Vi?etas explosivas
Los asesinatos de ¡®Charlie Hebdo¡¯ son el ¨²ltimo ejemplo del uso de la violencia frente al humor. En 1905 el ¡®?Cu-Cut!¡¯ fue incendiado tras publicar una vi?eta de Junceda
Los asesinatos de los dibujantes de Charlie Hebdo son, sin duda, un terrible momento de inflexi¨®n para la historia de las vi?etas sat¨ªricas de inciertas consecuencias. Sin embargo, el tr¨¢gico suceso forma parte de un largo relato de desafecciones entre la iron¨ªa y las mentalidades reaccionarias, que en muchos casos han entendido que la ¨²nica respuesta al humor es la violencia.
Desde el siglo XVIII, el dibujo ha formado parte de una cr¨®nica m¨¢s vitri¨®lica de la hipocres¨ªa cotidiana, como demuestran los grabados de William Hogarth. La s¨¢tira dibujada llegaba al lector con una inmediatez impactante, formando parte de la historia narrada de forma indisoluble a partir del XIX. La revoluci¨®n de 1830 tuvo expresi¨®n fundamental en las vi?etas publicadas en Le Caricature y Le Chavariri, que dar¨ªan lugar a m¨²ltiples procesos que culminar¨ªan con el seguido contra Philipon por transformar en pera el rey Luis Felipe. Apenas unos a?os despu¨¦s, las vi?etas de Caran d¡¯Ache ser¨ªan una de las voces principales del antisemitismo que se desat¨® en Francia tras el llamado affaire Dreyffus, destapado por Emile Zola en su famosa carta J¡¯accuse en 1898. Sus colaboraciones en Le Figaro y, sobre todo, en publicaciones abiertamente antijud¨ªas como Pssst! eran referentes para una sociedad dividida y enfrentada.
En 1905, una vi?eta del dibujante catal¨¢n Junceda en la revista ?Cu-Cut! encender¨ªa la chispa de una violenta reacci¨®n ante la s¨¢tira. Durante los a?os anteriores, el semanario y el diario La veu de Catalunya se hab¨ªan convertido en portavoces del insurgente nacionalismo que se articulaba alrededor de la Lliga Regionalista, enfrent¨¢ndose a Lerroux y los poderes f¨¢cticos con una ¨²nica arma: el humor. Tras las elecciones de noviembre, el ¨¦xito del partido nacionalista se plasm¨® en una vi?eta del ya entonces famoso ilustrador que fue interpretada por los militares como la gota que colmaba el vaso de la provocaci¨®n. Pese a que el chiste dibujado por Junceda era mucho menos incisivo que la mayor¨ªa de los publicados antes, la reacci¨®n a su publicaci¨®n fue brutal: m¨¢s de cuatrocientos militares tomaron y destrozaron la imprenta y la redacci¨®n de Cu-Cut!, sacaron todo lo que encontraron en los locales a la calle y realizaron una gran pira.
El episodio tuvo importantes consecuencias pol¨ªticas, que terminaron en la tristemente c¨¦lebre Ley de Jurisdicciones, que dejaba los delitos contra la patria adscritos ¨²nicamente a la jurisdicci¨®n militar. La relaci¨®n del humor sat¨ªrico con el poder durante el siglo XX ha sido tensa y sometida a todo tipo de censuras. No hace falta ir muy lejos: la dictadura franquista persigui¨® pr¨¢cticamente todas las publicaciones sat¨ªricas aparecidas en Espa?a, desde la m¨ªtica La Codorniz a Hermano Lobo, Barrab¨¢s y, por supuesto, El Papus. La revista neurast¨¦nica nacida en 1973 padeci¨® multas, suspensos y secuestros por parte del Gobierno durante sus primeros a?os de vida, pero el episodio m¨¢s duro ser¨ªa el atentado perpetrado contra la redacci¨®n en 1977. La excusa fueron las cr¨ªticas vertidas en un n¨²mero contra las manifestaciones del 20-N, pero la bomba de la Triple-A, que asesin¨® a una persona y dej¨® 16 heridos, era el resultado final de una larga lista de amenazas y odios previos.
Una d¨¦cada despu¨¦s, en 1987, el humorista Naji Al-Ali, uno de los m¨¢s importantes del mundo ¨¢rabe, fue asesinado por las ¨¢cidas vi?etas que publicaba sobre las relaciones entre Oriente y Occidente en el peri¨®dico Al-Qabas.
La mecha de la violencia volver¨ªa a encenderse, por desgracia, en 2005 con la publicaci¨®n de unas caricaturas de Mahoma en el diario dan¨¦s Jyllands-Posten iniciaba un proceso de dimensiones insospechadas. Las primeras reacciones contrarias y quejas de asociaciones musulmanes locales fueron globaliz¨¢ndose como un reguero de p¨®lvora: en marzo de 2006 Al-Fatah amenaza a los daneses de Gaza y se producen todo tipo de ataques contra intereses daneses. La publicaci¨®n conjunta por varios diarios europeos de las caricaturas de Mahoma solo cambi¨® la escala y foco de la respuesta, que se extendi¨® por todo el mundo ¨¢rabe tomando como objetivo a Europa. La quema de banderas se convirti¨® en amenazas y violencia desatada, en atentados a embajadas y odio que cristaliz¨® finalmente en una fatua contra los dibujantes daneses. Los altercados y revueltas de la famosa crisis de las caricaturas tuvo una factura cruenta: m¨¢s de 100 personas murieron y los heridos se contaron por centenares.
En Francia, la revista Charlie hebdo public¨® las famosas caricaturas convirti¨¦ndose autom¨¢ticamente en objetivo de las iras integristas. Su humor mordaz nunca se arredr¨® ante las amenazas y sus p¨¢ginas siguieron publicando feroces cr¨ªticas a la pol¨ªtica y, por supuesto, a las religiones. Por desgracia, la s¨¢tira solo obtuvo la respuesta de la violencia: en noviembre de 2011, la sede de la publicaci¨®n fue atacada con un c¨®ctel molotov y, el triste 7 de enero de 2015, doce personas fueron asesinadas en la redacci¨®n de la revista, incluyendo a su director Charb y m¨ªticos colaboradores como Wolinski, Cabu, Honor¨¦ o Tignous.
La s¨¢tira, en todas sus formas, desde la m¨¢s bestia y ofensiva a la m¨¢s elegante y suave, ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad innata para incomodar. Su provocaci¨®n, que deb¨ªa ser una incitaci¨®n a la reflexi¨®n, ha tenido como respuesta todo tipo de violencia: persecuciones, censuras, secuestros, encarcelamientos e incluso asesinatos.
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