Macba: ensayo de un crimen
El silencio envuelve la exposici¨®n pol¨¦mica como si fuera pecado hablar de ella y el pensamiento fuera delictivo
En periodismo cultural, en el que me inici¨¦ en 1981 como reacci¨®n al golpe de Estado que no ve¨ªa c¨®mo indagar en el Avui, modesto diario en el que trabajaba en la secci¨®n de Espa?a, soy disc¨ªpula de Jaume Figueras. Desde los tiempos de Fotogramas y de siempre de Cinema 3, que lleva tanto como el Telenot¨ªcies y que justo acaba de ser salvado de la hoguera que TVC trama para los programas de informaci¨®n cultural. Como ¨¦l, y como antes que ¨¦l Jos¨¦ Luis Guarner en La Vanguardia,no me considero cr¨ªtica ¡ªde arte, en mi caso¡ª sino cronista. As¨ª escribo, ahora de nuevo sobre las cosas que pasan, y las que no pasan, en la presente crisis del Macba.
?Qu¨¦ hay de nuevo? ?Qu¨¦ pasa, desde la crisis desatada por La bestia y el soberano? A la luz p¨²blica, poca cosa. Tras la escena, una especie de clima que me recuerda Ensayo de un crimen de Bu?uel (1955). El protagonista, Archibaldo de la Cruz, est¨¢ convencido de que los pensamientos criminales que tiene respecto de las mujeres desde que era ni?o, cuando muri¨® su nodriza a causa de una bala perdida proveniente de una revuelta en la calle justo mientras ¨¦l estaba pensando que ojal¨¢ la nodriza cayera fulminada all¨ª mismo, estos pensamientos, que sigue teniendo con las mujeres que despu¨¦s conocer¨¢ y que se mueren por causas diversas, le hacen culpable.
Archibaldo se cree un asesino en serie y pide ser juzgado y enchironado. Es entonces cuando el juez pronuncia el argumento que estos d¨ªas me hacen pensar en la crisis del Macba: ¡°El pensamiento no delinque¡± , que Bu?uel extrajo de Ortega y Gasset.
Todav¨ªa no he vuelto a la expo en cuesti¨®n, pero por lo que he le¨ªdo en los medios y vi por la tele antes de Semana Santa, es como si no existiera. ?Aguantar¨¢ as¨ª, en la inexistencia, hasta el 30 de agosto que est¨¢ programada? No hay cat¨¢logo, que prueba suficiente de inexistencia es: el cat¨¢logo es la ¨²nica muestra palpable de que una exposici¨®n se ha hecho. Nadie habla de ella, me refiero a lo que el soci¨®logo Pierre Bourdieu llama el campo art¨ªstico, los c¨ªrculos diversos que configuran el mundo del arte en cada contexto. Ni la cr¨ªtica, ni los artistas, ni los galeristas, ni los muchos comisarios (qu¨¦ nombre m¨¢s feo, aunque cabe decir que ahora mismo tiene cierto sentido) de exposici¨®n, ni los medios dicen ni m¨². Oigan, vienen ganas de gritar, que ?el pensamiento no delinque! Por suerte, el p¨²blico s¨ª que va.
O ?s¨ª que delinque, el pensamiento? ?Ahora resulta que todos somos Archibaldo de la Cruz? Entre bambalinas, tras la escena, as¨ª parece estar pasando. Los habituales de las inauguraciones del Macba, que all¨ª toman su birra y se hacen ver y religan contactos y se quejan de esto y de lo otro, ?d¨®nde est¨¢n? Ni idea. El d¨ªa de la frustrada inauguraci¨®n s¨®lo estaban algunos artistas de la cosa, sus comisarios y quienes les consolaban y protestaban, pocos. No ha habido inauguraci¨®n oficial una vez decidido que se mostraba, por lo que no sabremos nunca d¨®nde est¨¢ la gente de lo que el sector llama el opening.
Me llega, tras la escena, entre bambalinas, como si hubi¨¦ramos vuelto a la clandestinidad del franquismo, que la cosa se ha puesto tensa en el Pei (Programa de Estudios Independientes). Es un programa de cursos y conferencias desde los tiempos del anterior director, Manuel Borja-Villel, hoy en el Reina Sof¨ªa (donde, de pasada sea dicho, todo indica que durar¨¢ poco, que tambi¨¦n ah¨ª se avista crisis). En la web del Macba podemos leer que el Pei ¡°tiene como objetivo desarrollar una reflexi¨®n en el campo de las pr¨¢cticas art¨ªsticas que vinculan el arte a las ciencias humanas y a la intervenci¨®n social, pol¨ªtica e institucional. El programa se plantea como un foro de educaci¨®n interdisciplinar dedicado a preparar a quienes en ¨¦l participan para afrontar una actividad profesional cr¨ªtica en el ¨¢mbito art¨ªstico y cultural¡±. Vale. Pues ahora resulta que, en el Pei, estos d¨ªas, en el mismo Macba, m¨¢s de uno y de dos cree que la escultura de la austriaca Ines Doujak est¨¢ cargada de mal gusto, es fea y que ya me dir¨¢s t¨² por qu¨¦ se ha de meter con el Rey.
Como dijo Umberto Eco del 11-S neoyorquino para justificar su silencio hasta que no escribi¨® nada al cabo de unas semanas: para decir lo mismo que mi portero mejor no decir nada, ya lo dice ¨¦l. Y lo mismo que ahora se dice en el Pei lo dicen quienes juzgan la obra sin haberla visto y, sobre todo, sin verla en la exposici¨®n. Una obra no est¨¢ nunca sola, es un di¨¢logo con el espacio que la acoge y, en una exposici¨®n, con las otras obras en la sala. En este caso con las de Oca?a, el Sagrado Coraz¨®n de Marica y la Asunci¨®n Gloriosa que, si no es ahora, no veremos mucho m¨¢s, ni en directo ni en nada, que en buenas im¨¢genes no las ves ni en Google.
En fin, que el pensamiento delinque. Lo saben los detenidos en las operaciones Pandora y Pi?ata, a quienes han encontrado ?libros sospechosos! de los que, dice uno de los jueces, ¡°se deduce la ideolog¨ªa anarquista de los mismos, dif¨ªcilmente compatible con las creencias de la fe cat¨®lica o el inter¨¦s por el arte sacro¡±.
Que Dios nos coja confesados.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF.
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