CiU prepara la desconexi¨®n
Ante el fracaso de su pol¨ªtica, a Mas no le queda m¨¢s remedio que rectificar sin decirlo y volver a la centralidad pol¨ªtica
Artur Mas habla de desconectarse del Estado. Sin embargo, todo hace sospechar que de quien se est¨¢ desconectando realmente es de sus inc¨®modos aliados de los ¨²ltimos tiempos: de ERC y su entorno, de IC y hasta de la CUP, tan surrealista ha sido la pol¨ªtica de alianzas de CiU por culpa del famoso derecho a decidir y de la dichosa independencia. Pero en alg¨²n momento deb¨ªa cortar por lo sano y ese momento ha llegado. Que el momento haya llegado no quiere decir que esta desconexi¨®n sea abrupta: ahora simplemente se inicia una escenificaci¨®n cuyo significado no se aclarar¨¢ del todo hasta despu¨¦s de las elecciones de septiembre. Entonces, tras conocerse los resultados, Mas intentar¨¢ recuperar lo que nunca debi¨® perder: estar en la centralidad de la pol¨ªtica catalana. El giro no ser¨¢ f¨¢cil y nadie pueda predecir con seguridad el resultado final.
Para dar este giro la composici¨®n de lugar que se han hecho en Converg¨¨ncia es la siguiente: a finales de 2010 est¨¢bamos muy bien situados tras la desastrosa gesti¨®n del Gobierno tripartito, aquel guirigay contradictorio y desconcertante. Obtuvimos un buen resultado electoral: 62 diputados, a s¨®lo seis de la mayor¨ªa absoluta. Pero no lo suficientemente bueno como para gobernar en solitario. Necesit¨¢bamos el apoyo de ERC, un aliado molesto para un Gobierno que hab¨ªa prometido pol¨ªticas econ¨®micas liberales y que pretend¨ªa ser no intervencionista, bussines friendly, amigo de las empresas y de los negocios.
?Qu¨¦ hacer? Ir arrebatando a ERC terreno electoral siendo m¨¢s nacionalistas que ellos. Dispon¨ªamos de una propuesta: el concierto econ¨®mico a la vasca, algo que sab¨ªamos que no pod¨ªa prosperar por razones econ¨®micas y constitucionales pero que nos permitir¨ªa mantener viva la llama nacionalista los cuatro a?os de legislatura con el arma habitual: el victimismo frente a Madrid, concretado en el cuento de las balanzas fiscales que conduc¨ªa a la idea de que el concierto econ¨®mico era imprescindible. Pero ello no fue as¨ª. Desde la misma direcci¨®n de CDC, los j¨®venes leones, con Oriol Pujol y Homs a la cabeza, fueron encamin¨¢ndose hacia la petici¨®n inmediata de independencia, al igual que ERC. Ello coincidi¨® con un Gobierno del PP en Madrid y un importante repunte de la profunda crisis econ¨®mica: Espa?a estaba d¨¦bil.
Fue entonces cuando CiU dio la orden a sus seguidores de participar masivamente en la manifestaci¨®n del 11 de septiembre. Un ¨¦xito. Pero lo que primero pareci¨® un triunfo, con el tiempo pas¨® a ser la gran pesadilla de CiU. Al confundir una manifestaci¨®n con una mayor¨ªa absoluta, Artur Mas dio el resbal¨®n de no seguir negociando con Rajoy un nuevo sistema de financiaci¨®n ¡ªo concierto o nada, le dijo¡ª y, tras disolver el Parlamento, convoc¨® elecciones. El resultado fue catastr¨®fico: CiU pas¨® de 62 diputados a 50, el peor resultado de su historia desde 1984. Pero sucedi¨® algo peor: habiendo dejado de lado el concierto s¨®lo les quedaba la salida de la independencia, disfrazada de derecho a decidir, una ratonera en la que est¨¢n todav¨ªa encerrados y de la que ahora intentan salir.
Fue entonces cuando CiU dio la orden a sus seguidores de participar masivamente en la manifestaci¨®n del 11 de septiembre. Un ¨¦xito
En los dos ¨²ltimos a?os, Mas y los suyos han visto c¨®mo se alejaban de buena parte de sus bases m¨¢s conservadoras y menos nacionalistas. Los sondeos les dan unos 30 diputados. ?Cu¨¢l es la causa? Su opci¨®n independentista: los partidarios prefieren a ERC, los contrarios derivan su voto a otros partidos o a la abstenci¨®n. Se impone rectificar, volver a la autonom¨ªa sin decirlo abiertamente, recuperar la ambig¨¹edad. Ya ha habido varios s¨ªntomas: el dictamen del Consejo de Garant¨ªas tumbando las estructuras de Estado, algunas insinuaciones de escribanos adictos en recientes art¨ªculos. Pero el ¨²ltimo informe de Josep Rull ante la ejecutiva del partido ha resultado clarificador. En s¨ªntesis, Rull ha dado a entender lo siguiente: nosotros somos, hemos sido y seguiremos siendo nacionalistas catalanes, esta es nuestra principal se?a de identidad. Como nacionalistas optamos durante muchos a?os por la autonom¨ªa, cre¨ªamos que era lo mejor para Catalu?a, como as¨ª fue. Pero en un momento dado, al ver que Espa?a no atend¨ªa nuestras razones, optamos por la independencia y a¨²n estamos en esta posici¨®n. Ahora bien, para perseverar en este camino necesitamos el apoyo de una amplia mayor¨ªa de catalanes, m¨¢s amplia que la mayor¨ªa absoluta.
Si esta s¨®lida mayor¨ªa no se consigue en las elecciones de septiembre deberemos replantearnos el camino emprendido y, en su caso, intentar de nuevo un encaje en Espa?a menos traum¨¢tico que la independencia. Nosotros no cambiamos: seguimos siendo nacionalistas. Abandonar la independencia para volver a la autonom¨ªa es mera t¨¢ctica. Al fin y al cabo, autonom¨ªa o independencia son elementos instrumentales para aquello que es substancial: el mejor servicio a Catalu?a.
Si muchos se creen este discurso, CiU volver¨¢ a ocupar su lugar central de antes, desconectado de ERC y su mundo. En cambio, si la desconfianza en CiU se consolida y sus antiguos votantes le abandonan, un partido que hasta ahora ha hecho historia, pasar¨¢ a ser historia.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional
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