Dal¨ª, el barcelon¨¦s
La ciudad fue fundamental para el pintor ampurdan¨¦s, a pesar de que aparece muy difusa en su geograf¨ªa vital
El universo geogr¨¢fico de Salvador Dal¨ª (1904-1989) aparece siempre asociado a su ciudad natal Figueres; a Cadaqu¨¦s, donde pasaba los veranos; a Portlligat, donde ten¨ªa uno de sus estudios; a P¨²bol, donde estaba el castillo que regal¨® a su esposa Gala; incluso a ciudades como Par¨ªs y Nueva York, donde vivi¨® largas temporadas. Pero el genial pintor ampurdan¨¦s mantuvo una relaci¨®n y unos v¨ªnculos muy intensos con Barcelona toda su vida, que no siempre han sido lo suficientemente considerados dentro de su intensa biograf¨ªa.
Su familia paterna y materna era mayoritariamente barcelonesa; muchas de sus amistades de toda la vida fueron barcelonesas; desarroll¨® una intensa vida social en esta ciudad; sus inicios profesionales tuvieron lugar en Barcelona, e incluso la utiliz¨® para poner a punto sus m¨¦todos de acci¨®n y su capacidad de polemizar. Aqu¨ª expuso un buen n¨²mero a veces y escribi¨® art¨ªculos de prensa, adem¨¢s de pasear el nombre de esta ciudad por todo el mundo. Pero sus inclinaciones pol¨ªticas centralistas, su rechazo al nacionalismo, del cual presumi¨® en vida, y la decisi¨®n de ignorar Barcelona y Catalu?a en sus ¨²ltimas voluntades en favor de Madrid, siguen pesando en la imagen negativa que todav¨ªa hoy, despu¨¦s de 25 a?os muerto, se sigue teniendo de ¨¦l. Un libro que saldr¨¢ los pr¨®ximos meses del historiador del arte Ricard Mas, autor de un buen n¨²mero de ensayos sobre el pintor, publicado por el Ajuntament dentro de la colecci¨®n que ha editado t¨ªtulos como Espriu i Barcelona, Joan Fuster i Barcelona y Candel i Barcelona, reivindica el barcelonismo de Dal¨ª, despu¨¦s de recorrer los lugares que el pintor frecuentaba en la ciudad y de entrevistar cerca de un centenar de personas que lo conocieron.
Dos de los acontecimientos que relacionan Dal¨ª con Barcelona marcan la vinculaci¨®n, entre el amor y el odio, del pintor con esta ciudad. Los dos se sit¨²an en uno de los centros de debate intelectual de la ciudad con m¨¢s de 150 a?os de historia: el Ateneu Barcelon¨¨s. El 1930, despu¨¦s de pronunciar la conferencia Posici¨® moral del surrealismo, puso fin a su relaci¨®n con la cultura imperante de la ciudad, tras calificar el escritor ?ngel Guimer¨¤ de ¡°gran cerdo¡±, ¡°pederasta¡± y ¡°inmenso putrefacto peludo¡±; de proponer el derribo del barrio G¨°tic; de abolir la sardana y regalar un ejemplar de La Femme visible, que acababa de publicar, con la dedicatoria: ¡°Para el putrefacto Ateneu Barcelon¨¨s, afectuosamente¡±. El acto, como no pod¨ªa ser de otra manera, acab¨® con un intento de agresi¨®n a Dal¨ª de algunos de los socios presentes, la dimisi¨®n del presidente, Pere Corominas, que no fue aceptada, y con Pere Adalvert, amigo de Guimer¨¤, tildando Dal¨ª de ¡°don nadie, tarambana y boca del infierno¡±. Por el contrario, el 1950, dos a?os despu¨¦s del regreso de su exilio americano voluntario, Dal¨ª volvi¨® al Ateneu para reconciliarse y hacer las paces con su conferencia Por qu¨¦ fui sacr¨ªleg, por qu¨¦ soy m¨ªstico?en la cual se retractaba de su pasado.
Pero hubo otras veces. La primera imagen p¨²blica conocida de Dal¨ª est¨¢ en Barcelona, a finales de 1926, con 22 a?os. Son fotogramas del documental Gent y paisaje de Catalu?a de Josep Gaspar, en el cual se recoge una pl¨¢cida conversaci¨®n al jard¨ªn del Ateneu junto a escritores como Josep Maria de Sagarra y Alexandre Plana, pintores como Llu¨ªs Mercader o Rafael Durancamps, o galeristas como Josep Dalmau, en que el pintor dialoga con normalidad con estos intelectuales ante la c¨¢mara. ¡°Es que Dal¨ª ten¨ªa un 75% de sangre barcelonesa. Es normal su presencia desde muy joven en esta ciudad, aunque no haya muchas im¨¢genes, puesto que Figueres y Barcelona estaban muy bien comunicadas desde finales del siglo XIX por tren¡±, explica Mas, que empieza su libro explicando la complicada familia del pintor y su vinculaci¨®n con la ciudad.
Como su abuelo Galo Dal¨ª, que lleg¨® a Barcelona el 1881 y se instal¨® con su mujer Teresa Cus¨ª y sus tres hijos, Caterina, Salvador ¡ªel padre del pintor¡ª y Rafael, en un piso de alquiler a la rambla de Catalu?a. Y all¨¢ vivieron hasta que Galo se suicid¨® el 1886, despu¨¦s de un intento fallido, ech¨¢ndose por el patio de luces, y la viuda y los dos ni?os hu¨¦rfanos fueron acogidos en casa de la hija grande, Caterina, que se hab¨ªa casado con el abogado Jos¨¦ Maria Serraclara. Salvador estudi¨® Derecho. En 1900 obtuvo la plaza de notario por oposici¨®n de Figueres, pero antes de instalarse se cas¨® con su prometida a la bas¨ªlica de la Merc¨¨ de Barcelona, mientras que su hermano Rafael estudi¨® medicina y acab¨® siendo el m¨¦dico del cuerpo de bomberos de Barcelona. ?l fue el atene¨ªsta que introdujo el pintor en la entidad.
Felipa Dom¨¨nech, la madre de Dal¨ª, ¡°que era de Barcelona y siempre vivi¨® al Call¡±, ten¨ªa dos hermanos. Anselmo era el propietario de la librer¨ªa Verdaguer, situada ante el Liceo, y fund¨® el Associaci¨® Wagneriana de Barcelona y, con Amadeu Vives y Llu¨ªs Millet, el Orfe¨® Catal¨¤. ¡°Fue el proveedor del artista, de lecturas y de art¨ªculos de pintura, como telas y pinceles, y era un miembro hiperactivo de la sociedad civil, atene¨ªsta y amigo del galerista Dalmau, que aparece en las im¨¢genes del Ateneu con Dal¨ª y que acab¨® siendo marchando suyo¡±, explica Mas.
La presencia del pintor a la ciudad es continuada en estos primeros a?os. Siempre que viene se aloja en casa de su familia, hasta que el 1929 conoce a Gala en Cadaqu¨¦s. ¡°La familia no pudo soportar que el noi conviviera con una mujer rusa, diez a?os m¨¢s grande que ¨¦l, casada y madre de una ni?a, de la cual, adem¨¢s, sospechaban que traficaba con drogas, as¨ª que acab¨® desheredado y expulsado del universo familiar¡±, cosa que propici¨® el alejamiento del que hab¨ªa sido su universo familiar y geogr¨¢fico hasta entonces. ¡°Fui expulsado de mi familia el 1930, sin un solo c¨¦ntimo. Todo mi triunfo mundial lo he conquistado con la sola ayuda de Dios, la luz del Empord¨¤ y la heroica abnegaci¨®n cotidiana de una mujer sublime, mi esposa Gala¡±, escribi¨® Dal¨ª en Nueva York el 1950.
¡°Sigue viniendo a dar conferencias y a montar exposiciones, pero a partir de entonces se aloja en hoteles como Royal Meubl¨¦ de la calle de Carme y, desde 1935, a la Hotel Ritz, el primer hotel que tuvo la ciudad para acoger grandes personalidades como ¨¦l¡±. El actual Palace conserva la suite Salvador Dal¨ª, de 150 metros cuadrados, ba?o romano y antig¨¹edades, en la cual el pintor protagoniz¨® un buen n¨²mero de an¨¦cdotas: el 1971 regal¨® a Gala, por su aniversario, un caballo disecado que subieron por las escaleras hasta la habitaci¨®n del quinto piso. El d¨ªa siguiente dio una rueda de prensa subido a lomos del pobre animal petrificado.
Dal¨ª demostr¨® su conocimiento de Barcelona en art¨ªculos como los que escribi¨® a Vogue el 1950 y a Paris Match el 1969, donde hace pr¨¢cticamente de gu¨ªa tur¨ªstico y recomienda visitar lugares como la Sagrada Fam¨ªlia, la Pedrera o el Parc G¨¹ell, todos de Gaud¨ª, ¡°el primer arquitecto alucin¨®geno¡±, o ver Copito de Nieve en el zoo, al cual hace protagonizar un happening con una maniqu¨ª vestida de novia; aconseja asistir a los toros a la Monumental, o comer en restaurantes como Les Sets Portes, el Via Veneto, el Perellada, el Windsor, Els Cargols, Quo Vadis y La Orotava, donde, si iba acompa?ado, ¡°sobre todo de modelos guapos que pagaba una agencia, lo armaba pidiendo cosas y platos incre¨ªbles¡±. Tambi¨¦n aconsejaba visitar la plaza Reial, donde ¡°le gustaba perder toda una tarde¡±, se?ala Mas desde la terraza de la Oca?a, un bar-restaurando que, si hubiera existido en vida del pintor, seguro que lo habr¨ªa visitado.
Cerca de la plaza Reial frecuentaba tiendas como El Taxidermista, donde se hizo la famosa foto montado, otra vez, en un rinoceronte y donde encarg¨® 2.000 hormigas disecadas para una de sus obras; tambi¨¦n el Herbolario del Rey, que conserva recipientes para mate con la imagen de Napole¨®n, el personaje que tanto lo impresion¨® desde peque?o, y no par¨® hasta conseguir uno a cambio de un dibujo que nunca lleg¨® a entregar. ¡°Cuando ten¨ªa seis a?os quer¨ªa ser cocinero, y a los siete, Napole¨®n, y desde entonces mi ambici¨®n no ha parado de crecer¡±, escribi¨® a Diario de un genio. Se puede visitar la tienda de alpargatas de la calle Aviny¨®, o la fruter¨ªa del Mercat la Boqueria, donde adquir¨ªa miel de d¨¢til para que sus bigotes se mantuvieran firmes. Otras tiendas han cerrado, como la sastrer¨ªa Mosella. ¡°Estaba situada bajo la Pedrera y era donde se hac¨ªa sus trajes¡±, explica Mas. Da fe una fotograf¨ªa que se exhib¨ªa en la tienda hasta hace dos a?os, en que el propietario probaba uno de sus trabajos ante la mirada de Franco.
Por la noche visitaba tablaos flamencos como el de Los Tarantos, en el cual bailaba Maruja Garrido, ¡°una bailaora que hizo debutar en el Olympia de Par¨ªs y a la cual prefiri¨® para protagonizar el 1971 un surrealista videoclip junto al Arc de Triomf dirigido por Valerio Lazarov, en lugar de Lola Flores¡±, o la zona de bares gays que hab¨ªa junto a la plaza, ¡°que visitaba con su amigo el bailar¨ªn y galerista Carlitos Lozano y su inseparable Amanda Lear, un travesti de Barcelona de Noche, con la cual iba a los toros y se sentaba a primera fila, y despu¨¦s se iba con los toreros de fiesta tras la corrida. A Dal¨ª le encantaban los travestis. En el libro se explicar¨¢ todo¡±.
Y es que Mas ha vaciado literalmente las hemerotecas en busca de la informaci¨®n que ha quedado de la presencia de Dal¨ª a la ciudad, comprobando que muchas de sus intervenciones generaban im¨¢genes pero no informaci¨®n escrita, ¡°como su participaci¨®n en programas de radio donde hab¨ªa concursos para saber cu¨¢nto med¨ªan sus bigotes, o de dobles de Kim Novak¡±. Tambi¨¦n, que muchos de los t¨®picos que incluso ¨¦l mismo cre¨® no se corresponden con la realidad. ¡°En sus libros explica que hizo cosas en un d¨ªa que en realidad pasaron en meses e incluso a?os de diferencia. El libro pondr¨¢ orden en todo esto¡±, avanza Mas.
De su casi centenar de entrevistas ha podido comprobar como muchas de las personas que ¡°presumen y sacan provecho¡± de haberlo conocido ¡°no lo conoc¨ªan tanto¡±, mientras que otros ¡°como el director de cine Bigas Luna, ya muerto, el artista Xavier Corber¨® o el peluquero Llongueras s¨ª que tuvieron una relaci¨®n muy intensa y sana con ¨¦l¡±. Otro de los aspectos poco sabidos de Dal¨ª es que ayud¨® muchos artistas catalanes a ser conocidos en los Estados Unidos, present¨¢ndolos galeristas, trayendo prensa o montando fiestas despu¨¦s de las inauguraciones. Lo hizo con Corber¨®, con T¨¤pies o con Tharrats. En una fiesta, despu¨¦s de la inauguraci¨®n de una exposici¨®n de T¨¤pies a la galer¨ªa Martha Jackson de Nueva York, Gardy Artigas, en un tipo de acci¨®n surrealista, y sin que Dal¨ª se diera cuenta, le cort¨® un de sus caracter¨ªsticos bigotes. ¡°Cuando volvi¨® a Espa?a el primero que hizo fue encargar a Llongueras un malet¨ªn con bigotes postizos, por si le volv¨ªa a pasar¡±. Unos bigotes que sin duda utiliz¨® en las sesiones fotogr¨¢ficas que tanto le gustaba protagonizar.
La primera vez que Dal¨ª expone sus cuadros en Barcelona fue en 1922, en una muestra organizada por la Associaci¨® Catalana de Estudiants a las Galeries Dalmau, donde expuso ocho teles y recibi¨® el elogio de la prensa. Tres a?os m¨¢s tarde, en la misma Dalmau, debut¨® en solitario con 17 pinturas y cinco dibujos, y el 1926 expuso al Sal¨® de Tardor de Sala Par¨¦s, mientras que el a?o siguiente hizo su segunda individual a la Dalmau con 23 nuevas pinturas y siete dibujos. Este a?o Margarida Xirgu estren¨® al Teatre Goya Mariana Pineda de Federico Garc¨ªa Lorca, con decorados y vestuarios de Dal¨ª. ¡°Siguieron exposiciones el 1933 y 1934, organizadas por Dalmau, y despu¨¦s nada, hasta la Biennal Hispanoamericana de 1952, en la cual se le dedica toda una sala. El 1962 expuso su Batalla de Tetu¨¢n junto con la de Fortuny, al Sal¨® del Tinell; la galer¨ªa Tharrats expone su obra en 1967; la Rene Metr¨¢s dos veces, en 1969 y en 1973, y la galer¨ªa Dau al Siete otra vez en 1970, acabando con la grande retrospectiva que se le mont¨® el 1983, en que se pudieron ver 400 obras suyas¡±, enumera Mas de memoria.
A pesar de las numerosas exposiciones que celebr¨® en Barcelona, son pocas las obras que se conservan de ¨¦l a la ciudad. ¡°Vendi¨® algunas obras a la primera exposici¨®n individual por la posici¨®n del padre y del t¨ªo. Menos en la segunda. La gente se retrat¨® porque era el nen, pero aqu¨ª, en general, no se compra arte, ni de Dal¨ª, ni de Mir¨® ni de Picasso; incluso se venden el que tienen por dos duros¡±, se lamenta Mas. Pas¨® con la familia de Dal¨ª. El 1956, su t¨ªo Anselm y sus primos vendieron a unos ricos italianos el impresionante Penya-segats (1926) y el matrimonio Morse, los principales coleccionistas de Dal¨ª en la Norteam¨¦rica, aconsejados por el mismo pintor, se quedaron la mayor¨ªa de las 22 obras que colgaban al pasillo de la vivienda familiar de la ronda Universitat.
Dal¨ª tuvo un papel fundamental en la consideraci¨®n y revalorizaci¨®n del Modernismo barcelon¨¦s y, sobre todo, de Gaud¨ª. ¡°Lo admiraba sin reservas. A Gaud¨ª lo atropellan el 1926, y cuatro a?os despu¨¦s ¨¦l ya hablaba de su obra en Par¨ªs de forma entusiasta. Ha sido lo principal difusor de su obra en Francia y los Estados Unidos¡±. Fue ¨¦l quien lo defendi¨® ante los surrealistas en un art¨ªculo de Minotaure con fotograf¨ªas de Man Ray, despu¨¦s de que Apollinaire y Zervos aseguraran que Gaud¨ª ¡°hab¨ªa desacreditado la ciudad con sus numerosas construcciones, con su gusto de lo m¨¢s rid¨ªculo¡±; una opini¨®n que compart¨ªan entonces muchos barceloneses. Dal¨ª se sent¨ªa atra¨ªdo por esta arquitectura fantasiosa y diferente. El 1950 escribi¨® a Vogue: ¡°Al passeig de Gr¨¤cia encontrar¨¦is ejemplos sensacionales de este tipo de arquitectura delirante, verdadera m¨²sica debussiana solidificada¡±, y el 1956 dio una conferencia happening al Parc G¨¹ell alabando el arquitecto y su obra. Tanto lo admiraba que, adem¨¢s de los elogios te¨®ricos y literarios, incorpor¨® su imaginario gaudiniano en obras como Monument imperial a la mujer-ni?o (1929) y La fuente, donde las columnas perforadas con balcons asim¨¦tricos remiten a Gaud¨ª.
En cuanto a si sigue siendo un personaje molesto en Barcelona y Catalu?a, un personaje por revalorar, Mas cree que no. ¡°Cuando muri¨® el 1989 todo el mundo pensaba que era un payaso, la gente no ten¨ªa ninguna consideraci¨®n con ¨¦l. Se valoraba s¨®lo el buen dibujante que era y su periodo surrealista, y es que la imagen fr¨ªvola que proyect¨® el NO-DO le hizo mucho mal. Pero con el tiempo su imagen ha mejorado, y no porque nadie haya hecho una campa?a en su favor, que no. El tiempo pone a todo el mundo a su lugar, y hoy Dal¨ª es uno de los grandes, del cual todav¨ªa nos queda mucho para valorar, como su faceta como escritor y pensador¡±, considera el investigador.
En cuanto a si Barcelona se ha portado bien con ¨¦l, Mas es categ¨®rico: ¡°Nunca lo echaron a patadas; ha habido momentos de m¨¢s o menos idilio, y otros momentos en treinta, despu¨¦s de la famosa conferencia de la Ateneu, que viene a la ciudad, pero no tiene ninguna atenci¨®n medi¨¢tica, no se le hace caso, porque es un alborotador, un alterado y un guillado. Pero la cosa cambia cuando vuelve en 1948. Es verdad que no tiene calle ni plaza, y que se da en una calle el nombre de una persona de la que te sientes orgulloso, y parece que siempre hay una excusa para no darlo. Es verdad que su presencia a los museos de la ciudad es m¨ªnima o nula, pero Figueres tampoco est¨¢ tan lejos, no hay que ser barcelonac¨¦ntrico¡±.
No deja de llamar la atenci¨®n que el Museu Nacional de Art de Catalu?a (MNAC) s¨®lo tenga de ¨¦l tres obras de juventud y otra cedida por la Generalitat el 2010: Naixement una diosa, que regal¨® el mismo pintor un a?o antes de su muerte. Y, sobre todo, que el Museu de Art Contemporani de Barcelona (Macba) no tenga ninguno, a pesar de que habr¨ªa podido tener unas cu¨¢ntas. Despu¨¦s de morir el 1989, el Estado, propietario ¨²nico del legado, cre¨® una comisi¨®n para repartir sus obras entre Madrid, Figueres y Barcelona. Seg¨²n Jaime Brihuega, uno de los negociadores ministeriales, fue decisi¨®n de la Generalitat traerlo todo en Figueres. El actual consejero de Cultura, Ferran Mascarell, asegur¨® hace unos meses: ¡°En alg¨²n momento de la negociaci¨®n, qui¨¦n la gestionaba decidi¨® no ejecutar la opci¨®n que se quedaran algunas obras en Barcelona¡±. Hasta que el Ayuntamiento no concrete en qu¨¦ plaza o calle le da el nombre de Dal¨ª, seguramente un espacio a la nueva centralidad que ser¨¢ la estaci¨®n de la AVE de la Sagrera, Dal¨ª seguir¨¢ oculto en la ciudad. Tanto como las pinturas que el 1969 cre¨® en una vuelta del Palacete Alb¨¦niz por encargo del alcalde Porcioles y que s¨®lo se pueden visitar, a pesar de que son p¨²blicas, una vez al a?o, durante el fin de semana de la Merc¨¨.
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