Dentro del almac¨¦n secreto de la droga
Un edificio de la capital, cuya ubicaci¨®n es reservada, alberga todos los estupefacientes decomisados por las fuerzas de seguridad de Madrid
En un edificio de la capital, cuya ubicaci¨®n es alto secreto, se almacenan 4.186 kilos de coca¨ªna, hach¨ªs, hero¨ªna y pastillas, entre otras sustancias. La semana pasada, EL PA?S entr¨® en este enorme dep¨®sito del Servicio de Inspecci¨®n Farmac¨¦utica y de Control de la droga, dependiente de la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid (al menos hay uno en cada autonom¨ªa, seg¨²n fuentes policiales).
Por fuera, es un edificio m¨¢s. Sin ning¨²n cartel oficial. Sin nada que lo haga distinto. Una fachada sobria y unas ventanas enrejadas son lo ¨²nico que se ve desde el exterior. Eso hace que pase inadvertido, que es lo que se pretende. Pero su interior no es el de un edificio normal. Alberga las muestras de las drogas decomisadas por la polic¨ªa y la Guardia Civil.
El centro, que acoge ahora 4.186 kilos, tramita al a?o 65.000 expedientes
Un hombre pasa andando por delante de la puerta mientras un coche de la polic¨ªa camuflado aguarda a que le abran la verja. El caminante va escribiendo con su tel¨¦fono m¨®vil, ajeno a que est¨¢ siendo vigilado por un circuito de c¨¢maras de seguridad. Se abre la primera esclusa y se cierra detr¨¢s. As¨ª se accede a un patio donde est¨¢n los coches aparcados. Y a partir de ah¨ª, se entra en otro universo.
En un lateral del edificio est¨¢ la zona de los grandes alijos. Este nombre puede llevar a equ¨ªvocos. Se considera una cantidad importante toda aquella que supere las dimensiones de un sobre est¨¢ndar. ¡°Es nuestra forma de organizarnos. As¨ª no est¨¢n todas las muestras en el mismo sitio¡±, reconoce la jefa del servicio, farmac¨¦utica de carrera.
Para entrar en esta zona hay que bajar un peque?o tramo de escaleras. Justo a la izquierda, hay una mampara que alberga la zona de recepci¨®n de muestras. Antes de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), se almacenaba aqu¨ª toda la droga, incluso grandes alijos de varias toneladas, pero el cambio del art¨ªculo 367 de la LECrim obliga a destruir estos decomisos tras haber tomado muestras para su an¨¢lisis, salvo que el juez expresamente ordene lo contrario.
¡°Antes ocurr¨ªa al rev¨¦s. La droga se guardaba hasta que hab¨ªa una sentencia y el juez ordenaba su destrucci¨®n. Eso hac¨ªa que no hubiera espacio material para almacenar todo lo que se decomisaba en Madrid. Supon¨ªa un grave problema de seguridad y de salud para los trabajadores de este centro¡±, afirma Cristina Cifuentes, candidata del PP a la Comunidad de Madrid y delegada del Gobierno hasta el pasado viernes. En algunas ocasiones se han guardado hasta 37 toneladas, con el consiguiente riesgo de seguridad. Desde la entrada en vigor de la reforma de la LECrim se han destruido 53 toneladas. ¡°Era uno de mis principales objetivos acabar con esta tentaci¨®n, y tras reunirme con el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, se vio que ese no era solo un problema de Madrid, sino de toda Espa?a¡±, a?ade Cifuentes.
En esa mampara se reciben las muestras de la droga, elegidas seg¨²n un protocolo en funci¨®n de la cantidad aprehendida. Si esta no supera los 60 kilos, el alijo se queda ¨ªntegro en el dep¨®sito. ¡°Pusimos esa cantidad porque es la m¨¢xima que, de una sola vez, se suele recoger en el aeropuerto de Barajas¡±, reconoce un responsable del centro. De hecho, el aeropuerto es el gran cliente de este almac¨¦n. Casi a diario entra droga procedente de la principal frontera madrile?a.
Los trabajadores van cubiertos con un mono de protecci¨®n, un equipo de respiraci¨®n, dos pares de guantes, capota para la cara, calzas y una bata. La aparatosa vestimenta impide que puedan sufrir una intoxicaci¨®n al manipular la droga. Tambi¨¦n hay dos canales de extracci¨®n del aire, tanto de la vitrina como de la estancia. ¡°Siempre hay dos personas para garantizar la cadena de custodia y que ning¨²n empleado pueda quedarse con parte del estupefaciente¡±, apunta otra jefa del dep¨®sito.
Todo el recinto est¨¢ vigilado por polic¨ªas nacionales. El celo es tal que los trabajadores no quieren ninguna imagen. ¡°Tienen mucho miedo. Alguien puede chantajearles o hacerles algo grave si saben donde trabajan. Podr¨ªan entrar y robar o destruir muchas pruebas judiciales¡±, afirma un mando policial. De ah¨ª tanto sigilo sobre este inmueble de mediados del siglo pasado.
Una vez comprobadas las muestras, son introducidas en grandes c¨¢maras de seguridad. Estos almacenes est¨¢n abarrotados de cajas de cart¨®n y sobres con droga. El olor es penetrante y algo desagradable, incluso mareante. ¡°La marihuana, por ejemplo, se estropea en un mes, o menos incluso si est¨¢ mal secada. La coca¨ªna aguanta algo m¨¢s de tiempo¡±, explica el responsable.
En la otra parte del edificio se reciben los peque?os alijos. Al igual que en la anterior, es necesario acudir con cita previa. En este caso, hay dos polic¨ªas de Alcobendas entregando las actas de incautaci¨®n del ¨²ltimo mes. Las peque?as bolsitas mezclan todo tipo de sustancias. En otro habit¨¢culo con grandes mamparas los farmac¨¦uticos las pesan en b¨¢sculas de precisi¨®n, que dan detalle de los miligramos. ¡°Son calibradas una vez al a?o por una empresa exterior y todos los meses por nosotros¡±, resume la jefa.
Las muestras son analizadas. Por t¨¦rmino medio, el centro tramita 65.000 expedientes al a?o. ¡°En los ¨²ltimos meses hemos detectado que el hach¨ªs es mucho m¨¢s t¨®xico. Antes ten¨ªa una pureza del 4% y ahora llega al 21% de tetrahidrocannabinol [la sustancia estupefaciente]¡±, destaca la responsable.
Las muestras son analizadas y se elaboran los informes para la autoridad judicial. Si es poca cantidad, el informe se remite a la Delegaci¨®n del Gobierno para que imponga la correspondiente sanci¨®n administrativa por consumo o tenencia de droga. Esta puede llegar hasta los 30.000 euros, pero no suele superar los 1.000. El centro dispone de una sala de videoconferencia para participar en juicios sin necesidad de desplazarse a los juzgados. ¡°Antes perd¨ªamos todas las ma?anas por ir de un lado a otro. Cost¨® que la instalaran, pero as¨ª ahorramos mucho tiempo¡±, a?ade la jefa.
?Y cu¨¢l es el destino de esta droga? Se incinera. Cada cierto tiempo, se contacta con empresas que la queman de manera gratuita. En mayo est¨¢ previsto que se destruya buena parte de las cuatro toneladas almacenadas. Parte de la zona de grandes alijos, de hecho, est¨¢ repleta de cajas listas para ser destruidas. El traslado hasta el lugar de la incineraci¨®n se hace entre grandes medidas de seguridad para evitar que sea robada en el trayecto. Tambi¨¦n se vigila de manera extrema la quema, para que nadie pueda despistar alguna cantidad.
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