Gran concierto de Navidad de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia
La formaci¨®n coru?esa rubrica con un dif¨ªcil programa un a?o de gran crecimiento art¨ªstico

La multinacional Gas Natural Fenosa ofreci¨® el pasado fin de semana en A Coru?a su XIX Concierto de Navidad. Los asistentes pudieron observar al llegar una notable cantidad de coches y agentes policiales en las calles adyacentes al Palacio de la ?pera y, en su interior, la presencia no habitual de vigilantes de seguridad privada. Una vez acomodadas las personalidades pol¨ªticas y econ¨®micas asistentes en el palco de honor, dio comienzo el evento con quince minutos de retraso sobre el horario previsto.
Atenuadas las luces de sala y escenario y con una luz cenital sobre el piano situado en el extremo derecho de este ¨Cque permit¨ªa apreciar las llamas de grupos de candiles con forma de velas y la decoraci¨®n floral de su l¨ªnea de candilejas-, se procedi¨® a la interpretaci¨®n al piano de Unha soa palabra, la m¨²sica de fondo del anuncio de televisi¨®n con el que la multinacional energ¨¦tica defiende su origen gallego. El int¨¦rprete fue su autor, Nico Casal, un joven m¨²sico gallego residente en Londres que, entre otras, ha compuesto asimismo la m¨²sica de la ¨²ltima campa?a publicitaria del banco HSBC para las televisiones de todo el mundo.
El programa de la Sinf¨®nica para este concierto comprend¨ªa la interpretaci¨®n de la Alborada del gracioso, de Maurice Ravel; la Obertura fantas¨ªa Romeo y Julieta, de Chaikovski; las Variaciones sobre Am¨¦rica -de Charles Ives, en versi¨®n orquestal de William Schumann- y la suite de El caballero de la rosa, op. 59 de Richard Strauss. La obra de Ravel fue interpretada con gran precisi¨®n r¨ªtmica, aunque qued¨® algo lastrada por cierto exceso de intensidad y contraste din¨¢micos.
La introducci¨®n de la Obertura fantas¨ªa de Chakovski a cargo de los clarinetes y fagotes y su continuaci¨®n por violonchelos y contrabajos tuvo toda la oscuridad y ek color con los que el compositor ruso sab¨ªa te?ir estas piezas. El posterior canto de las violas llen¨® el ambiente de un cierto aroma a cedro bien seco. El sutil manejo de la din¨¢mica, especialmente en esas peque?as variaciones de intensidad que constituyen la ag¨®gica de la partitura, la enriquecieron con un fraseo y expresi¨®n dram¨¢tica que alcanz¨® a un p¨²blico m¨¢s fr¨ªo de lo habitual.
Tras el descanso, en el que la multinacional anfitriona obsequi¨® a los asistentes con unas delicatessen de chocolate regadas por un vino espumoso, las America Variations de Ives/Schumann fueron para muchos la gran sorpresa musical de la velada. El contraste de su solemnidad de himno organ¨ªstico, con su armon¨ªa llena de pasajes bitonales y la espl¨¦ndida orquestaci¨®n de Schumann hacen pasar ante los o¨ªdos del aficionado la visi¨®n panor¨¢mica de un pa¨ªs que tiene en la iron¨ªa autocr¨ªtica una de sus mayores virtudes.
La versi¨®n de la OSG con Slobodeniouk fue espl¨¦ndida y resalt¨® todos y cada uno de las cualidades y detalles de la obra, como la solemnidad h¨ªmnica inicial o los pasajes en los que la obra toma un ritmo ternario entre socarr¨®n y humor¨ªstico. Fueron inefables esos glissandi llenos de retint¨ªn de los vientos, el ¡°sure?o¡± uso de percusi¨®n incluida pandereta y aquellos pasajes en los que, con la sonoridad caracter¨ªstica de una big band, la obra toma un rumbo entre la marcha militar y la m¨²sica circense.
La suite de El caballero de la rosa fue una pel¨ªcula sonora de la ¨®pera de Strauss, con un color soberbio en toda su extensi¨®n. Desde su inicio y en los compases finales, la secci¨®n de trompas de la OSG supero la gran demanda virtuos¨ªstica que Strauss, hijo del trompista m¨¢s admirado por Wagner, exige habitualmente del instrumento. Y tambi¨¦n fue de destacar ese ambiente entre m¨¢gico y et¨¦reo del conjunto de glockenspiel, arpas y celesta. La precisi¨®n, con cada nota siempre en su sitio; el ritmo de esos gloriosos valses straussianos que merecer¨ªan ser bailados solo por la nobleza de su ¨¦poca y la gran musicalidad con que la Sinf¨®nica y Slobodeniouk la interpretaron fueron el espl¨¦ndido final del concierto.
Este fue el segundo de dos conciertos seguidos celebrados en dos d¨ªas con programas realmente dif¨ªciles, que muy pocas orquestas estar¨ªan en condiciones f¨ªsicas y art¨ªsticas de abordar. Toda una semana con dos ensayos diarios, m¨¢s un ensayo general antes de cada concierto (viernes y s¨¢bado), en muchos otros conjuntos orquestales podr¨ªan haber acabado en desastre o, lo que casi ser¨ªa peor, en la m¨¢s absoluta mediocridad. Para la Sinf¨®nica ¨Cque, salvo peque?as excepciones, es una pi?a de entusiasmo alrededor de su nuevo titular- ha sido un simple tour de force, un desaf¨ªo profesional con el que rubricar un a?o de gran crecimiento art¨ªstico.
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