Un derribo inapelable

A primera vista nada hace presagiar que el bloque tenga los d¨ªas contados. La hierba del jard¨ªn est¨¢ cortada y peinada. La alfombra verde aparenta recibir un minucioso cuidado como el agua de la piscina, cristalina y sin bichos ni hojas, pulcritud nada f¨¢cil en una tierra ventosa como el Montsi¨¤.

Las apariencias enga?an. El carpetazo del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC) al caso Turov de la urbanizaci¨®n Serramar en Alcanar ordena el derribo de 32 apartamentos construidos bajo una licencia urban¨ªstica contraria a la ley. Es el principio del fin de un asunto que colea desde hace 12 a?os. Para disipar titubeos, la sentencia concluye indicando que el veredicto no es ¡°susceptible de recursos¡±.

En dos meses habr¨ªa que derribar el bloque, pero en Alcanar no son pocos los que dudan de que se act¨²e con presteza. ¡°Todav¨ªa ser¨¢ lento. Falta un informe t¨¦cnico para decidir c¨®mo lo tumbamos, luego habr¨¢ que aprobar la partida presupuestaria y, por ¨²ltimo, un concurso p¨²blico para adjudicar los trabajos¡±. Manel Mart¨ª, concejal de Urbanismo, advierte de que cumplir la sentencia ¡°ser¨¢ complicado. Se ha optado por la soluci¨®n m¨¢s traum¨¢tica. Si alg¨²n vecino no se quiere ir tendr¨¢n que mandar a los Mossos d¡¯Esquadra¡±.

Ver¨®nica reside en Amposta. De vez en cuando echa una ojeada al apartamento que su amiga Lina, de Zaragoza, tiene en Serramar. ¡°Ella est¨¢ segura de que no lo derribar¨¢n, porque hay mucha gente afectada¡±. Lo mismo piensan en la inmobiliaria Nurgem, que durante a?os ha gestionado alquileres y compraventas en el bloque. ¡°Se arreglar¨¢, el Ayuntamiento se pondr¨¢ de por medio y no los tumbar¨¢n¡±, pronostica una responsable de la agencia.

¡°?C¨®mo lo solucionar¨¢ el Ayuntamiento? ?No tenemos margen de actuaci¨®n!¡±, exclama el concejal. Es m¨¢s, lamenta que demasiado en medio est¨¢ el equipo actual en un asunto en el que ¡°no tuvimos ninguna responsabilidad¡±. Mart¨ª se?ala a Batiste Beltr¨¢n, antiguo alcalde ya fallecido, y lo acusa de desencadenar los desmanes urban¨ªsticos. ¡°Se dedicaba al asunto inmobiliario y ten¨ªa su oficina al lado del Ayuntamiento¡±, dice.

Pero el caso Serramar se empez¨® a torcer con el sucesor de Beltr¨¢n, el socialista Ricard Bort. El equipo actual (ERC) piensa llevarle a ¨¦l y a su junta de gobierno al juzgado si Alcanar es condenado a pagar indemnizaciones. ¡°Quiz¨¢ ya les lleg¨® el caso envenenado del anterior alcalde, pero si el pueblo termina pagando, los responsables deben responder por da?os y perjuicios¡±. Ellos, dice Mart¨ª, aprobaron en julio de 2003 una licencia de obras que contraven¨ªa la normativa municipal. Las responsabilidades se ampliar¨¢n a los t¨¦cnicos que no frenaron la concesi¨®n de una licencia que permiti¨® 32 apartamentos en una zona planificada como ciudad jard¨ªn y donde, como m¨¢ximo, se pod¨ªan levantar nueve casas unifamiliares. Secretaria y arquitecto municipal y el jurista de Urbanismo (¡°jam¨¢s emeti¨® ning¨²n informe¡±) ser¨¢n exigidos judicialmente, ¡°porque si el Ayuntamiento sufre un da?o tiene que intentar resarcirse¡±. Ninguno de los supuestos responsables sigue en el Ayuntamiento.

La sentencia del TSJC critica duramente la manga ancha con que actu¨® el Consistorio y a?ade que ¡°no es cierto que el ¨²nico par¨¢metro vulnerado fuera la densidad m¨¢xima. La licencia tambi¨¦n infring¨ªa el par¨¢metro relativo a las distancias¡±.

En la misma calle, la propietaria de una espaciosa casa observa el bloque condenado. Es la ¨²nica vecina que ha resistido la batalla judicial. Ten¨ªa un motivo poderoso: ¡°Me instal¨¦ aqu¨ª en febrero de 2003 y en julio empezaron las obras¡±. Y la panor¨¢mica sobre la monta?a qued¨® eclipsada. Otros atribuyen su persistencia al desacuerdo con la indemnizaci¨®n ofrecida por la promotora de la obra, Turov, de Badalona.

Desde el Ayuntamiento no esconden las dificultades con la vecina, pero tambi¨¦n recuerdan que cuando estall¨® el asunto y ella ped¨ªa explicaciones, alguien la despach¨® con un ¡°si tienes tantas quejas no vengas al Ayuntamiento, vete a los tribunales¡±.