Madrid para peque?os ¡®foodies¡¯

¡°Nuestros hijos deben saber que los vegetales no nacen en una bolsa de pl¨¢stico con etiqueta¡±, dice el manifiesto de MammaProof.org para ¡°aficionar a los ni?os al buen comer¡± y fomentar el conocimiento de los alimentos. Con el hashtag #FoodieKids, un colectivo de mam¨¢s blogueras aficionadas a la gastronom¨ªa y la vida sana han asumido la tarea de marcar el camino para que haya una revoluci¨®n de calidad en los men¨²s infantiles y que las familias inquietas sepan d¨®nde hay materia prima que merezca la pena, con especial ¨¦nfasis en los ingredientes locales y de temporada y en los men¨²s enfocados en los aspectos nutricionales.

Para ello, han recopilado sus experiencias en una gu¨ªa, #RutaMMMP, que cuenta de momento con una edici¨®n para Barcelona y otra para Madrid en castellano y en ingl¨¦s.

En la gu¨ªa madrile?a de Mamma Proof, que descubr¨ª en La Cocinita de Mam¨¢ Campo (recomendada parada de filosof¨ªa eco en Chamber¨ª), hay 39 propuestas. Del colmado de comida org¨¢nica al caf¨¦ con encanto, el restaurante de hamburguesas vegetales, la comida casera espa?ola, italiana o brasile?a o la taberna japonesa. En todos los casos se advierte si hay facilidad de acceso para carritos de beb¨¦, cambiador de pa?ales, zona de juegos, amplitud de horarios, posibilidad de talleres culinarios, precios, wifi para adictos a redes sociales... Los establecimientos seleccionados por la gu¨ªa tienen un sello de bienvenida familiar que garantiza ¡°el compromiso de accesibilidad, amabilidad y atenci¨®n especial¡±.

Dice Eva Hache en el pr¨®logo de la gu¨ªa madrile?a que responde ¡°comida¡± a la t¨ªpica pregunta del camarero de ¡°?qu¨¦ le ponemos a los ni?os?¡±. Estoy de acuerdo con su queja: ¡°?Por qu¨¦ extra?a raz¨®n pedir¨¢ para m¨ª unos macarrones con ketchup y una fritanga no identificada?¡±. El men¨² para los cr¨ªos puede variar en cantidad, pero no en calidad. Es un gusto que una personita coma de todo y que no s¨®lo elija patatas fritas de guarnici¨®n, tambi¨¦n zanahorias o br¨¦col. A las criaturas hay que educarlas el paladar en consonancia con lo que come la familia. Incluso hay que acostumbrarlas a sentarse a la mesa y disfrutar, no corretear por el restaurante sin respetar al servicio o a los comensales. Los baby foodies no nacen, se hacen.