Vuelve el azul obrero
La moda es un espejo turbio y remite a la muerte, a lo que pasa de moda y, tambi¨¦n, a mundos desaparecidos
Me digo que necesito un poco de aire, que tantas cosas son tremendas, que incluso una gripilla intestinal me ir¨ªa bien para quedar completamente baldada, descansar y evitar ver por la tele a la familia Pujol rindiendo (es un decir) cuentas ante la comisi¨®n del Parlament, y me voy al remate final de rebajas. Al volver, el glorioso Jordi Pujol Ferrusola a¨²n est¨¢ detallando la lista de sus coches, y las motos, y como son m¨¢s de las nueve de la noche y la comisi¨®n debe terminar, la sesi¨®n se cierra en un plis-pl¨¢s, sin ning¨²n miramiento lit¨²rgico parlamentario, una conclusi¨®n que hace exclamar a J¨²nior en voz baja pero audible para la c¨¢mara: ¡°Qu¨¦ final m¨¢s caca¡¡±.
Veo que David Fern¨¢ndez, presidente de la comisi¨®n, se arregl¨® para la fastuosa sesi¨®n. Vest¨ªa camiseta, claro, es su estilo, una camiseta de un blanco resplandeciente con un lema delantero: Allende y sus gafas. Ese blanco dice mucho de este excelente parlamentario, un pol¨ªtico de quien lamento que, por discutibles opciones de su grupo, la CUP, no repita en la pr¨®xima legislatura, su formaci¨®n es purista, como el blanco de su camiseta, y cree que los diputados no deben repetir. Yo me lo repensar¨ªa.
Como les dec¨ªa, me fui de rebajas. En el remate de saldos encuentras cosas interesantes a precios reventados y, adem¨¢s, puedes ver c¨®mo viene la nueva temporada, los colores que el comercio destina, a finales de febrero, para la primavera y el verano. Estoy en condiciones de decir, al igual que algunos de ustedes habr¨¢n observado, que el color que viene es el azul obrero. Nada del azul azafata, ni el azul noche, el a?il, el ¨ªndigo ni el azulete ni los diferentes tonos del azul tejano. Vuelve el azul obrero. El azul de los monos de los metal¨²rgicos y de los mec¨¢nicos. No creo que tenga relaci¨®n con los muchos mec¨¢nicos que J¨²nior necesita para su parque m¨®vil, la tendencia es global. Vuelve el azul obrero por todas partes.
Hace d¨ªas que me lo parece, por aquello de ir mirando escaparates y revistas que van cambiando la fisonom¨ªa de los saldos de invierno por las tentaciones del buen tiempo, pero es que, adem¨¢s, el otro d¨ªa me pas¨¦ por la librer¨ªa Laie, donde los periodistas culturales otorgaban el primer premio Rese?a al editor Herralde y ?qu¨¦ vi? A su socia, la siempre elegante, discreta y una de las mujeres (incluyo a los hombres) que mejor conoce el comercio literario, que fue la fundadora y librera de la m¨ªtica Leteradura, Lali Gubern, cubierta con un impecable abrigo¡ color azul obrero.
El primer moderno, el poeta Baudelaire, se oli¨® que la moda es expresi¨®n de la muerte, puesto que todo lo que se pone de moda est¨¢ destinado a pasar de moda
Vuelve el azul obrero. ?Qu¨¦ pu?etas querr¨¢ decir? La moda es uno de nuestros espejos, bastante turbio. El primer moderno, el poeta Baudelaire, se oli¨® que la moda es expresi¨®n de la muerte, puesto que todo lo que se pone de moda est¨¢ destinado a pasar de moda. Pero, mire, joven, hay cosas que no son s¨®lo moda sino que han llegado a la indumentaria para quedarse. Los pantalones de mujer, las mangas hiperlargas, los leggins, las camisetas de hombre en lugar de camisas, y tantas piezas. ?Quedar¨¢ el azul obrero? ?O ser¨¢ la expresi¨®n de la muerte de su mismo concepto? Y, si es as¨ª, si est¨¢ destinado a morir en la inmediata pr¨®xima temporada-oto?o-invierno, ?es que vuelve ahora como tendencia nost¨¢lgica de aquel mundo obrero desaparecido?
No han desaparecido los mec¨¢nicos ni sus monos, no hablo de eso. Tampoco se han volatilizado los obreros, ni las obreras. Lo que ha desaparecido es el mundo obrero del siglo pasado, en particular el de la segunda mitad, que tantas cosas mejor¨® de la vida y las condiciones de trabajo precedentes, con su aristocracia obrera (la conoc¨ª, doy fe, existi¨®) y su sentido no solo de clase, que por supuesto, sino sobre todo su sentido de oficio, el orgullo obrero de saber hacer cosas, hacerlas bien y cobrarlas bien a medida que el trabajo lo val¨ªa y el tiempo otorgaba categor¨ªa al contrato. ?Es esta nostalgia lo que hace volver el azul obrero a los vestidos de la nueva temporada?
Cualquier cosa me parece bien si recuerda que nos estamos cargando las mejoras arduamente conseguidas por la vieja clase obrera. Mejoras que nos han beneficiado a todos, en la sanidad como en la educaci¨®n, las vacaciones pagadas y las pensiones, fu¨¦ramos obreros o no. La clase media tambi¨¦n, tambi¨¦n se benefici¨®. Mejoras que, precisamente por serlo, cambiaron no s¨®lo la econom¨ªa dom¨¦stica sino las formas de vida, los costumbres ancestrales que ligaban los hijos a sus padres como una propiedad.
Cualquier cosa me parece bien si de alguna manera recuerda que el mundo del trabajo de ahora es espantoso. El paro disparado por muchos a?os, y al parecer nos resignamos. La cultura del oficio, demasiado destruida. Y estas cifras: 5,7 millones de conciudadanos cobran unos 645 euros al mes, dar¨ªan una pierna por ser mileuristas. Un 19% de diferencia salarial entre hombre y mujer. Un 16% de los asalariados trabajan a tiempo parcial, sin saber qu¨¦ horario ni qu¨¦ turno har¨¢n ma?ana, seis d¨ªas por semana.
Bien por el azul obrero. Es un color que da luz.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.