Lluvia de ¨¦xitos, noche pl¨¢cida
Elton John repas¨® su carrera en un Sant Jordi lleno y comedido
Puntual, vestido de violeta y plata con gafas a juego. Elton John de nuevo en un escenario catal¨¢n tras su paso el pasado julio por el festival de Cap Roig. Y el men¨² sin variaciones de calado. El Elton John del 2014, en carretera hasta finales del 2015, celebra su existencia repasando un extraordinario cancionero que anoche, en un Sant Jordi formato teatro y lleno con unas 16.000 personas, volvi¨® a reverdecer recuerdos, melod¨ªas e instantes que la m¨²sica convierte en tangibles como si hoy fuese ayer. Inici¨® el exc¨¦ntrico sir su concierto con Funeral For a Friend y Love Lies Bleeding encabezando su quinteto, pulcro hasta enguantar al bater¨ªa. Candle In The Wind y Daniel fueron algunas de las piezas que brotaron en el primer tramo del recital, cuya duraci¨®n estaba prevista en dos horas y media.
Para el p¨²blico all¨ª presente, en su mayor parte entrado en d¨¦cadas, la noche fue perfecta. Ninguna sorpresa en el horizonte y todas las certezas a favor: el coraz¨®n pod¨ªa palpitar sin sobresaltos. Cancionero mil veces tarareado en la ducha o escuchado en el coche o en casa desfilando por el escenario con la misma certidumbre de que al llover cae agua. Goteo de himnos tocados con solvencia y sin el concurso de efectos visuales m¨¢s all¨¢ de una modesta pantalla que de tanto en tanto alumbraba alg¨²n motivo no especialmente original. No hac¨ªa falta, la levita de Elton escup¨ªa suficientes destellos como para dar tono al espect¨¢culo, que por otra parte se fundamentaba en un repertorio infalible con el que Elton se homenaje¨® a s¨ª mismo y sac¨® pecho ante los fieles, todos ellos c¨®modamente sentados.
Pese al calibre de las canciones y quiz¨¢s a causa de la prudencia al exhibir emociones que acarrean los a?os, el personal entr¨® poco a poco en el concierto, sin grandes algarab¨ªas o demostraciones excitantes de j¨²bilo.
S¨ª, en el solo de piano de Levon se desataron aplausos, y alg¨²n "yuhu" m¨¢s bien juvenil al iniciarse Tiny Dancer y otros grititos tras la entrada al piano que arranc¨® la musculosa versi¨®n de Rocket Man, pero nada estremecedor. Aplaudir sin despeinarse fue la pauta de la noche, y eso que Elton, que l¨®gicamente no alcanzaba los tonos de anta?o, se desga?it¨® con notable profesionalidad forzando sus cuerdas vocales en pos de un empuje que en buena medida mantuvo durante toda la velada. No por ello el respetable abandon¨® los asientos para ponerse en pie hasta que no result¨® absolutamente imprescindible. Los a?os son los a?os y las emociones se sienten mejor¡.. sentado. Y en este ambiente calmo de regocijo interior pas¨® el concierto. No fue emocionante m¨¢s all¨¢ del mero reconocimiento de los ¨¦xitos, nada se sali¨® del gui¨®n y ocurri¨® todo aquello que estaba previsto. El v¨¦rtigo es para los chavales que ni eran proyecto cuando Elton ya usaba peluqu¨ªn.
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