Justicia ling¨¹¨ªstica
Ni PP ni PSOE han hecho nada para evitar que a¨²n haya gente que se horroriza cuando oye el catal¨¢n o el vasco en una rueda de prensa
A lo mejor el lector interesado en el f¨²tbol recuerda un comentario del jugador del Real Madrid Sergio Ramos, cuando un 7 de octubre de 2010 escuch¨® a Gerard Piqu¨¦ atender a los periodistas en catal¨¢n. Se trataba de una rueda de prensa a prop¨®sito de un pr¨®ximo partido de la selecci¨®n nacional en la que participaban ambos. Recuerdo esa vergonzante ocasi¨®n. Y volv¨ª a sentir la misma perplejidad que sent¨ª la primera vez ante la reacci¨®n del jugador andaluz cuando escuch¨® a su compa?ero de selecci¨®n hablar en catal¨¢n.
Piqu¨¦ respondi¨® en su idioma materno, entre otras cosas, porque as¨ª est¨¢ estipulado en las ruedas de prensa que ofrecen los clubes despu¨¦s de cada partido: que se pueda preguntar y responder en cualquiera de las lenguas de Espa?a. La reacci¨®n de Ramos (un jugador, cuando no est¨¢ obligado a defender su ¨¢rea, bastante menos botarate que como lo ridiculizan en el programa de s¨¢tira deportiva Krakovia) consisti¨®, cuando le toc¨® responder, en decir, rojo de contenida ira y con evidente socarroner¨ªa, que ¨¦l iba a contestar en andaluz, ya que Piqu¨¦ se hab¨ªa atrevido a responder en p¨²blico en una lengua extra?a a sus espa?ol¨ªsimos o¨ªdos. Era evidente que Ramos, como muchos espa?oles, es de los que creen que cuando alguien habla delante de ¨¦l en catal¨¢n, euskera o gallego, y ya no digamos en astur, es para ofenderlo o, peor todav¨ªa, insultar a Espa?a.
Pues este domingo ¨²ltimo, volvi¨® a repetirse una situaci¨®n parecida. Esta vez sucedi¨® durante la rueda de prensa posterior al partido que disputaron el Almer¨ªa y el Eibar. Era el turno del entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, el que ten¨ªa que someterse a las preguntas de los periodistas. Las c¨¢maras mostraron a un responsable del club andaluz advirtiendo que las preguntas se har¨ªan en euskera y luego en castellano. Algunos periodistas acreditados de la prensa local comenzaron a protestar.
Unos lamentaban la falta de consideraci¨®n hacia sus o¨ªdos pocos habituados a las lenguas de Espa?a. Otros sencillamente se quejaban porque no entend¨ªan esa lengua. Volvi¨® el empleado del club a pedir cordura. Pero ni por esas, el murmullo adversario al euskera prosigui¨® creando confusi¨®n y retardo. As¨ª hasta que Garitano consider¨® suficiente la bronca y decidi¨® marcharse. En ninguno de los dos casos, nadie repar¨® en el gesto de deferencia hacia la pluralidad ling¨¹¨ªstica de Espa?a que se estaba practicando en esas concretas circunstancias. Domin¨® la mala fe, la falta de sensibilidad para con las otras lenguas de tu propio pa¨ªs, o sencillamente la ignorancia. O una lamentable mezcla de las tres.
Los partidos que intentar¨¢n en las pr¨®ximas citas electorales abrir grietas irreversibles entre el bipartidismo tienen la oportunidad hist¨®rica de resolver este contencioso
En los casi 40 a?os de democracia, ninguno de los dos grandes partidos que se alternaron en el poder, PSOE y PP, hicieron nada por normalizar esta situaci¨®n. Ni ministros de Cultura, ni ministros de Educaci¨®n, ni presidentes de Gobierno movieron un dedo para evitar que un segmento muy significativo de la ciudadan¨ªa espa?ola todav¨ªa asista horrorizado cada vez que escucha catal¨¢n o vasco. Creo que ya va siendo hora de que se ponga remedio a esta anormalidad.
Los partidos que intentar¨¢n en las pr¨®ximas citas electorales abrir grietas irreversibles entre el bipartidismo tienen la oportunidad hist¨®rica de resolver este contencioso. No hace mucho escuch¨¦ a un miembro de una asociaci¨®n contraria a la independencia, sugerir que el Estado deber¨ªa garantizar conocimientos generales de sus lenguas en todo su territorio. Me pareci¨® una buena noticia, aunque viniera de una agrupaci¨®n con la que me cuesta ponerme de acuerdo con la mayor¨ªa de sus propuestas. Por lo pronto ni a Ciudadanos ni a Podemos les o¨ª ni les le¨ª nada en esta urgente direcci¨®n. Y cito a estos dos partidos porque aunque las encuestas no les auguren el caudal suficiente de votos para gobernar, s¨ª se las auguran para negociar pactos imprescindibles y decisivos.
Puede que alguien considere que esta cuesti¨®n es una minucia que no merece m¨¢s atenci¨®n. Una an¨¦cdota en medio de los grandes problemas que aquejan a Espa?a: el paro, la corrupci¨®n, el d¨¦ficit fiscal, la deuda p¨²blica, el incremento insoportable de las desigualdades sociales, la mal nutrici¨®n en capas amplias de la poblaci¨®n infantil, los desahucios, etc¨¦tera. Pero la cuesti¨®n no es balad¨ª. Y adem¨¢s, esta reivindicaci¨®n, por si alguien pensara lo contrario, nada tiene que ver con la independencia, ni con su victimismo end¨¦mico. Es simplemente una cuesti¨®n de justicia democr¨¢tica y cultural. Y, sobre todo, de sensibilidad e inteligencia pol¨ªticas. Que todav¨ªa haya en Espa?a gente que se enfurezca cuando oye hablar en catal¨¢n o en vasco es de una gravedad insultante.
PD: Mis querencias ideol¨®gicas y electorales est¨¢n en las ant¨ªpodas de las del se?or alcalde de nuestra ciudad, pero ello no quita, que a t¨ªtulo personal y como usuario (o fl?neur) de las calles de Barcelona, le agradezca la remodelaci¨®n de la Diagonal. Es una arteria que solo la pisaba cuando iba a la librer¨ªa Cinc d?Oros.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario
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