No todas las comparaciones son odiosas
Estad¨ªsticas, como las que publica 'Alternativas Econ¨®micas', ponen de relieve que la crisis no es solo culpa de los pa¨ªses que m¨¢s la sufren
?Es muy grande un carguero con 399 metros de eslora? As¨ª, de entrada, es dif¨ªcil calibrarlo si uno no es experto en la materia. Si pensamos que es casi el equivalente de la extensi¨®n que ocupar¨ªan cuatro campos de f¨²tbol, entonces uno empieza a hacerse a la idea de que, efectivamente, se trata de un buque de considerables dimensiones. Tan considerables que los cronistas locales nos han hecho saber que el MSC London, con 399 metros de eslora, 54 de manga, 29,9 metros de puntal y capaz de transportar 16.600 contenedores, es el buque m¨¢s grande que ha atracado jam¨¢s en el puerto de Barcelona, aunque no es el m¨¢s grande del mundo. Lleg¨® el martes 10 de febrero a ¨²ltima hora de la tarde y zarp¨® unas pocas horas m¨¢s tarde.
Pero, por muchas medidas que nos den, no nos hacemos una idea verdaderamente cabal de su tama?o hasta que no vemos una imagen que nos permite comparar el MSC London con otro objeto. Un coche, por ejemplo. O una gr¨²a. Algo parecido pasa cuando nos explican el origen de la crisis financiera y por qu¨¦ ha afectado de forma tan brutal a pa¨ªses como Espa?a o Grecia. Obviamente, todos tenemos una idea del impacto de la crisis y sabemos que la banca, los gobiernos, o las pol¨ªticas de ajuste recetadas por Berl¨ªn a trav¨¦s de Bruselas, tienen mucho que ver con ella. Pero nos faltan elementos comparativos para darnos cuenta de lo que realmente ha pasado y por qu¨¦ ha pasado.
Por eso es tan ¨²til el ejercicio llevado a cabo por la revista Alternativas Econ¨®micas, que ha publicado recientemente una edici¨®n especial para explicar la crisis de forma que la gente lo entienda: a trav¨¦s de 83 gr¨¢ficos. Dise?ados por Andrea Bosch y acompa?ados de breves textos explicativos de Andreu Miss¨¦, los gr¨¢ficos invitan al lector a hacerse una idea de las razones y efectos de la crisis con mucha m¨¢s facilidad que cavilando si 65.000 millones de euros en ayudas p¨²blicas es o no es mucho dinero. Gr¨¢ficos que permiten ver c¨®mo la deuda p¨²blica espa?ola ha ido sustituyendo a la deuda privada, verdadera causante de la crisis. O c¨®mo, a pesar de que Espa?a es el pa¨ªs con m¨¢s parados de la Uni¨®n Europea, el dinero que destina a subsidiarles est¨¢ justo en la media de Europa en t¨¦rminos de porcentaje sobre el PIB nacional y no muy por encima como parecer¨ªa l¨®gico.
El estudio arranca con la crisis bancaria y contin¨²a con el colapso del cr¨¦dito, los efectos en la deuda y las cuentas p¨²blicas en general, las pol¨ªticas de austeridad, las consecuencias sociales de la crisis, la explosi¨®n de pobreza y desigualdad y los interrogantes del futuro.
La lectura de esos gr¨¢ficos no deja de poner en evidencia que no es tan dif¨ªcil desmontar algunos mitos que se han consagrado en esta crisis, como el que retrata a un Norte de Europa austero y trabajador que se ha visto forzado a acudir al rescate de un Sur irresponsable y perezoso. Basta consultar los gr¨¢ficos 2 y 3 para comprender que tanto la banca alemana como la francesa son tambi¨¦n culpables porque fueron ellos quienes proporcionaron a la banca espa?ola el dinero que acab¨® inflando la burbuja inmobiliaria. Y lo hicieron porque les era m¨¢s rentable que prestar ese mismo dinero en sus propios pa¨ªses. Otro gr¨¢fico, el n¨²mero 7, pone de relieve los efectos perversos que lleg¨® a tener el ahorro alem¨¢n.
Tambi¨¦n se reflejan las irresponsabilidades espa?olas, como la de permitir un crecimiento del cr¨¦dito absurdamente desmesurado entre 1997 y 2007 (gr¨¢fico 5). O c¨®mo es la deuda del sector financiero, no la del sector p¨²blico, lo que desequilibra las finanzas espa?olas (11). O c¨®mo esa deuda privada se convierte en deuda p¨²blica (16, 31), lo que a su vez ha sido utilizado para justificar la necesidad de pol¨ªticas de austeridad precisamente para equilibrar las cuentas p¨²blicas. Y as¨ª hasta el ¨²ltimo gr¨¢fico, acompa?ado siempre de explicaciones que lo sit¨²an en contexto.
Las estad¨ªsticas, por definici¨®n, siempre se pueden manipular al gusto del consumidor, que busca en ellas un apoyo a sus argumentos. Pero el caudal de informaci¨®n del extra de Alternativas Econ¨®micas es tan abrumador que se convierte en un alegato irrefutable sobre las responsabilidades del sector financiero privado o del ambiguo papel jugado por Alemania. ?C¨®mo se explica, si no, el gr¨¢fico 34, llamativo porque pone de relieve que Alemania pag¨® menos por los intereses de su deuda en 2012 de lo que hab¨ªa pagado en 2006 a pesar de que esta hab¨ªa crecido un 50% en esos seis a?os.
Los gr¨¢ficos son tambi¨¦n ¨²tiles para ver c¨®mo los pa¨ªses que han sufrido m¨¢s austeridad tienden a ser los que menos crecen (36) y los que tienen m¨¢s deuda p¨²blica (40).
La estad¨ªstica y el grafismo podr¨ªan ser de gran ayuda en otras ¨¢reas. Una de ellas es el an¨¢lisis de las cuentas de la UE. Ser¨ªa curioso, por ejemplo, saber cu¨¢nto dinero retorna a los pa¨ªses que m¨¢s se quejan de sus aportaciones al presupuesto comunitario, pero no solo en t¨¦rminos comerciales puramente de mercado, sino en forma de contratos de sus empresas privadas para construir las infraestructuras financiadas con los fondos estructurales europeos. O estudios serios, paneuropeos, independientes, sobre los efectos econ¨®micos de la inmigraci¨®n en cada Estado miembro. O sobre el mito del turismo social, ese que sostiene que los ciudadanos de los socios m¨¢s pobres abusan de las ayudas sociales de los pa¨ªses m¨¢s ricos. Europa necesita m¨¢s datos y menos populismo. Porque no todas las comparaciones son odiosas.
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