Juguetes de un ni?o afgano para acabar con las minas antipersona
El Museo del Dise?o de Barcelona acoge el Mine Kafon, un artefacto hecho de bamb¨² y pl¨¢stico que permite identificar los explosivos
La vida con miles de bombas antipersona listas para explotar debajo de los pies la conoce muy bien el dise?ador industrial Massoud Hassani (Kabul, 1983). Cuando era ni?o, su patio de juegos fue un campo lleno de estas bombas baratas de instalar, mort¨ªferas y dif¨ªciles de erradicar. Hassani es el creador del Mine Kafon (explota minas, en lengua dari), un sencillo aparato de bamb¨² y pl¨¢stico que podr¨ªa ayudar a erradicar estos artefactos. Desde la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n, en 1979, se calcula que unos ocho millones de estas minas han sido sembradas en el territorio, seg¨²n Cruz Roja Internacional. S¨®lo en 2013, 1.050 afganos murieron o sufrieron amputaciones y heridas tras explosiones.
El prototipo forma parte de los objetos de la exposici¨®n ¡°Dise?o para Vivir. 99 proyectos para el mundo real¡±, que se puede ver estos d¨ªas en el Museo del Dise?o de Barcelona. Se trata de una esfera compuesta de m¨¢s de una cincuentena de pies hechos de bamb¨², rematados con un soporte hecho de inyecci¨®n de pl¨¢stico. Los palos tienen m¨¢s de un metro de longitud y est¨¢n pegados radialmente de un centro que alberga un GPS y permite ir registrando con precisi¨®n la ubicaci¨®n de las minas. Pesa unos 80 kilogramos y funciona especialmente en zonas planas y con mucho viento, aunque de una manera muy err¨¢tica.
S¨®lo en 2013, 1.050 afganos murieron o sufrieron amputaciones por estas bombas
¡°Con mi padre y mi madre viv¨ªamos en Quasaba, un poblado cerca del aeropuerto al norte de Kabul¡±, recuerda Hasanni, moreno, menudo y con el pelo ensortijado a su paso por la capital catalana. Las casas miraban a unas colinas que rompen la planicie de la capital afgana. Los rusos escogieron la monta?a para hacer sus ejercicios de pol¨ªgono y edificaron all¨ª almacenes de armas y provisiones. Para protegerlos sembraron la planicie que los separaba de las casas con minas antipersona. ¡°Instalaron una malla y dibujaron una gran l¨ªnea blanca en el suelo a manera de advertencia. A¨²n puede verse en Google Earth¡±, cuenta el dise?ador. Y as¨ª es: a¨²n se ve.
A?os despu¨¦s, los rusos abandonaron la instalaci¨®n dejando atr¨¢s las minas y algunos artefactos militares inservibles. Para las decenas de ni?os de la zona que solo jugaban con aparatos elaborados por ellos mismos con papel y madera, y que se mov¨ªan gracias a la fuerza del viento, los desperdicios b¨¦licos eran una tentaci¨®n demasiado grande. Hac¨ªan excursiones, a escondidas, para ir y recuperar casquetes de bala o alguna prenda militar. ¡°Tengo los recuerdos de algunas explosiones y ver a mis amigos sangrando. Para m¨ª era normal, as¨ª era la vida en Afganist¨¢n. Lo mir¨¢bamos con la naturalidad que un ni?o de hoy ve un iPad. Lo peor es que las minas siguen all¨ª.¡± se queja Hasanni. En 2013, el 48% de las v¨ªctimas fueron menores de edad seg¨²n datos del Landmine and Cluster Munition Monitor.
Otras veces, los juguetes que hac¨ªan Hassani y sus amigos ca¨ªan en los campos minados y se perd¨ªan. Y el recuerdo de esos objetos girando gracias al viento polvoriento de Kabul lo acompa?¨® para siempre. En 1988, cuando ten¨ªa cinco a?os, su padre muri¨® en un atentado. Su madre decidi¨® que era hora de huir. As¨ª ingres¨® en la lista de 6,2 millones de afganos que entre 1979 y 2001 han dejado su pa¨ªs, seg¨²n cifras de la ONG The Halo Trust, que realiza labores de desminado en varios pa¨ªses del mundo. Una traves¨ªa que comenz¨® en Pakist¨¢n y termin¨® cuatro a?os despu¨¦s en Holanda junto con su hermano.
En 2013, las Naciones Unidas neutralizaron m¨¢s de 19.000 artefactos en Afganist¨¢n
Hassani estudi¨® dise?o industrial en la Design Academy Eindhoven. All¨ª regresaron a su mente los recuerdos de los juguetes. Y del viento. Y el de las bombas antipersonas. Ya no estaban solo las plantadas de los rusos. Las topas del gobierno de Mohammad Najibullah, los enfrentamientos entre muyahidines en los a?os 90, posteriormente en la guerra talib¨¢n y la invasi¨®n de los estadounidenses terminaron por poner las suyas. Los registros del Programa de Acci¨®n contra Minas en Afganist¨¢n de las Naciones Unidas (MAPA) hablan de hasta 16 civiles mutilados o muertos al d¨ªa por estos artefactos en 1998. El dise?ador quiso con su proyecto de grado poner su grano de arena para acabar con las bombas. As¨ª naci¨® el Mine Kafon.
¡°El prototipo es caro, pero si se produce de manera industrial podr¨ªa costar unos 50 euros¡±, explica el dise?ador. La onda explosiva de las bombas antipersonales usualmente solo alcanza unos 40 cent¨ªmetros de altura, por lo cual quienes las pisan suelen terminar con una parte de sus extremidades inferiores amputadas. Por ello en Colombia, por ejemplo, tambi¨¦n las llaman coloquialmente ¡°minas quiebrapatas¡±. Los ¡°pies¡± del artefacto son lo suficientemente largos como para que la explosi¨®n no da?e todo el Mine Kafon y el centro, que contiene el GPS, est¨¦ protegido. La idea es acompa?arlo con una aplicaci¨®n que centralice la informaci¨®n y pueda dar alertas a los civiles de su cercan¨ªa a un campo minado.
El dise?ador y su hermano elaboraron el prototipo en un peque?o laboratorio, usando minas falsas que les facilit¨® el Ministerio de Defensa holand¨¦s. Despu¨¦s fue probado en Marruecos. ¡°Fue un proceso muy largo desde la petici¨®n hasta que finalmente nos pusieron en contacto con un experto en explosivos caseros¡±, recuerda Hassani.
¡°La idea es que con el Mine Kafon la poblaci¨®n se involucre", asegura su autor
El autor acepta que la efectividad de su creaci¨®n frente a las sofisticadas herramientas utilizadas por las nueves entidades que colaboran con MAPA en las labores de desminado es reducida. En 2013 neutralizaron m¨¢s de 19.000 artefactos explosivos. ¡°La idea es que con el Mine Kafon la poblaci¨®n se involucre, aprenda a manejar la tecnolog¨ªa, lo pueda ensamblar por s¨ª misma, siempre con el acompa?amiento de una ONG. Es una soluci¨®n econ¨®mica que da seguridad a peque?as comunidades, por ejemplo, creando caminos seguros¡±, explica. Ahora los hermanos Hassani est¨¢n trabajando en un robot similar a un dron que sirva en lugares con orograf¨ªas complicadas como Colombia, el segundo pa¨ªs con m¨¢s v¨ªctimas (368 en 2013, seg¨²n Landmine and Cluster Munition Monitor).
De cara al verano, Hassani espera regresar a Quasaba y probar el prototipo en su antiguo hogar. ?l subraya que no es solo cuesti¨®n de vidas humanas: ¡°Retirar las minas es tambi¨¦n una cuesti¨®n vital para el desarrollo. Afganist¨¢n es la Arabia Saudita de los minerales y no los podemos explorar porque no es seguro, no se pueden desplegar infraestructuras necesarias porque es peligroso para los constructores¡±, se queja.
Las Naciones Unidas calculan que el a?o pasado, a trav¨¦s de sus programas, se destruyeron m¨¢s de 400.000 alrededor del mundo. Solo en Afganist¨¢n, en los ¨²ltimos 25 a?os, se han recuperado 2.067 kil¨®metros cuadrados que antes estaban plagados de los explosivos. ¡°Los resultados no son suficientes para todo el dinero que reciben. Hay poderosas compa?¨ªas internacionales que no quieren que el drama de las minas acabe¡±, asegura Hassani sin se?alar a ninguna organizaci¨®n en particular. Seg¨²n Landmine and Cluster Munition Monitor, a¨²n quedan pendientes por recuperar 240 kil¨®metros cuadrados, repartidos en 2.981 sitios diferentes.
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