La Pasi¨®n seg¨²n Savall

Jordi Savall ha pasado por fin por la Pasi¨®n seg¨²n San Mateo. Ha esperado mucho -tiene 73 a?os- y antes de ponerse frente a una obra de prestigio m¨ªtico, un reto muy especial y comprometido para un m¨²sico que ha dedicado toda su vida a la "m¨²sica antigua", ha dirigido otros Bach mayores como la Misa en Si menor o el Magnificat..

Savall cont¨® para la Pasi¨®n con sus dos formaciones de referencia, Le Concert des Nations en la parte instrumental y la Capella Reial de Catalunya en la parte coral, mont¨® un doble equipo de solistas vocales de procedencia mayormente germ¨¢nica y convoc¨®, tambi¨¦n, al Cor Infantil Amics de la Uni¨®.

La parte instrumental estuvo correcta pero en la cuerda falt¨® cuerpo y homogeneidad. Todo sonaba bien pero parec¨ªa que a todos les faltaba a¨²n un ensayo m¨¢s. La parte coral, musicalmente estuvo bien, todos los cantantes eran solventes, pero tambi¨¦n faltaba sentido de grupo e intensidad.

En la parte de los solistas hubo de todo: unas prestaciones notables ofrecidas por la soprano Marta Math¨¦u, el contratenor Maarten Engeltjes y el bar¨ªtono Stephan MacLeod, unas actuaciones correctas del tenor Thomas Hobbs y del bar¨ªtono Metthew Brook, unas m¨¢s justitas de la mezzosoprano Margot Oitzinger y la soprano Ruby Hughes y una muy floja, insuficiente, del tenor Manuel K?nig.

Para que una Pasi¨®n funcione tiene que haber dos grandes cantantes en dos partes que no cantan pero sostienen los important¨ªsimos recitativos y conducen la narraci¨®n, la del Evangelista y la de Jes¨²s. En este cometido se cont¨® como Evangelista con el tenor J?rg D¨¹rm¨¹ller y gracias a ¨¦l, a su buen trabajo, la Pasi¨®n gan¨® en tensi¨®n. El jovenc¨ªsimo bar¨ªtono Matthias Winckhler, s¨®lo 24 a?os, ofreci¨® una nobil¨ªsima l¨ªnea a la parte de Jes¨²s.

Fue una buena Pasi¨®n pero falt¨® dolor, piedad, congoja, sentimiento de culpa, drama, emoci¨®n. Unos tempi y unas din¨¢micas quiz¨¢ m¨¢s contrastadas, menos c¨®modas, menos balanceantes, habr¨ªan a?adido intensidad expresiva a la espeluznante narraci¨®n de ese vergonzoso linchamiento tolerado por un gobierno pasivo y acoquinado. Menos mal que el Evangelista, el narrador, lo contaba todo con intensidad, con pasi¨®n.

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