Catalu?a yihadista
El peso del islam y del salafismo en Catalu?a, as¨ª como los brotes yihadistas, nada tienen que ver con el soberanismo
Las noticias m¨¢s recientes no admiten bromas. El grupo terrorista desarticulado por los Mossos d'Esquadra preparaba unos atentados que pretend¨ªan colocar a Barcelona en el mapa de la yihad emprendida por Al Qaeda y el Estado Isl¨¢mico para imponer su califato y extenderlo, primero a las actuales tierras de mayor¨ªa musulmana, pero despu¨¦s a los territorios irredentos, que en alg¨²n momento de la historia fueron parte de la umma, es decir, la comunidad de creyentes musulmanes.
Catalu?a, que nadie se enga?e, est¨¢ en el mapa de Al-Andalus que manejan tales fan¨¢ticos. Europa entera se encuentra en su punto de mira, puesto que a los territorios irredentos a?aden los derechos que genera la implantaci¨®n de poblaciones inmigradas de pa¨ªses isl¨¢micos, que contar¨¢n muy pronto con capacidad de influir en el rumbo pol¨ªtico de sus respectivos pa¨ªses.
Las reacciones xen¨®fobas e islam¨®fobas son la otra cara de las pretensiones yihadistas. Unos pretenden islamizar Europa mediante el terrorismo y los otros defenderse de la islamizaci¨®n extendiendo las responsabilidades del terrorismo sobre toda la poblaci¨®n isl¨¢mica europea. Unos y otros se retroalimentan y encajan perfectamente en un juego violento que erosiona directamente los valores europeos.
Muchos son los interrogantes que plantean las ¨²ltimas actuaciones yihadistas. El m¨¢s llamativo es el reclutamiento de nativos que se han convertido muy recientemente al islam y enseguida aparecen ya como cabecillas, sin pasar ni siquiera por las redes de proselitismo y de observancia religiosa del lugar donde viven. Tal hecho permite pensar que el yihadismo muta hacia una especie de ideolog¨ªa terrorista antioccidental, a disposici¨®n de quienes puedan sentirse desenga?ados por otras ideolog¨ªas ultras de derecha o de izquierda, y que se desenvuelve perfectamente a trav¨¦s de las redes sociales y del asociacionismo m¨¢s privado --en las reuniones del llamado tupperislam.
No es un misterio, sino un argumento irresponsable, la vinculaci¨®n entre los brotes de yihadismo desarticulados en Catalu?a y el movimiento soberanista establecida por el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, y luego apoyada por algunos diarios madrile?os con una bien pobre exhibici¨®n de fuentes y pruebas.
Hay datos que no admiten discusi¨®n. En Catalu?a hay proporcionalmente mayor n¨²mero de ciudadanos, inmigrantes o no, de religi¨®n musulmana que en el resto de Espa?a, a excepci¨®n de Ceuta y Melilla. Tambi¨¦n hay, l¨®gicamente, mayor n¨²mero de oratorios y centros de culto. Y en buena correspondencia, es mayor la proporci¨®n de imames y creyentes salafistas, que practican un islam rigorista, atendiendo a la estricta literalidad del Cor¨¢n y de los hadizes o dichos de Mahoma.
Nos pueden ayudar a entender la evoluci¨®n religiosa de nuestras sociedades, incluidas la catalana y la espa?ola, dos recientes encuestas, una del Pew Research Center, una de las m¨¢s prestigiosos instituciones demosc¨®picas de Estados Unidos, referida a la evoluci¨®n de las religiones en el mundo desde 2010 hasta 2050, y otra mucho m¨¢s modesta sobre las actuales creencias de los catalanes, del Centre d'Estudis d'Opini¨® de la Generalitat.
La encuesta del Pew Center ofrece algunas conclusiones relevantes, la m¨¢s destacada que el n¨²mero de musulmanes en el mundo llegar¨¢ a igualar al de cristianos en 2070 e incluso lo superar¨¢ en 2100. El planeta del siglo XXI ser¨¢ cada vez m¨¢s bipolar, monopolizado por las dos grandes religiones, que suman ahora un 55% de la poblaci¨®n mundial, pero estar¨¢n en el 61% en 2050 y alcanzar¨¢n el 69% en 2100.
Tal situaci¨®n va a favorecer sin duda la competencia, a veces en manos de quienes querr¨¢n tomar ventaja por las armas. Pero el motor del cambio no son el proselitismo ni la yihad, sino la fertilidad, mayor en el islam que en todas las otras religiones; el incremento de las expectativas de vida; la estructura de edad de la poblaci¨®n; y en menor medida las migraciones y los cambios de religi¨®n.
La encuesta confirma algo que ya sab¨ªamos y que desmiente los temores apocal¨ªpticos de los identitarios europeos: los musulmanes se mantendr¨¢n en torno al 10% de la poblaci¨®n europea. Es cierto que la cifra no est¨¢ muy lejos del umbral actual en algunos pa¨ªses. En Catalu?a, por ejemplo, seg¨²n las cifras del CEO, los creyentes isl¨¢micos ya son el 7'3%, frente al 56'1 del conjunto de cristianos y el 30 de no afiliados (agn¨®sticos, ateos y otros).
Si ponemos en correlaci¨®n ambas encuestas, veremos que la composici¨®n de la poblaci¨®n catalana en cuanto a creencias es muy similar a la que ofrece actualmente Francia (63% cristianos, 7'5% musulmanes, 28% no afiliados) e incluso la que tendr¨¢ Europa en 2050 (65'2% cristianos, 10'2% musulmanes, 23'3 no afiliados). Espa?a registra en 2010 un 78'6% de cristianos, un 2'1% de musulmanes y un 19% de no afiliados, mientras que en 2050 (65'2, 7'5 y 26'5) se acerca much¨ªsimo a lo que es ya hoy Catalu?a.
Aclaremos que no hay derecho a conectar el terrorismo con el islam como religi¨®n y como comunidad de creyentes, como no lo hay a conectarlo con el independentismo, como posici¨®n pol¨ªtica y como movimiento. En sentido estricto, tampoco hay una relaci¨®n de causa y efecto entre pr¨¢cticas salafistas y yihadismo, aunque la correlaci¨®n, probablemente formulable incluso matem¨¢ticamente, es m¨¢s que probable. Si en Catalu?a hay m¨¢s salafismo, y por ende, m¨¢s yihadismo, es por motivos hist¨®ricamente muy conocidos de mayor similitud e incluso de posici¨®n avanzada respecto a las tendencias del conjunto de Europa, por m¨¢s que algunos quieran invertir estos hechos para convertirlos en motivo de discordia y denigraci¨®n.
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