Mar de dudas
Podem no acaba de definir su posici¨®n sobre Catalu?a por tacticismo o miedo al riesgo, que es lo que ha perdido a IC-V
Entre las cabriolas m¨¢s absurdas de la izquierda nueva figura la condena del sistema de partidos y libertades pol¨ªticas avaladas por una Constituci¨®n votada por una mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa en 1978. Pero entre las mayores insensateces de la izquierda (y la derecha) de los ¨²ltimos a?os est¨¢ la reticencia, el blindaje, el regateo o hasta el sarcasmo contra quienes reclamaron (reclamamos) alguna forma de intervenci¨®n en el texto constitucional para ajustar parte de nuestro ordenamiento a los cambios que el pa¨ªs ha vivido ¡ªsalvajes, sensacionales¡ª en los ¨²ltimos 40 a?os.
Nada de lifting o reciclaje oportunista, sino la toma en consideraci¨®n de las reclamaciones de amplios sectores de la poblaci¨®n, muchos nacidos a la edad adulta en democracia, en favor de otras soluciones en varios ¨¢mbitos: desde el territorial hasta la judicatura pasando por el control de los partidos sobre las instituciones, el reparto de esca?os de acuerdo con un criterio obsoleto y hace a?os injusto o incluso la funci¨®n real de algunas de las instituciones que, como el Tribunal de Cuentas, parecen salvar con el tiempo y la prescripci¨®n los delitos contables de los partidos.
De un modo u otro, un a?o u otro, ese d¨ªa llegar¨¢. Incluso los mensajes indirectos sobre la disponibilidad a revisar esto y aquello menudearon un tiempo. En la cuesti¨®n territorial ya menos, incomprensiblemente, como si el desnortamiento de la ruta soberanista hubiese aparcado a la vez el impulso reformista, cuando en realidad las condiciones no parecen hoy peores que hace dos a?os. Ante la evidencia de una movilizaci¨®n independentista con mayor¨ªa absoluta en los medios p¨²blicos catalanes, pero mayor¨ªa muy relativa en la sociedad, hay lugar civil para la discusi¨®n pol¨ªtica: la alternativa sensata y rupturista a la vez deber¨ªa venir desde la izquierda que no se ha hecho independentista y tampoco est¨¢ dispuesta a digerir que todo siga igual.
El proceso a d¨ªa de hoy no est¨¢ exultante, pero su efectividad ha sido innegable: ha cambiado el eje del debate, que ya no gira en torno a hacer algo o no hacer nada, sino en torno a hasta d¨®nde hacer, c¨®mo y para qu¨¦. O ese deber¨ªa ser el debate. La redefinici¨®n del Estado forma parte de las posiciones ineludibles en un partido pol¨ªtico y ni siquiera el PP, al menos el catal¨¢n, niega el problema o la necesidad de abordarlo. Sin embargo, la izquierda m¨¢s izquierda, nueva o renovada, parece seguir sumida en un mar de dudas que no es nada estimulante; sigue vacilante y un tanto dispersa, o aun atrapada en la l¨®gica envenenada que la llev¨®, sobre todo a IC-V, a una movilizaci¨®n que ni era suya ni era mayoritaria entre sus votantes, hace m¨¢s de dos a?os.
Pero en el refrescante Podem el discurso tampoco es nada claro ni parece definida la posici¨®n por tacticismo o miedo al riesgo, que fue exactamente lo mismo que perdi¨® a IC-V: aceptar dos cosas que no pueden ir juntas (un proyecto de independencia o un proyecto federal no son compatibles porque se autoexcluyen). No s¨¦ si se trata de escarmentar en cabeza ajena, pero a IC-V no le salen las cuentas tras apostar por la bicapitalidad pol¨ªtica, con Joan Herrera en el lado federalista y Dolors Camats en el lado indepe.
La emergencia de Podem ha desarbolado las previsiones y la renuncia de Ra¨¹l Romeva hace pensar que Iniciativa ha redefinido su posici¨®n hacia la opci¨®n federal o semejante. Pero sin claridad y con titubeos, sin convicci¨®n y con cautela, quiz¨¢ para no soliviantar al sector m¨¢s soberanista de ICV.
Pero si el tacticismo no fue buena idea entonces, no parece que lo vaya a ser ahora tampoco. La clarificaci¨®n del campo de juego en los ¨²ltimos meses permite ofertar, y no a la defensiva, una soluci¨®n pol¨ªtica a un problema pol¨ªtico (lo que ha sido siempre), aun cuando los efectos colaterales acaben siendo graves. Es natural que un perfil independentista se sienta inc¨®modo en un proyecto federalizante y act¨²e en consecuencia, como razonablemente ha hecho Romeva al sentir que IC-V cambiaba de carril o cambiaba el paso o deshac¨ªa la equivocidad. Al PSC no le pregunto porque est¨¢ muy clara su posici¨®n, por fortuna.
Pero, a todo esto, ?y Podem? Algunas declaraciones de alg¨²n l¨ªder han sido netamente partidarias del ya muy castigado derecho a decidir; algunas otras han sido partidarias de una posici¨®n m¨¢s cercana al federalismo. Yo tendr¨ªa alguna curiosidad por escuchar un discurso articulado a d¨ªa de hoy (no de hace dos a?os) de su propuesta para los catalanes sobre un asunto que nos ha tenido a todos ocupad¨ªsimos y que seguir¨¢ siendo eje forzoso de los debates pol¨ªticos e intelectuales. Del entorno de Podem somos muchos los que esperamos escuchar una clara posici¨®n pol¨ªtica e incluso ideol¨®gica sobre el asunto. Me gustar¨ªa saber si las tensiones autonomistas creadas al amparo de la Constituci¨®n de 1978 merecen ser dinamitadas por la v¨ªa de la independencia o reformadas en direcci¨®n federal.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
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