Los cuerpos opacos
El consejero dice que no pondr¨ªa la mano en el fuego por nadie, al margen de su madre y sus hijas
Cuando el honorable consejero Felip Puig, si¨¦ndolo de Interior, mand¨® desalojar a los indignados de plaza de Catalunya y el asunto acab¨® en uno de los m¨¢s bochornosos espect¨¢culos de violencia policial que ha conocido la Barcelona contempor¨¢nea, se justific¨® diciendo que lo hizo para ¡°facilitar la limpieza¡± del lugar. Es textualmente la misma expresi¨®n que emple¨® el otro d¨ªa el popular y populista Garc¨ªa Albiol, que asegur¨® que si le reeleg¨ªan alcalde seguir¨ªa ¡°limpiando¡± Badalona. Los vasos comunicantes hacen extra?os compa?eros de barra.
Actualmente, Felip Puig es consejero de Empresa y Ocupaci¨®n (es decir, vuelve a ser el hombre de los negocios de Converg¨¨ncia que siempre fue), y este martes compareci¨® ante la comisi¨®n sentado junto al presidente de la mesa, el ilustre diputado David Fern¨¢ndez, que llevaba camiseta roja.
Despu¨¦s de un rato largo de intervenciones tediosas, de agitar Felip Puig portafolios con fotograf¨ªas de una casa destartalada que quiso comprar, pero que al final no sali¨® el negocio, de ense?ar impresiones de correos electr¨®nicos como si fueran estampas milagrosas, despu¨¦s de presenciar la sala c¨®mo ERC le echaba a CiU rosas con espinas y todo, y cuando ya parec¨ªa que est¨¢bamos en una de esas presentaciones de libros donde el autor habla para el m¨¢s all¨¢ y s¨®lo est¨¢n presentes los cuatro de cada semana que siempre preguntan lo mismo, fue el ilustre diputado de C's, el abogado Carlos Carrizosa (que ha aprovechado esta Semana Santa para dejarse barba), quien a modo de Plutarco (otro se?or con barba) se?al¨® que eran vidas paralelas la de los hermanos Pujol Ferrusola (que han pasado todos por esta comisi¨®n) y la de Felip Puig y sus hermanos (Oriol y Jordi, ambos imputados por blanqueo de capitales). Vidas paralelas que se remontan a cuando Felip Puig ten¨ªa 6 a?os y empez¨® a compartir pupitre con el din¨¢mico Jordi Pujol Ferrusola, y m¨¢s tarde (esto lo cont¨® el propio consejero) los Puig (Felip ten¨ªa 12) llevaron sus veraneos a Parets del Vall¨¨s, y ¨¦l ve¨ªa que su amigo del colegio pasaba las vacaciones en Premi¨¤ de Dalt y que su padre era banquero, y as¨ª comprendi¨® que los Pujol, a los que admiraba, ten¨ªan un estatus superior al de su familia. Todo ello para concluir que, en cualquier caso, y sin ¨¢nimo de faltar, ¨¦l ya no pondr¨ªa la mano en el fuego por nadie, al margen de su madre y sus hijas. (Adem¨¢s de vidas paralelas, tambi¨¦n hay que se?alar que entre los apellidos Puig y Pujol existen campos sem¨¢nticos paralelos).
El ilustre diputado ecosocialista (¡°eco¡± viene del griego ¡°casa¡± y socialismo vendr¨¢ del griego Tsipras si la cosa no se le tuerce antes), el profesor de lengua Marc Vidal, le record¨® al consejero que sus dos ex mujeres, una de sus cu?adas y uno de sus hermanos trabajaban para la Generalitat. Pero Felip Puig pretext¨® que eso son casualidades, cosas que pasan. Poco antes, el consejero le hab¨ªa asegurado al portavoz del grupo socialista, el ilustre diputado Jordi Terrades, en referencia a su ¨¢mbito de relaciones y contactos, que ¨¦l no se guiaba por compadreo sino por c¨ªrculos de excelencia.
Felip Puig lleg¨® a la sesi¨®n de traje negro, corbata y camisa blanca como un enterrador de pasados. Repiti¨® que, a pesar del acoso, en ninguno de sus numerosos cargos pol¨ªticos se ha probado que hiciese nada malo. Tanto se empe?¨® en dar esta imagen de inocencia que a medida que transcurr¨ªa la tarde se le iba poniendo cara de Papa barroco, es decir de Inocencio, aunque cuando bajaba la guardia cobraba su rostro una expresi¨®n como de abad triste habituado a los pasadizos. Expon¨ªa sus razones sin dejar de buscar la mirada de aquiescencia de su jefa de prensa, que desde la bancada asent¨ªa aprobando cada una de sus palabras. Pero estas cosas, cuando se manda, no se hacen por inseguridad sino por vanidad, para que est¨¦n pendiente de uno, para asegurar al espectador. Lo cierto es que palpita en toda la comisi¨®n una conciencia de espect¨¢culo, de manera que los propios diputados en sus intervenciones hacen alusi¨®n a ¡°la gente que nos est¨¢ escuchando¡±.
El consejero, que en un par de ocasiones hizo saber que le llaman ¡°el Puig¡±, quiso mostrarse tan obstinadamente como un honrado hombre al que han robado la bicicleta con que va al trabajo, que acab¨® su intervenci¨®n haciendo una declaraci¨®n de principios morales en la que se exculp¨® de toda sospecha y a la que no tuvo inconveniente en llamar ¡°reivindicaci¨®n de mi figura¡±. Lo que se confirm¨® en las tres horas de su comparecencia es que el poder es un cuerpo opaco, que no deja pasar la luz a simple vista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.