llegue a ser o no candidato, el hoy presidente puede exhibir dos m¨¦ritos indudables. De un lado, fue el corajudo impulsor de las l¨ªneas rojas que impiden desempe?ar cargos p¨²blicos electivos a los imputados. La norma no se ha llevado a cabo con rigor, pero ha provocado estragos y rebeld¨ªas m¨¢s o menos sordas entre sus huestes. ?Era tan vasta la grey empapelada! De otro, se le debe agradecer la clausura de RTVV. Hubiera sido m¨¢s c¨ªvico, incluso heroico, salvarla y democratizarla, pero quiz¨¢ lo primero era imposible por la desmesura de la deuda y la complejidad del problema, y lo segundo porque eso de la democracia ¨Cdicho sea con las excepciones debidas¨C no est¨¢ en los genes de esta derecha ind¨ªgena. Adem¨¢s, vaya usted a saber si esta liquidaci¨®n del ente no ha sido una voladura premeditada y controlada por ser consciente de que, dada su pobre telegenia y blando discurso, perder¨ªa pu?ados de votos cada vez que apareciese en pantalla. La ¡°tele¡± tambi¨¦n mata.
Y un tercer m¨¦rito del president, rayano con el delirio, es esta obstinaci¨®n suya en concurrir a unas elecciones precedidas de tan malos auspicios demosc¨®picos y que, adem¨¢s, con toda probabilidad, estar¨¢n jalonadas por una serie de juicios y fallos condenatorios por los numerosos, notorios y graves delitos que han cometido muchos de sus cofrades. ?C¨®mo, pues, cacarear de transparencia, honradez, y otras virtudes c¨ªvicas cuando se es heraldo de tanta basura acumulada a lo largo de 25 a?os? Hay que estar grillado o derrochar ambici¨®n para avezarse al justo revolc¨®n electoral que le espera al PP valenciano.
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