Campa?a sin tema
La contienda electoral apenas tiene contenido porque el temario dimanar¨¢ de unos pactos post-electorales sobre los que todas las candidaturas mantienen una opacidad t¨¢ctica
Es tanta la nimiedad de lo que se oye en la campa?a al Ayuntamiento de Barcelona que har¨ªa pensar en un limbo sin ideas ni visi¨®n, sino fuera porque tambi¨¦n es cierto que se est¨¢n formulando algunas iniciativas de inter¨¦s que desafortunadamente son irreductibles a la simplificaci¨®n encapsulada del Twitter. En su mayor¨ªa, los candidatos act¨²an como si estuviesen repartiendo chuches gratis a la puerta del colegio. Pero no hay chuches gratis aunque a veces los pagan unos y los mastican otros. Parad¨®jicamente, la irrupci¨®n anti-sistema obliga a los otros contendientes a hacer promesas electorales incumplibles y err¨¢ticas cuando lo l¨®gico ser¨ªa lo contrario. Es decir, ofrecer sensatez, sentido de la realidad, know how. Una ciudad como Barcelona es un organismo con sus insomnios y sus ansiedades, su sentimentalidad y sus tensiones disgregadoras, por lo que las estrategias pol¨ªticas forzosamente han de partir de la complejidad y no del modelo de parque tem¨¢tico.
Un alcalde es algo perfectamente serio, aunque Joan Clos se empe?¨® en demostrar lo contrario y Xavier Trias le ha secundado de forma equiparable, como alcalde de autoridad endeble y candidato que palmea el hombro de la ciudadan¨ªa como si acariciase la vieja sombra de aquel invento que se llam¨® transversalidad pol¨ªtica y que est¨¢ saltando por los aires. La transversalidad se ha comarcalizado, como se ha comarcalizado el frente medi¨¢tico soberanista. Si un alcalde es algo perfectamente serio es porque la gesti¨®n de una ciudad grande o peque?a afecta a la cotidianeidad de sus habitantes. Te¨®ricamente, ese tendr¨ªa que ser el eje central de una campa?a en busca del voto de la ciudadan¨ªa de Barcelona.
Xavier Trias tiene talante, tanto talante que no se sabe si es secesionista o posibilista, de derecha o de izquierda, socialdem¨®crata o liberal, partidario de la sostenibilidad o de la disrupci¨®n. Apela ya al voto ¨²til. En realidad, tiene tanto talante sin contenido que tal vez acabe siendo el voto ¨²til de aquellos barceloneses que ven en Ada Colau la premonici¨®n de un desastre de gesti¨®n inapelable por mucho que el Ayuntamiento de Barcelona disponga de un funcionariado de alta calidad, de estrategas competentes y de capacidad tecnocr¨¢tica. Pero luego viene la pol¨ªtica. A¨²n as¨ª, existe la posibilidad de que quienes en un amplio espectro de centro-derecha y derecha carecen de toda empat¨ªa pol¨ªtica con el alcalde actual acaben vot¨¢ndole para que Ada Colau no sea alcaldesa, abandonando sus primeras preferencias de voto. Desde luego, el voto ¨²til no carece de riesgos porque con un talante tan multilateral, Xavier Trias puede acabar pactando ¡ªpactar ser¨¢ necesario, seg¨²n las encuestas¡ª con quien sea y como sea. Ser¨ªa un caso patente de inutilidad del voto ¨²til.
Por eso estamos en una campa?a electoral sin mucho tema, porque el temario dimanar¨¢ de unos pactos post-electorales sobre los que todas las candidaturas mantienen opacidad t¨¢ctica. Mientras, tenemos la oportunidad perdida de hablar del modelo de Barcelona que la consolide como marca internacional en el siglo XXI y abandone el complejo de ser coraz¨®n, cabeza pensante, caja fuerte y pulm¨®n empresarial de la Catalu?a so?ada por un nacionalismo que hoy es un repunte arcaico.
Un alcalde es algo perfectamente serio. Secundar las propuestas impositivas y de gasto esot¨¦rico que propugna la candidata Ada Colau acabar¨¢ afectando la macro-gesti¨®n tecnol¨®gica y financiera de Barcelona, entre otras cosas porque los populismos consisten en gobernar ¡ªo lo que sea¡ª para unos contra otros. Una ciudad de ciudades como Nueva York, est¨¢ demostrado que alcaldes como Rudy Giuliani y luego Michel Bloomberg marcan una diferencia entre la regresi¨®n y el futuro.
La reciente elecci¨®n de Bill de Blasio ya va perfilando un contraste alarmante. El Nueva York que consigui¨® el objetivo incre¨ªble de mejorar la seguridad ciudadana y dar un empuje cualificado a sus escuelas posiblemente bata r¨¦cords menos aconsejables. Claro es que una gran ciudad como Barcelona acaba sobreviviendo a todo, incluso a la guerra, pero es que no se trata de sobrevivir sino de readaptarse, competir y ofrecer a su ciudadan¨ªa oportunidades y calidad de vida. Despu¨¦s de la crisis de 2008, con todo su malestar social y sus devastaciones, la ciudad de Barcelona est¨¢ reinvent¨¢ndose casi de forma espont¨¢nea. Es una cuesti¨®n de capital humano. Econom¨ªa global, reindustrializaci¨®n, exportaciones, espacio mediterr¨¢neo. Lo que no aparece en el horizonte electoral es un alcalde capaz de liderar la reinvenci¨®n de la ciudad.
Valent¨ª Puig es escritor.
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