La Gran Guerra, en miniatura
El valenciano Museo de Soldados de Plomo L'Iber conmemora los 100 a?os del comienzo del primer conflicto global como mejor sabe: recre¨¢ndolo con figuras y maquetas
Verd¨²n (Francia), en alg¨²n momento de 1916. Las balas silban por todas partes. Detr¨¢s de las trincheras francesas (peor construidas que las alemanas), un artillero ha apoyado su escalera de mano en un ¨¢rbol y otea desde lo alto las posiciones enemigas. Le da algunas indicaciones a sus compa?eros para que apunten mejor con los ca?ones. Unos metros m¨¢s atr¨¢s, carros tirados trabajosamente por caballos surcan el barro y traen m¨¢s proyectiles. Es solo una de las escenas del atroz conflicto que azot¨® buena parte del mundo entre 1914 y 1918, recreadas con mimo desde este mi¨¦rcoles y durante los pr¨®ximos meses por el valenciano Museo de Soldados de Plomo L'Iber.
Hasta 3.000 figuras de diferentes procedencias (el 10% ha sido aportado por 9 coleccionistas privados) y ¨¦pocas (las hay contempor¨¢neas del propio conflicto) han sido dispuestas para transportar al visitante no solo a las trincheras enlodadas, sino tambi¨¦n a la esquina de Sarajevo en que un anarquista acab¨® con la vida del archiduque Francisco Fernando, a las campa?as del ?frica colonial o a la tregua que franceses y alemanes compartieron en la Navidad de 1914.
"Uno de los principales retos que nos hemos planteado es conseguir la mayor exactitud historiogr¨¢fica", cuenta Alejandro Noguera, director del L'Iber, que remarca el car¨¢cter did¨¢ctico de la exposici¨®n. As¨ª, los alemanes de la batalla del Somme (1916) llevan a¨²n sobre sus cabezas el casco tipo Pickelhaube ¡ªcoronado por un pincho¡ª, mientras que en Cantigny (1918) ¡ªla primera gran victoria de los norteamericanos¡ª, este hab¨ªa sido sustituido por el Stahlhelm, que ser¨ªa el oficial hasta la segunda derrota germana, en la II Guerra Mundial.
En torno a la muestra se organizar¨¢n visitas guiadas, talleres, conferencias, mesas redondas o cineclubs tem¨¢ticos para mayores y peque?os. Noguera tiene claro que esta labor ¡ªla educativa¡ª ha sido siempre uno de los pilares de la instituci¨®n que dirige, adem¨¢s de poner a disposici¨®n del p¨²blico "la que es, de lejos, la mayor colecci¨®n de soldados de plomo del mundo, con m¨¢s de 1.200.000 unidades" y el edificio que la alberga, el Palacio de Malferit.
Adem¨¢s de las figuras, la exposici¨®n se compone de objetos utilizados durante el conflicto por los combatientes. Algunos son r¨¦plicas, como dos de los uniformes, aunque la mayor¨ªa son aut¨¦nticas reliquias de la ¨¦poca: las ic¨®nicas m¨¢scaras de gas, algunas cartucheras y dos rifles, uno franc¨¦s y otro ruso.
Alejandro Noguera quiere que esta exposici¨®n, la en¨¦sima conmemoraci¨®n del comienzo de la Gran Guerra, sirva para reflexionar sobre "la Europa que ?menos mal! hemos conseguido construir. Puede haber cosas mal hechas a reformar, pero hay paz, y eso hay que saber valorarlo".
Una serie de cartas del abuelo y el t¨ªo-abuelo de Noguera, que lucharon en el bando franc¨¦s, completan la lista de objetos. En una de ellas hay escrito un poema del t¨ªo-abuelo, en el que recuerda los tiempos de la infancia en que ¨¦l y su hermano se ba?aban juntos, rodeados de pompas de jab¨®n. Y c¨®mo, desde su trinchera, percib¨ªa como pompas de jab¨®n las vidas de sus semejantes, en tal cantidad y tan f¨¢cil se esfumaban...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.