¡®Robin Hood Falciani¡¯, antes Ars¨¨ne Lupin
El exempleado del HSBC que filtr¨® cuentas opacas presenta en Barcelona un documental sobre su caso que inaugura el DocsBarcelona
El joven de traje gris perla (?un punto verdoso?), corbata a juego, facciones atractivas, pelo negro hacia atr¨¢s y largos dedos probablemente pasados por manicura luce una camisa n¨ªvea como en buena parte del reportaje que protagoniza, La llista de Falciani, producci¨®n germano-catalana con la que hoy se inagura la 18? edici¨®n del DocsBarcelona, Festival Internacional de Cine Documental.
Visita Herv¨¦ Falciani (Montecarlo, 1972) raudo la ciudad donde fue detenido a mediados de 2012 por la Interpol a petici¨®n de las autoridades suizas. Falciani fue travieso: con una elegancia s¨®lo comparable a la de uno de los m¨¢s grandes ladrones de guante blanco literario, Ars¨¨ne Lupin, como exempleado monegasco del banco HSBC rob¨® los datos de 130.000 cuentas bancarias an¨®nimas y pringosas de evasi¨®n fiscal de ciudadanos de 180 pa¨ªses. Pero luego decidi¨® ser Robin Hood y las filtr¨®. Swiss leaks.
Como en todo giro brusco de personalidad, hubo truco, que el documental de hora y media de Ben Lewis refleja sin profundizar. De rigurosa factura anglosajona en las fuentes (se entrevistan a exministros de Econom¨ªa; fiscales de Francia, Suiza o Espa?a; saltan datos por doquier...) y notable inquietud est¨¦tica (predominio de edificios de noche retroiluminados por las oficinas medio desiertas; salas de mucha madera y luz indirecta; oscuridad...), el documental cuenta que Falciani empez¨® a sus 21 a?os a trabajar en el Casino de Montecarlo, hasta ascender al banco de la entidad. De ah¨ª pas¨® al HSBC donde, iron¨ªas de la vida, le ficharon para actualizar y blindar el sistema inform¨¢tico. Ah¨ª descubri¨® las artima?as y servicios opacos que ofrec¨ªan los bancos a sus megaclientes. Copi¨® datos y, seduciendo a una directiva del banco, crearon una empresa con la que ofrec¨ªan la informaci¨®n a entidades finacieras de medio mundo. Nadie compraba. Hasta que alguien le dio la clave: se equivocaba de clientes, eso deb¨ªa venderlo... a los estados.
Barcelona, la isla del tesoro del documental
"Vivimos la edad de oro del documental", dice con conocimiento de causa Joan Gonz¨¢lez, director de la ya 18? edici¨®n del DocsBarcelona, que hasta el domingo ofrecer¨¢ 42 piezas de 24 pa¨ªses, en el CCCB y los cines Aribau. Un evento que se permite el lujo de atraer a 135 proyectos y a 37 financieros potencialmente interesados en ellos, que intercambiar¨¢n pareceres en m¨¢s de medio millar de reuniones. Ello por no citar el espacio de exhibici¨®n de trabajos de estudiantes de comunicaci¨®n audiovisual de Catalu?a, los talleres, las master class...
Que ocurra en Barcelona no es casual: "Para el g¨¦nero, es una isla en el sur de Europa: no hay nada parecido ni en Lisboa, ni Madrid, Roma o Atenas", recita mientras halla las causas en unas condiciones cuya primera piedra se puso en los 90 y que hizo coincidir an¨®malamente los intereses de TV-3, la Administraci¨®n, las universidades y, desde 1997, el propio DocsBarcelona. Con un crecimiento de p¨²blico de un 20% anual (en 2014, 6.000 personas) y un presupuesto de 370.000 euros, el certamen busca apoyo privado para crecer por el Festival. "La sociedad ha aceptado narrarse a s¨ª misma a trav¨¦s del documental. Se miran ya en casals y en cines, la tecnolog¨ªa permite que m¨¢s gente pueda producirlos y verlos y siguen ya las reglas narrativas del cine", resume Gonz¨¢lez la situaci¨®n del g¨¦nero en Catalu?a. Toda una isla del tesoro del documental en el Mediterr¨¢neo.
¡°He firmado acuerdos para obtener dinero, pero eso fue antes; yo no cobro nada pero tampoco quiero desaparecer: as¨ª controlo la informaci¨®n y evito que se pierda¡±, dice en Barcelona Falciani. ¡°No se puede vivir sin dinero y menos si no tienes leyes que te protejan¡±, a?ade con un castellano rocoso que facilita que sus respuestas serpenteen como una anguila y se resuman en que sus motivaciones iniciales son menos interesantes que lo que denuncia. ¡°Lo importante es el final, poner los datos sobre la mesa¡±, dice.
El documental, estreno en Espa?a, tuvo su premi¨¨re mundial hace 15 d¨ªas en M¨²nich, donde Falciani no asisti¨® porque en Alemania la petici¨®n de extradici¨®n del gobierno suizo deber¨ªa ejecutarse. Vive en Francia pero, admite, no tiene casa y la situaci¨®n familiar es compleja porque ¡°viajo mucho y de un modo secreto o no seg¨²n si en ese pa¨ªs gozo de amnist¨ªa¡±. Colabora con la comisi¨®n europea, diputados italianos y el Gobierno franc¨¦s. En Espa?a, pas¨® cinco meses en la c¨¢rcel, de la que sali¨® en diciembre de 2012 tras pactar con la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Salpic¨®, entre otros, a Emilio Bot¨ªn y la trama G¨¹rtel, mientras la Audiencia Nacional rechaz¨® su extradici¨®n. ¡°La ley puede ir en contra de la difusi¨®n de informaci¨®n que sirve para luchar contra la corrupci¨®n de esos mismos pa¨ªses¡±, suelta como paradoja.
Falciani se ha convertido en un autor de aforismos: ¡°Todo secreto genera desigualdad¡±. O esta con regusto a Esopo: ¡°Es una utop¨ªa controlar el dinero sucio como se hace ahora en Europa: es como pensar que los lobos aprender¨¢n a no comerse las ovejas¡±. Propone que la presi¨®n fiscal de los Estados sobre los bancos ¡°recaiga menos en los beneficios y m¨¢s sobre las transacciones; es m¨¢s eficaz y por eso no las quieren¡±.
Se le ve tranquilo en el sof¨¢. ¡°La mejor manera de protegerme es compartiendo informaci¨®n sensible; eso es lo primero que han de promover los Estados: m¨¢s cobertura a los que quieren denunciar¡±. Parece hasta feliz y eso que el documental arroja datos descorazonadores de cada pa¨ªs agraciado en su lista: en Francia, de los 9.187 afectados s¨®lo se ha perseguido judicialmente a cinco; en Inglaterra, de 3.600, a uno... ¡°No se puede hacer nada solo; es algo que he aprendido¡±, dice quien se alegra del ascenso de Podemos: ¡°Colaboro con ellos y tambi¨¦n con gente del 15-M: tenemos los mismos objetivos¡±. Lo importante es llegar al poder, ni que sea con pactos. ¡°La diversidad har¨¢ que sea m¨¢s dif¨ªcil corromper alcaldes¡±, sostiene.
Pide Falciani m¨¢s tiempo para que la ciudadan¨ªa se conciencie y la banca ¨¦tica para que se aposente (¡°no es lo mismo escoger un banco que otro; empieza a haber alternativas¡±). Y es casi entra?able cuando pugna contra el des¨¢nimo: ¡°Los bancos no tienen el poder; es mentira: si lo tuvieran de veras no lo dir¨ªan; s¨®lo lo ostentan cuando cuentan con pol¨ªticos corruptos a su lado y eso se puede cambiar con unas elecciones¡±.
En el documental, Robin Falciani tiene hasta su sheriff de Nottingham, el fiscal general de Suiza, que se pasa la hora y media lamentando que no puede pillar al escurridizo forajido, a quien acusa de ser ¡°culpable de espionaje econ¨®mico¡±. Con h¨¦roes con enemigos as¨ª, qui¨¦n se acuerda de Lupin.
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