Ardor de vieja escuela
Los murcianos, que suenan como si viniesen de Memphis, se han convertido en una banda atemporal y necesaria
Tan indubitables como las sobredosis de mazap¨¢n se han convertido en estas fechas las visitas madrile?as de Carlos Tarque. Puede no parecer la mejor ocasi¨®n para exhibir la chupa de cuero, pero 5.000 almas renovaron anoche su fe en el soul, el rock sure?o y el hard-rock?como ant¨ªdotos frente a la melaza. Basta escuchar Calle sin luz?para comprender la vigencia de Tarque y Ricardo Ruip¨¦rez: son aut¨¦nticos, corajudos, flam¨ªgeros y se han dotado de una banda tan abrumadora como si acabara de mudarse desde Memphis. M¨¢s a¨²n cuando inyecta el combustible adicional de los metales.
El llenazo en el Palacio de los Deportes pareci¨® una met¨¢fora del clasicismo redivivo. M-Clan es una banda resistente, pero no gratuita; una licencia atemporal y necesaria. Ese ardor de vieja escuela reconforta de pura sinceridad. La misma que destilan unas colaboraciones que buscan sumar y no solo engordar el cartel. Ariel Rot hace suya Me est¨¢s atrapando otra vez, Fortu ejerce de honrado heavy?a?ejo (Maxi ha vuelto) y El Drogas es pura agitaci¨®n con Las calles est¨¢n ardiendo. Hasta que Miguel R¨ªos record¨® con justicia a Joe Cocker: el de Sheffield habr¨ªa gozado ayer.
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