De la Diagonal a Nou Barris
La credibilidad de Ada Colau se juega en su capacidad para aplicar pol¨ªticas que reduzcan la desigualdad entre los barrios
La abigarrada coalici¨®n que el domingo triunf¨® en la batalla por el Ayuntamiento de Barcelona es la de aquellos que nunca hab¨ªan ganado unas elecciones. Algunos de quienes la votaron, quiz¨¢ muchos, habr¨¢n apoyado en otras ocasiones a Iniciativa, al PSUC e incluso puede que entre ellos se cuenten electores de los que en 1999 votaron la coalici¨®n formada por Pasqual Maragall para su primer asalto a la presidencia de la Generalitat, la que agrupaba al PSC con Ciutadans pel Canvi e Iniciativa-Verds. Aquella que gan¨® en votos pero no en esca?os, en una di¨¢fana demostraci¨®n de que la Catalu?a pujoliana les consideraba, y sigue haci¨¦ndolo, ciudadanos de segunda clase. Pero nunca hab¨ªan sido los protagonistas exclusivos de la victoria. Nunca en Barcelona hab¨ªa ganado las elecciones una coalici¨®n cuyo eje territorial y social fuera la avenida Meridiana. Esto es lo que termin¨® el domingo.
No solo es un cambio pol¨ªtico. Es una rigurosa novedad hist¨®rica si se trata, como es el caso, de unas elecciones municipales para la capital de Catalu?a. El eje del mando pol¨ªtico local ha pasado de la Diagonal a la Meridiana. De Sarri¨¤-Sant Gervasi a Nou Barris y Sant Andreu de Palomar. No es poco, si se consolida. En la sociedad capitalista el poder pol¨ªtico de la derecha va acompa?ado por el poder econ¨®mico y una potent¨ªsima capacidad de crear hegemon¨ªa social. No hay que ser adivino para advertir que por ah¨ª le van a apretar los tornillos, como se los apretaron a partir de 2006 al gobierno de izquierdas encabezado por Maragall.
La victoria de esta in¨¦dita coalici¨®n de izquierdas forjada en torno a una mezcla de movimientos sociales como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, nuevos actores pol¨ªticos como Podemos, y los herederos del PSUC, ha sido posible, entre otras cosas, porque contaba con un liderazgo inusualmente potente en la pol¨ªtica catalana de las ¨²ltimas d¨¦cadas, comparable s¨®lo a los demostrados en sus respectivos momentos decisivos por Maragall y Jordi Pujol. Por Maragall en 1999 y por Pujol en 1980. Es decir, un liderazgo con un extraordinario plus de credibilidad para los objetivos espec¨ªficos que se propone. En el Pujol de 1980 era la reafirmaci¨®n colectiva de Catalu?a. En el Maragall de 1999 era la ambici¨®n de gobierno de la Catalu?a progresista. El 2015 de Ada Colau es la promesa de reducir la desigualdad social escandalosamente agravada en la capital catalana como en el resto del pa¨ªs desde el estallido de la crisis econ¨®mica de 2008 y la consiguiente imposici¨®n de las pol¨ªticas de restauraci¨®n financiera.
Ganar era lo m¨¢s dif¨ªcil, y la coalici¨®n Barcelona en Com¨² ya? lo ha conseguido, pero lo que viene no es f¨¢cil
Colau tiene ganada a pulso su credibilidad y con sus a?os de activismo social ha demostrado una capacidad de direcci¨®n m¨¢s que suficiente para acceder a la alcald¨ªa. Lo que ahora est¨¢ por ver es si su biso?ez pol¨ªtica y su inexperiencia como gobernante son, por ejemplo, como las de Toni Farr¨¦s en el Sabadell de 1979. Recu¨¦rdese, el Sabadell que hab¨ªa protagonizado poco antes una sonora huelga general pol¨ªtica puso al frente de la ciudad a un novato que se convirti¨® en el mejor alcalde de su historia. O, puesto que se trata de la ciudad de Barcelona, est¨¢ por ver si Colau ser¨¢ como el Narc¨ªs Serra de 1979 y el Pasqual Maragall de 1982, los dos alcaldes que supieron dirigir coaliciones municipales de izquierdas con habilidad suficiente como para llevar a cabo la reinvenci¨®n de una Barcelona devastada por la crisis industrial de la d¨¦cada de 1970. Con la diferencia de que ahora quien dirige es quien entonces iba de socio.
Ganar era lo m¨¢s dif¨ªcil, y la coalici¨®n Barcelona en Com¨² ya lo ha conseguido, pero lo que viene no es f¨¢cil. Ni de lejos. El siguiente paso es forjar una mayor¨ªa de gobierno y, luego, un equipo capaz de dirigir la ciudad. Las dificultades ser¨¢n inmensas en ambos frentes. ?C¨®mo va a encajar el PSC su descenso a la casi irrelevancia en un Ayuntamiento que lleg¨® a considerar como propio? ?Puede ERC concebir que se hable de algo que no sea la independencia de Catalu?a para ma?ana? ?Puede aceptar la CUP que ahora le toca colaborar de buena fe con los colaboracionistas que participaron en los gobiernos municipales de anteayer?
La habilidad para forjar una mayor¨ªa de gobierno con estos mimbres dar¨¢ la medida de la capacidad de la agitadora Colau para la pol¨ªtica de gobierno. La hora de gobernar Barcelona, de dirigir su Ayuntamiento, ha llegado para aquellos a quienes siempre les toc¨® ir, como m¨¢ximo, de acompa?antes. Muchos de ellos no se hab¨ªan atrevido siquiera a so?ar algo as¨ª. Los acostumbrados a mandar lo so?aban solo en forma de pesadilla.
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