Una estafadora en la Zona Franca
El fiscal pide nueve a?os de c¨¢rcel y la devoluci¨®n de dos millones a una vecina del barrio cuyos enga?os han hecho perder la casa a m¨¢s de 30 personas
El nombre de Mar¨ªa Navarro provocaba en las asambleas contra los desahucios m¨¢s rabia que el de un banquero. Tras siete a?os oy¨¦ndolo de personas a punto de perder su hogar, medio centenar de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) inundaron el pasado lunes los pasillos de la Audiencia Provincial de Barcelona para ponerle cara. Algunos ven¨ªan desde El Vendrell, Matar¨® y Vilafranca para el juicio de esta mujer de 35 a?os a la que decenas de personas acusan de haberles dejado en la calle.
El fiscal pide para Navarro nueve a?os de c¨¢rcel y la devoluci¨®n de cerca de dos millones de euros por presuntamente haber estafado a 13 personas. Las acusaciones particulares elevan el monto a tres millones. Es lo que aseguran haber perdido los pocos demandantes que consiguieron superar la fase de instrucci¨®n. Otra treintena se qued¨® en el camino por no poder aportar pruebas o porque, tras el enga?o, se ve¨ªan incapaces de afrontar econ¨®micamente un proceso judicial.
Todos los afectados confiaron en la acusada, que ten¨ªa una inmobiliaria en el barrio Plus Ultra de la Zona Franca, donde viv¨ªa desde peque?a. La mayor¨ªa de perjudicados eran vecinos, amigos y familiares suyos. ¡°?C¨®mo iba a desconfiar de ella, si iba al colegio con mis primos y la he visto crecer!¡±, recuerda uno de ellos. Los hechos ocurrieron entre 2004 y 2007, cuando la actividad del negocio consist¨ªa en ayudar a refinanciar deudas con el piso como aval.
A Micaela Cano Fajarda, de 59 a?os, nunca se le ocurri¨® que la pareja de su sobrino le pudiera enga?ar. ¡°Mi sobrina me dijo que esa mujer me pod¨ªa ayudar a ganar algo porque ¨ªbamos mal de dinero¡±, recuerda. Navarro convenci¨® a Cano y a su marido de que pidieran un pr¨¦stamo de 30.000 euros y le dieran el importe. Ella lo invertir¨ªa en negocios que generar¨ªan beneficios. El primer y ¨²nico de estos retornos fue un cheque de 6.000 euros que no ten¨ªa fondos. La pareja no encontr¨® a qui¨¦n reclamar: tanto Navarro como su sobrino, Jos¨¦ Francisco Fern¨¢ndez ¡ªtambi¨¦n imputado¡ª desaparecieron. Los problemas de Cano acababan de empezar: se enter¨® de que el pr¨¦stamo que ella y su marido hab¨ªan firmado ascend¨ªa a 126.000 euros, deb¨ªa ser devuelto en seis meses con altos intereses y que su casa estaba registrada como aval. ¡°?C¨®mo ¨ªbamos a saberlo si ninguno de los dos sabemos leer!¡±, lamenta.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa, de 40 a?os, es primo del entonces marido de Navarro cuando le pidi¨® asesoramiento para hacer un cambio de propiedad. Acab¨® firmando el aval de una hipoteca cambiaria voluntaria y solidaria por deuda ajena. ¡°Incluso siendo abogado es complicado de entender¡±, dice su letrado, Jaime Quintana.
La hermana mayor de Garc¨ªa, Susana, tambi¨¦n cay¨® en la trampa. ¡°Navarro convenci¨® a mi hermana peque?a para que se hiciera su socia en la inmobiliaria. Nuestra madre nos pidi¨® a Jos¨¦ y a m¨ª que le aval¨¢ramos una l¨ªnea de cr¨¦dito para que ampliaran el negocio¡±, recuerda. Navarro les llev¨® a una oficina de Caixa Laietana pocos minutos antes del cierre y, con la excusa de que a la directora le corr¨ªa prisa, les hizo firmar sin que leyeran el documento. ¡°Al d¨ªa siguiente sac¨® 600.000 euros y se fug¨® con su amante. Por su culpa me desahuciaron en 2011 y tengo que okupar mi propio desde entonces¡±, denuncia Susana.
Navarro tambi¨¦n buscaba v¨ªctimas fuera de casa. Como Silvia P¨¦rez, que perdi¨® su piso en Abrera y ya no lleva la cuenta de cu¨¢nto debe. ¡°Aval¨¦ 44.000 euros a mis hermanas para que abrieran una tienda¡±, explica. Recurri¨® al anuncio de una gestor¨ªa. As¨ª conoci¨® a la acusada. La mujer joven, embarazada, con ¡°cara de buena persona¡±, les ped¨ªa a ella y a sus hermanas que depositaran avales para convencer a la financiera de que les concediera el pr¨¦stamo. ¡°Era raro, pero est¨¢bamos desesperadas y le fuimos dando lo que reclamaba¡±. Un total de 22.400 euros en cuotas. P¨¦rez se gast¨® la indemnizaci¨®n de su despido en estos pagos. Es de los pocos afectados que tiene recibos y mensajes de m¨®vil para probar que Navarro se qued¨® con su dinero, pero su denuncia no ha sido incluida en la macrocausa por motivo que ella misma desconoce: ¡°No me puedo permitir un abogado as¨ª que no me informan de nada¡±.
P¨¦rez es consciente de que no recuperar¨¢ su dinero, pero asegura que har¨¢ lo que haga falta para ver a Navarro entre rejas: ¡°Si no la encierran lo volver¨¢ a hacer¡±. Sus v¨ªctimas tendr¨¢n que esperar nueve meses m¨¢s para verla en el banquillo. Su astucia sali¨® a flote al esperar al d¨ªa del juicio para solicitar un cambio de abogado. La jueza se vio obligada a suspenderlo hasta la siguiente fecha disponible: finales de octubre.
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