Los pacientes con trastornos mentales plantan cara a su estigma
El colectivo Obertament lanza una campa?a contra la discriminaci¨®n de los afectados
Agresivos, incapaces de trabajar o, simplemente, raros, son algunos de los adjetivos que acompa?an al imaginario colectivo cuando se habla de personas que padecen un trastorno mental. Pese a las campa?as de sensibilizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os para desarmar esos estigmas, los afectados y colectivos m¨¦dicos avisan que los trastornos mentales siguen siendo un tab¨². De hecho, los ¨²ltimos datos de la Encuesta de Salud de Catalu?a (ESCA) revelan que el 16% de los catalanes no estar¨ªa dispuesto a vivir con una persona con esa dolencia y el 31% no sabe si trabajar¨ªa con ellas.
Las personas con esta enfermedad afrontan una doble lucha: contra su enfermedad y contra los prejuicios, infundados pero arraigados, que los rodean. ¡°Tener el control de su enfermedad es lo m¨¢s importante y el estigma lo dificulta. Y se pueden tener dificultades para asumir la dolencia si un paciente se siente rechazado o ve prejuicios¡±, alerta el presidente de la Sociedad Catalana de Psiquiatr¨ªa de la Academia de Ciencias M¨¦dicas, el doctor Jordi Blanch. Para combatir el estigma, la plataforma Obertament ¡ªformada por actores del sector de la salud mental¡ª ha lanzado una campa?a contra la discriminaci¨®n. Bajo el lema No hagas como si nada: da la cara, Obertament invita a encarar los prejuicios contra unas dolencias m¨¢s comunes de lo que se cree. Salud estima que una cuarta parte de los catalanes de m¨¢s de 18 a?os presentar¨¢ un trastorno mental a lo largo de su vida.
Y es que las enfermedades mentales no son siempre visibles o discapacitantes, dice el vicepresidente de Obertament, Xavier Trabado. La mayor¨ªa de casos pueden ser problemas leves o de mediana gravedad. El mayor n¨²mero de las consultas son por ansiedad o depresi¨®n, que a la larga y si no se tratan pueden derivar en trastornos m¨¢s graves. ¡°Ahora la gente consulta m¨¢s¡±, apunta el tambi¨¦n presidente de la Federaci¨®n de Salud Mental de Catalu?a. Sin embargo, las personas tardan entre cinco y siete a?os en pedir ayuda. El imaginario, a?ade Trabado, se ve a¨²n lastrado por la idea del manicomio: ¡°Un estudio revelaba que en el 85% de las pel¨ªculas de Disney aparece un personaje loco y malo¡±.
Un estudio revela que el 18% de la poblaci¨®n cree que son peligrosos
Pese a que un informe de la Universidad Complutense se?ala que el 18% de la poblaci¨®n considera que las personas con estas enfermedades son agresivas, expertos y afectados niegan la mayor. Ni violentos ni imprevisibles, ni mucho menos incapaces de trabajar o de asumir responsabilidades. Un ejemplo son dos j¨®venes, Rosa del Hoyo e Isard Vila, que abanderan la campa?a. ¡°Para empezar, en los medios es mejor hablar de personas con un trastorno mental que de enfermos mentales", aconseja Isard, de equipo Alerta Estigma de Obertament. Aparte de sus clases de teatro y baile y de colaborar en Radio Nicosia ¡ªla primera radio espa?ola gestionada por personas con esta dolencia¡ª, el joven, que padece esquizofrenia, revisa los mensajes que env¨ªan los medios y pueden resultar estigmatizantes.
Las cifras
- Los datos de la Encuesta de Salud de Catalu?a (ESCA) revela que el 16% de los catalanes no estar¨ªa dispuesto a vivir con una persona con trastornos mentales.
- El 31% no sabe si trabajar¨ªa con ellas.
- Un informe de la Universidad Complutense de Madrid arroja que el 18% de la poblaci¨®n padecer¨¢ a lo largo de su vida un trastorno mental.
¡°Es una campa?a interesante. No est¨¢ institucionalizada ni paternalizada y nos incluye¡±, se?ala Rosa. La joven, con s¨ªndrome de Asperger ¡ªtrastorno severo del desarrollo donde se tienen dificultades para la comunicaci¨®n e interacci¨®n social¡ª, reconoce que hubo mucha ¡°confusi¨®n¡± entre ella y los profesionales antes de ser diagnosticada y que sufri¨® acoso en el colegio por algunas compa?eras que la ve¨ªan ¡°diferente¡±. ¡°Cuando alguien se topa con alguien con este tipo de trastornos sufre un tumulto emocional. Muchos actos discriminatorios parten de un sentimiento de culpa. Se sienten superiores y como no quieren pensar en ello, se cierran y no quieren saber nada¡±, cuenta. En momentos de confusi¨®n y para ¡°organizar las ideas¡±, Rosa empez¨® a escribir un diario a un ¡°lector ideal¡± sensible a su caso. Ese diario se ha convertido en un libro (Mente, encu¨¦ntrame. Dos meses y medio en la vida de un autista). Lo que m¨¢s le molesta es que la traten ¡°como una ni?a peque?a¡±. ¡°Y no lo soy. La etiqueta de persona con una enfermedad mental ni quita ni pone nada. Solo expresar la realidad¡±.
Rosa e Isard sienten el apoyo y el inter¨¦s de las instituciones pero admiten que la manera de hacer las cosas ¡°no pasa por regular algo que no se puede¡±, sino por hacer sentir su voz. ¡°Tienen que escucharnos¡±, apunta Rosa. Cristina Molina, directora del Plan de Salud Mental y Adicciones de Salud, comparte esa visi¨®n: ¡°Nos tenemos que poner a su disposici¨®n. La Administraci¨®n no puede ser tan paternalista. Debemos ayudarlos y acompa?arlos pero el liderazgo es suyo, que saben c¨®mo se sienten y c¨®mo lo viven¡±.
Las claves para combatir el estigma son, seg¨²n Obertament, escuchar, hablar sin tab¨²s y relacionarse con los afectados. Hacer p¨²blico el problema y lograr que familiares, amigos y los afectados den la cara es un gran reto para el sector. ¡°A diferencia de otras causas, es dif¨ªcil dar con un famoso que de visibilidad a su enfermedad¡±, explica Trabado. Queda mucho camino por recorrer en el ¨¢mbito sanitario, en la inserci¨®n laboral, en apoyo escolar y en servicios sociales. ¡°Estas campa?as son necesarias pero se tiene que dar un cambio social y de paradigma, que no es de un d¨ªa para otro¡±, avisa Molina. ¡°A diferencia de otras reivindicaciones sanitarias, la sociedad no se ha organizado para pelear por sus derechos en salud mental¡±, zanja Trabado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.