Toreo caro de Varea, que sale lanzado de Valencia

Gran novillada de El Parralejo, por fuera y por dentro. De gran envoltorio, tuvo calidad y nobleza para dar, tomar y vender. De formidable presencia el sobrero, sustituto de un derrengado titular, cuarto y quinto. Los tres pasaron de los 500 kilos, y todos con arm¨®nicas y c¨®modas defensas. Los otros tres no desmerecieron. De extraordinaria clase el primero, que barri¨® la arena con el hocico; el sobrero, sin humillar tanto, meti¨® la cara sin problemas aunque al final se quedara algo corto por exceso de faena; el tercero, noble, le cost¨® una pizca; el cuarto, noble, de templadas arrancadas fue ovacionado en el arrastre; el quinto, que floje¨® algo, fue otro canto a la nobleza y calidad. Cerr¨® un sexto con bondad y superior clase. Gran novillada, en fin, que cumpli¨® en varas. De los seis, el gran primero derrib¨® en la primera vara, y solo el quinto hizo un peque?o amago de salir del caballo antes de tiempo. Dentro del alto nivel que tuvo todo el lote, los dos de Jorge Exp¨®sito fueron de notable muy alto.

Varea la cort¨® las dos orejas al novillo que cerr¨® plaza y Feria. Lo recibi¨® con la capa en lances con la pierna flexionada, muy est¨¦ticos, aunque del remate saliera desarmado. La faena la fue haciendo poro a poco. De entrada unos muletazos por alto, la primera tanda no tuvo acople por una racha de vientecillo. Y en la segunda, con la mano muy baja, el novillo se le arrodill¨®. Visto ese principio, la cosa cambi¨® para bien. Ya con la muleta a la altura que ped¨ªa el novillo, las series con la derecha tuvieron definitivo temple y mucho empaque. Con el novillo al pasito, pero sin disimular su calidad, elev¨® el nivel con la mano izquierda. Series de comp¨¢s abierto y pierna adelantada. Para el final, vuelta a la derecha. Con toda esa faena sobre lo fundamental, lo accesorio no es en este torero algo superficial; los remates, las trincherillas, los de pecho, fueron piezas de recreo. Unas ¡°poncinas¡± dejaron todo visto para sentencia. El veredicto: premio doble y una salida a hombros muy justa.

Ya en su primero, tercero de la tarde, el toreo caro de Varea se hizo m¨¢s que notar. Las ver¨®nicas de recibo fueron cantadas y bien jaleadas por la gente. Sin pre¨¢mbulos y a una mano, con la izquierda, comenz¨® Varea por abajo y con el remate del de pecho. La compostura, el paso firme y arrogante, las pausas, el reposo, las trincherillas y los ayudados finales, fueron ingredientes que subrayaron una labor de torero de etiqueta.

Gin¨¦s Mar¨ªn tambi¨¦n cort¨® un trofeo del quinto. Un novillo que por volumen y peso era todo un toro. No se lo pens¨® Mar¨ªn para comenzar la faena: las rodillas en tierra, en el centro, y en redondo. El novillo se peg¨® un impresionante volat¨ªn en un natural, pero no acus¨® el golpe. Muy puesto Mar¨ªn, se lo llev¨® por ese lado muy compuesto, Por el pit¨®n izquierdo bas¨® la faena Mar¨ªn. Muy a gusto, aunque le sobrara alg¨²n minuto a labor tan compacta.

Con el sobrero se vio a un muy despierto Mar¨ªn. Algo mon¨®tono al principio, con intercambio de muletazos buenos con otros m¨¢s de tr¨¢mite. El novillo, que se quedaba algo corto, no permiti¨® rematar del todo las series. Un desarme puso un tr¨¢nsito peligroso, como alg¨²n apurillo final y cierto atropello. Unas ¡°bernardinas¡± pusieron el colorido final. Tanto en este como en el quinto, Mar¨ªn afe¨® la suerte de matar al echar descaradamente la muleta en el encuentro.

Para Jorge Exp¨®sito fue el primer gran novillo de la tarde, posiblemente el mejor. El saludo de una larga cambiada de rodillas puso en alerta al respetable. Lo mismo que el pase inicial: muleta plegada en la mano izquierda y desplegada a la llegada del novillo en un cambiado por la espalda que sali¨® muy limpio. La faena pec¨® de larga, pero tuvo en su primera mitad pasaje de muy buen gusto. Sobre todo en los naturales, de mano baja y templados. Tan bueno el novillo por el izquierdo como por el derecho, por donde Mar¨ªn tambi¨¦n se explay¨®. La faena se vino a menos por larga y los rodillazos finales intentaron recuperar el terreno perdido. La espada impidi¨® que hubiera premio.

Al cuarto lo recibi¨® en el centro del ruedo en intentos por ¡°saltilleras¡±, que resultaron con un desarme final. Exp¨®sito le cogi¨® bien el aire al novillo y las series las templ¨® con largura por ambos pitones. Centrado Exp¨®sito, volvi¨® a alargarse demasiado. Con el novillo ya pasado de faena, se volvi¨® a echar de rodillas para que el ambiente no se enfriara. Pero la espada, otra vez, la neg¨® competir en trofeos con sus compa?eros.