V?nsk? y la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia firman un gran Sibelius

El Palacio de la ?pera de A Coru?a acogi¨® el pasado viernes el decimocuarto concierto de abono de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia que, dirigida por Osmo V?nsk? y acompa?ando a Truls M?rk, ha interpretado en la primera parte del concierto la Sinfon¨ªa n? 4 en la menor, op. 63 de Sibelius para finalizar, en la segunda, con el Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, op. 104 de Dvo?¨¢k. V?nsk? sub¨ªa al podio de la OSG tras su ausencia en los conciertos de clausura de la pasada temporada (16 y 17 de mayo de 2014), cuando se vio obligado a cancelar a causa de su compromiso irrenunciable al frente de Orquesta de Minnesota, tras largos meses de falta de actividad de esta orquesta estadounidense por problemas econ¨®micos.

La versi¨®n de la Sinfon¨ªa n? 4 de Sibelius por parte de V?nsk? y la Sinf¨®nica mostr¨® todo el variado caudal de sensaciones y sentimientos que contiene la obra. As¨ª, la feroz oscuridad inicial, expresada con una descarnada aspereza por la secci¨®n de contrabajos, se vio hendida por la esperanzadora y creciente emotividad de los solos de violonchelo de Ruslana Prokopenko y la progresiva luminosidad de las secciones de trompas y de cuerdas.

Sobre la mayor animaci¨®n del segundo movimiento, Allegro molto vivace, surgieron pinceladas de inquietud en los di¨¢logos entre cuerdas y vientos y la luz del oboe de Cassey Hill. En el tercero, Tempo largo, destacaron los solos de flauta de Mar¨ªa Jos¨¦ Ortu?o, los de clarinete de Juan Ferrer y, por su adecuado color y car¨¢cter, la oscuridad del fagot de Steve Harriswangler. La redondez de los metales en el Allegro final, su contraste con nuevos solos de Prokopenko y de la viola de Francisco Regozo, el empaste de las cuerdas y el preciso toque de color de la percusi¨®n, completaron la sentida versi¨®n de la obra de Sibelius por su compatriota Osmo V?nsk?.

El Concierto para violonchelo de Dvo?¨¢k es una obra de car¨¢cter marcadamente sinf¨®nico, muy alejada por tanto de conciertos instrumentales en los que el protagonismo casi absoluto corresponde al instrumento solista, bien como di¨¢logo o como oposici¨®n con la orquesta. La relaci¨®n entre el chelo de Truls M?rk y la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia dirigida por V?nsk? fue una excelente muestra de este car¨¢cter de la obra, con sucesi¨®n de momentos de protagonismo del solista con otros de absoluta integraci¨®n en la orquesta, como en los arpegios en que el instrumento solista acompa?a al canto de los solistas de viento-madera en el segundo movimiento, Adagio ma non troppo.

La versi¨®n del Concierto para violonchelo de Dvo?¨¢k que se escuch¨® el viernes en el Palacio de la ?pera de A Coru?a fue as¨ª mucho m¨¢s que una serie de bellas melod¨ªas acompa?adas por una brillante orquestaci¨®n. El clarinete de Ferrer, el canto de las violas y el toque de luz de la trompa de Jos¨¦ Segorb crearon el clima sonoro id¨®neo para la aparici¨®n del chelo de M?rk. El violonchelista noruego mostr¨® una t¨¦cnica sobresaliente siempre al servicio de la partitura, grandeza y delicadeza de expresi¨®n, y empleo muy sensible y el¨¢stico de los tempi en sus solos. La soberbia versi¨®n conjunta con V?nsk? y la Sinf¨®nica provoc¨® la muy c¨¢lida y justa ovaci¨®n final del p¨²blico.