Una bici que es un vicio
El nuevo Bicing el¨¦ctrico va tan fino que los ciclistas tienen la tentaci¨®n de olvidarse de pedalear y optar por tirar de motor
Nace, dice el Ayuntamiento, porque el futuro de la bici es el¨¦ctrico, y para ayudar en los desplazamientos entre mar y monta?a. Pero el Bicing el¨¦ctrico puede convertirse r¨¢pidamente y si uno no se emplea en pedalear apagando el motor, en un vicio: el de utilizarlo todo el rato con el pedaleo asistido. Y lo dice quien lleva 13 a?os pedaleando por Barcelona: primero con una BH Bolero sin marchas que perteneci¨® a una castigada flota de alquiler de Formentera; y luego con una Fet a M¨¤ con nueve marchas de tubo.
Vayamos por partes tras una prueba de casi una hora ¡ªcon paradas¡ª circulando por un recorrido improvisado que arranca en el Poble Sec para subir hasta el castillo de Montju?c ¡ªsin esfuerzo, oiga¡ª, bajar por Miramar, Morrot, Col¨®n, Moll de la Fusta, Via Laietana, barrio de Sant Pere, Trafalgar, Arc de Triomf, paseo de Sant Joan, Gran Via y Rambla de Catalunya.
La primera evidencia: el Bicing el¨¦ctrico mola. Todo el mundo (bueno, todo el mundo que va en bici) te mira, remira y si est¨¢s parado en un sem¨¢foro, pregunta qu¨¦ tal. Est¨¦ticamente no es tan pote como el Bicing normal. Es blanca, el cuadro redondeado con la bater¨ªa incorporada. Y no emite el zumbido sordo y reconocible de las normales.
Las bicis p¨²blicas de Barcelona han costado m¨¢s de mil euros por unidad
La segunda evidencia: las bicis de la segunda generaci¨®n de la bici p¨²blica de Barcelona van como una seda y como un tiro. Como una seda como cualquier aparato nuevo; ¨¦ste nos ha costado m¨¢s de mil euros la unidad. La bici va fin¨ªsima y tiene hasta algo de suspensi¨®n justo debajo del sill¨ªn. Y como un tiro porque t¨¦cnicamente responde muy r¨¢pido: llegas a la cuesta, le das al bot¨®n de pedaleo asistido, y si no tienes bastante con el nivel uno, le das al dos, subes hasta el tres y la bici camina casi sin esfuerzo. Tambi¨¦n es una gozada el sistema de arranque que empuja la bici sola los primeros metros, aliviando las rodillas de quien la conduce.
Eso s¨ª, por muy el¨¦ctrica que sea, representa que no puedes dejar de pedalear. No si subes una cuesta, a la que tus piernas paran; la bici tambi¨¦n. Pero en llano acabas cayendo en la tentaci¨®n de darle al tercer nivel de motor y con un empujoncito cada 30 metros tienes de sobra para avanzar.
Otro tema es la velocidad. Ser¨¢ el zumbido del motor, o la vibraci¨®n que te llega desde los pedales y debajo del trasero, pero la bici el¨¦ctrica corre bastante m¨¢s que la convencional. Una sensaci¨®n que se acent¨²a en llano y en tramos sin obst¨¢culos. El ejemplo perfecto, la Gran Via, donde los 20 kil¨®metros hora parecen m¨¢s. Tanto como para preguntarse cu¨¢nto da?o te podr¨ªas hacer/podr¨ªas infligir, si te la pegas contra alguien.
Y si nos podemos estupendos, para citar defectos, ah¨ª van dos. Uno, lo que tarda el cambio de marchas sin motor. Tarda, dicen los expertos, porque es un cambio de plato, no de pi?¨®n. Y dos, que cuando subes de nivel con el pedaleo asistido, pasas del uno al dos, tres. Y en cambio, al bajar, bajas del tres al uno, sin pasar por el dos.
Hay otro pero, aunque es cuesti¨®n de tiempo. Acostumbrados como est¨¢n los usuarios del Bicing a tener siempre una estaci¨®n a cinco calles, las 23 estaciones de ahora obligan a pensar muy mucho d¨®nde podremos dejar la bici en funci¨®n de nuestro destino. Por cierto, la estaci¨®n del aparcamiento de la avenida de Francesc Camb¨® sale en la web como operativo y el martes por la ma?ana no funcionaba.
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