Cena con los h¨¦roes de Telemark
Cita noruega en Barcelona para asistir al estreno televisivo de la nueva serie sobre la gran haza?a de la Segunda Guerra Mundial
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
Ten¨ªa que andar con mucho ojo. Si me deten¨ªan me ser¨ªa dif¨ªcil explicar por qu¨¦ llevaba el uniforme alem¨¢n debajo del chaquet¨®n caqui. Por menos de eso hab¨ªan atado a una estaca y fusilado a varios de los hombres del comando de Otto Skorzeny capturados en la batalla de las Ardenas. Me consol¨¦ pensando en la cara que pondr¨ªan los agentes de la Guardia Urbana al descubrir que hab¨ªan pillado a un teniente de la Wehrmacht que no hab¨ªa pasado la ITV. Efectivamente, me desplazaba calle de Marina abajo en mi motocicleta ¡ªuna vieja Scoopy y no la Z¨¹ndapp KS 750 artillada que ped¨ªa a gritos la circunstancia¡ª pregunt¨¢ndome c¨®mo se me hab¨ªa ocurrido ponerme la guerrera de oficial del ej¨¦rcito del III Reich para ir a una cena. La cosa, como ver¨¢n, ten¨ªa su l¨®gica explicaci¨®n.
Interrumpi¨® mis divagaciones el carraspeo de la moto, que decidi¨® entonces pararse. Me hab¨ªa quedado sin gasolina. La empuj¨¦ heroicamente calle arriba hasta la gasolinera Galp de Almog¨¤vars adonde llegu¨¦ sudando la gota gorda. Comet¨ª el error de abrirme el chaquet¨®n al ir a pagar y observ¨¦ c¨®mo la mirada alarmada del dependiente se posaba sobre las insignias del uniforme. Deplor¨¦ haberme autoimpuesto, en un ataque de soberbia, las condecoraciones, pintoresco regalo de Navidad de mi cu?ado (unas bonitas imitaciones de la tienda Veteran Militaria). Yo hubiera querido una sobria Cruz de Hierro, pero Rogelio, m¨¢s imaginativo, hab¨ªa optado por la insignia de oro del partido ¡ªdigna de Albert Speer y fuera del alcance en realidad de un simple teniente¡ª y la a¨²n m¨¢s extravagante Cruz del 5? Regimiento de Cosacos (voluntarios en la Wehrmacht), toda esv¨¢stica y sables. El empleado de la gasolinera no me dej¨® pagar con tarjeta.
Llegu¨¦ tarde a mi cita en la Villa Ol¨ªmpica, m¨¢s a¨²n porque me perd¨ª y me resist¨ªa a preguntar, por si me enviaban al frente del Este. Arrib¨¦ al fin a casa de Bjarne y Teresa justo a tiempo para la cita con los h¨¦roes de Telemark.

Con Bjarne Nilssen y su mujer hab¨ªa visitado hace ahora un a?o la localidad noruega de Rjukan ¡ªdonde tienen un apartamento¡ª, en la regi¨®n de Telemark, para asistir al rodaje de la nueva producci¨®n televisiva, una serie, sobre una de las operaciones de comandos m¨¢s c¨¦lebres de la Segunda Guerra Mundial: el sabotaje de las instalaciones para fabricar agua pesada ¡ªelemento vital para el proyecto at¨®mico nazi¡ª en la planta hidroel¨¦ctrica vecina de Vemork. Fueron unos d¨ªas muy intensos (los de los comandos y los nuestros), en los que pasado y presente se mezclaban alborotadamente entre la nieve fresca. Fue entonces cuando, en un despiste de los utilleros de la serie, me hice con la guerrera de teniente de la Wehrmacht. Parecer¨¢ reprochable, pero peor fue invadir Noruega, y lo de Quisling ni te digo. Adem¨¢s, conseguir que un militar alem¨¢n (aunque fuera de pacotilla) pillara un resfriado podr¨ªa considerarse leg¨ªtimo esfuerzo de guerra.
Result¨® curioso estar zampando salm¨®n mientras ve¨ªas a los saboteadores en la nieve pasando un hambre de mil demonios
Bjarne y Teresa me hab¨ªan invitado a cenar para asistir a la premi¨¨re, el estreno en la televisi¨®n noruega NRK, que tienen conectada en su casa, del primer cap¨ªtulo de los seis de la serie (titulada Kampen om tungtvannet, La guerra del agua pesada), un pase que hab¨ªa provocado la natural expectaci¨®n no solo en m¨ª sino en todo el Norte (se calcula que 1.250.000 escandinavos vieron el episodio). Mis anfitriones se mostraron muy comprensivos con mi peregrina idea de ponerme la guerrera feldgrau para la ocasi¨®n. Bjarne incluso sonri¨®, pensando seguramente para sus adentros en la debacle de los destructores alemanes en Narvik. Aprovech¨¦ para pedirle que me leyera la nota en noruego que hab¨ªa encontrado enganchada con un imperdible en el uniforme: no era un mensaje de Enigma sino una indicaci¨®n para acortar las mangas.
Seguimos expectantes lo que mostraba la pantalla mientras cen¨¢bamos op¨ªparamente y Bjarne iba traduciendo el di¨¢logo del noruego al ingl¨¦s, cosa nada sencilla si adem¨¢s masticas. Teresa hab¨ªa dispuesto unas simp¨¢ticas servilletas con el mapa de Telemark impreso. ?Una velada sensacional!
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La serie, que se emitir¨¢ en Espa?a, es mucho m¨¢s realista y fiel a los hechos que la inolvidable pel¨ªcula de Hollywood Los h¨¦roes de Telemark (1965) con Kirk Douglas y Richard Harris, y se contagia de la vocaci¨®n documental (y en algunos planos de nieve de la est¨¦tica) de la otra pel¨ªcula sobre los hechos, de 1948, con el mismo t¨ªtulo que ahora toma la serie e interpretada en algunos papeles por los propios valientes que protagonizaron los hechos. La nueva serie arranca ya para ir haciendo boca con unas escenas del famoso ataque de los comandos a la f¨¢brica en la que se ve c¨®mo le rebanan el cuello a un radioperador alem¨¢n (una peque?a licencia ¡ªbien, quiz¨¢ no tanto para el radioperador¡ª, pues en realidad la acci¨®n no produjo v¨ªctimas mortales). Me fij¨¦ mucho a ver si alg¨²n oficial nazi iba sin guerrera, el pobre. A continuaci¨®n, sigue un largo flashback que nos retrotrae a Estocolmo en 1932, con Werner Heisenberg recogiendo el Premio Nobel de F¨ªsica. El primer cap¨ªtulo sigue a fondo, como uno de sus hilos argumentales, la peripecia del ambiguo cient¨ªfico, fundamental en los planes nazis para crear una bomba at¨®mica. Heisenberg lleg¨® a ser perseguido por los nazis como ¡°jud¨ªo blanco¡± (ario que actuaba como jud¨ªo, seg¨²n la Gestapo). En la serie le acusan de homosexualidad con boy scouts, seg¨²n me pareci¨® entender (llev¨¢bamos ya una botella de vino) en la traducci¨®n de Bjarne. Sin embargo, luego le recuperaron, por intercesi¨®n de Himmler (las madres de ambos eran amigas), para el proyecto de energ¨ªa nuclear que es descrito con mucho af¨¢n did¨¢ctico (en 1944 los EE UU enviaron a un agente de la OSS a matar a Heisenberg; deb¨ªa hacerlo durante una conferencia si escuchaba que los nazis hab¨ªan logrado muchos progresos con la fisi¨®n nuclear, pero el agente no dispar¨®: seguramente porque no entendi¨® nada).

Paralelamente, el cap¨ªtulo muestra los sucesos en Vemork, donde los directivos e ingenieros noruegos de Norsk Hydro se ven obligados por los ocupantes alemanes a incrementar la producci¨®n de agua pesada. Ello despierta recelos en los servicios secretos brit¨¢nicos que, alertados por el cient¨ªfico y resistente noruego Leif Tronstad deciden lanzar una operaci¨®n para acabar con la amenaza.
Me emocion¨® ver las tomas de la f¨¢brica noruega y aquellos parajes agrestes, vertiginosos y nevados, el puente, los barrancos, por los que yo hab¨ªa deambulado ebrio de emoci¨®n cruz¨¢ndome con actores y figurantes disfrazados a los que, para su estupefacci¨®n, disparaba con una metralleta imaginaria. Bjarne tambi¨¦n parec¨ªa conmovido. M¨¢s que nada porque su abuelo era el director de la f¨¢brica en aquellos tiempos (su padre era tambi¨¦n uno de los ingenieros) y no todos los d¨ªas ves a tu abuelo convertido en personaje de una serie de 75 millones de coronas sobre la Segunda Guerra Mundial. ¡°?Mira, tu abuelo, qu¨¦ guapo!¡±, salt¨® Teresa. ¡°Parte de ¨¦l¡±, zanj¨® Bjarne, que nos explic¨® que la serie ha fundido a tres personajes reales en el papel del director. Peor es lo del hijo de Tronstad, cuyo padre en la serie (el atractivo actor Espen Klouman) mantiene un affaire inventado con una inglesa de armas tomar. Eso ser¨¢ en otro cap¨ªtulo porque este, como anot¨® fr¨ªamente Bjarne, anda corto de sexo. Otra de las l¨ªneas argumentales del primer episodio fue el entrenamiento de los comandos en Escocia. Ah¨ª estaban los bravos Haugland, Poulsson y los dem¨¢s, interpretados por jovenc¨ªsimos actores con los que Bjarne y yo hab¨ªamos intimado en el rodaje metidos en nieve hasta la cintura. Yo incluso le sostuve la metralleta Thompson a Poulsson un rato mientras tomaba caf¨¦, pero dudo que hayan aprovechado la escena.

Result¨® curioso estar zampando salm¨®n ante la tele durante la secuencia en que los saboteadores lanzados en paraca¨ªdas en la salvaje planicie blanca de Hardangervidda pasan un hambre de mil demonios. ?Qu¨¦ dura es la guerra!
Al acabar el programa convinimos que hab¨ªa estado muy bien. Y que la cena hab¨ªa que repetirla. Dej¨¦ a Bjarne atendiendo llamadas de parientes que comentaban el tratamiento dado a la familia y me march¨¦ muy animado pensando que a¨²n quedan cinco cap¨ªtulos de la serie y propagando en la noche la buena nueva de que los h¨¦roes de Telemark han vuelto ?y a ver si eso no da ¨¢nimos para la cuesta de enero!
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