¡®Casting¡¯ para chiquilicuatres
La modernidad pol¨ªtica se caracteriza por una ignorancia osada. Demasiados imberbes dan lecciones inauditas
Vamos a tener que cubrir 60.000 puestos en toda Espa?a. ?De d¨®nde sacamos la gente?¡±, dijo Alfonso Guerra. Acababa 1982. La victoria del PSOE, un partido sin apenas presencia en el antifranquismo, fue toda una novedad. Signific¨® la construcci¨®n ex novo del partido que hoy ve peligrar su supervivencia. Tambi¨¦n la UCD de Su¨¢rez ¡ªy no digamos CDC de Pujol, aunque en este caso el lobby se confund¨ªa con el partido¡ª hab¨ªa sido una improvisaci¨®n. Asimismo los tumbos del Partido Popular explican lo experimentales que son los espa?oles montando partidos. Solo el Partido Comunista y el PSUC permanec¨ªan cl¨¢sicos: ambos est¨¢n hoy diluidos, minimizados. La UDC de Dur¨¢n Lleida es un caso raro de aguante mientras se derrumba el castillo de naipes de los partidos cl¨¢sicos.
As¨ª que Podemos, saludado hoy con pomposidad, no es ninguna novedad. En cambio, s¨ª lo es la ANC: partido pol¨ªtico camuflado en agencia proveedora de fans, hooligans y supporters, adem¨¢s de candidatos a bur¨®cratas. Suministra aspirantes adiestrados a ser nuestra casta. Si la ANC quiso ser la Assemblea de Catalunya se transform¨® en lo contrario: ser (partido) sin ser (lo). Es el partido que se autoniega: se apoya as¨ª en el valor del autoenga?o. Puro producto del oasis pujoliano.
La modernidad pol¨ªtica tiene esta caracter¨ªstica: una ignorancia osada. Y de qu¨¦ manera. Ver la cara estupefacta de Lali Vintr¨® (catedr¨¢tica de Griego y s¨®lida trayectoria pol¨ªtica en la izquierda) cuando esos ide¨®logos pr¨ºt-¨¤-porter intentaban convencerla de los fundamentos pol¨ªticos del ¡°derecho a decidir¡± y de lo f¨¢cil que es construir ¡°estructuras de Estado¡± fue un espect¨¢culo (8TV, 8/al d¨ªa). Quienes conocemos a Vintr¨® y su sabia retranca la ve¨ªamos atender, at¨®nita, a esos ide¨®logos modernos que cre¨ªan ilustrarla en valores que ella ignoraba. Nada peor en pol¨ªtica que descubrir la p¨®lvora y explicarla a quien sabe mucho m¨¢s que t¨².
Hoy demasiados imberbes dan lecciones inauditas: a Jordi Pujol lo llaman ¡°perseguido pol¨ªtico¡± (el caso puede llegar a la ONU cualquier d¨ªa). Y demasiadas j¨®venes se apuntan a la creencia de Isabel Preysler: ¡°La mujer est¨¢ hecha para ser esclava de su imagen¡±. ?Bien chicos! Tanta inteligencia moderna nos estremece (a diplodocus como yo misma) todos los d¨ªas. Si pensamos que el saber pod¨ªa acumularse nos equivocamos de medio a medio.
Se descubri¨® as¨ª que los partidos son una m¨¢quina expedidora de trabajos y premios que pagamos todos
Los 60.000 puestos de Alfonso Guerra se cubrieron a velocidad del rayo. Se descubri¨® as¨ª que los partidos son una m¨¢quina expedidora de trabajos y premios que pagamos todos. El desprestigio de los partidos proviene tambi¨¦n de esa masa de cargos y carguitos que rodean toda competici¨®n electoral. ?A qui¨¦n metes en tu casa cuando deben entrar 60.000? ?Controlan los partidos a toda esa gente? Vaya casting el que se prepara en este a?o electoral.
Las elecciones mueven elites dirigentes, pero tambi¨¦n una nube de adl¨¢teres y patrocinados que acaban manejando el cotarro perfectamente impunes. Son ellos los que se comen el chollo: verbigracia los ERE andaluces. Qu¨¦ bochorno. Los segundos y los terceros niveles en caso G¨¹rtel son notables, y ?qu¨¦ me dicen de Bankia y su legi¨®n de consejeros black? Lo mismo en la trama Pujol: en ella han aparecido ya personajes grises que han perdido la memoria, la voz y, desde luego, la dignidad. El abanico de grupos clientelares es amplio y tiene aspecto de mafias y de sectas. En todos los casos sus protagonistas han visto demasiadas pel¨ªculas: el estilo de los conchabados se confunde con el que vemos en los folletos de propaganda de marcas de moda. Todo encaja.
El look Beckham, o el estilo Messi, adem¨¢s de la imitaci¨®n de Clooney, Ben Affleck o Kevin Spacey han llegado al vecino de enfrente. Y ese conciudadano ya forma parte de los cerca de mil imputados por corrupci¨®n en Espa?a. Mientras, las amigas de nuestra hija y amigas de sus amigas se apuntan al look lady Gaga. Pero el caso de las mujeres es muy distinto: en las listas de nuestros cientos de imputados apenas hay mujeres. ?No hay mujeres corruptas? Dios nos libre: claro que las hay, pero son menos (y las que hay son muy malas, mal¨ªsimas). Las mujeres miramos lo que pasa y, desde luego, (salvo excepciones) no lo sabemos todo sobre Grecia como los ide¨®logos modernos.
Las mujeres vemos cosas que suelen ser ¨²tiles en ¨¦pocas electorales. Por ejemplo, el desastre de los grandes nombres. Nada ser¨¢ igual tras la deconstrucci¨®n de Rodrigo Rato, Luis B¨¢rcenas o Jordi Pujol (por cierto, ?cu¨¢nto nos cuesta hacer justicia?). Hemos visto como pinchaban estos y otros globos: inolvidable. Sucede que estos sucesos tienen efectos colaterales en todas direcciones: desde Aznar L¨®pez, hasta Rajoy Brey, pasando por Mas Gavarr¨® y todas las biblias que la masa de sus seguidores puso en circulaci¨®n. La deconstrucci¨®n de los grandes da paso a sucesores varios. Y esos sucesores deber¨ªan aprender la lecci¨®n, la tienen bien a mano. Lo contrario es seguir creando chiquilicuatres, zascandiles, chisgarab¨ªs y mequetrefes.
Margarita Rivi¨¨re es periodista
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