¡°Los leales a la ¨¦tica ser¨¢n reconocidos, como mi padre¡±

Enrique Tierno P¨¦rez Rela?o tiene 68 a?os. Acaba de conseguir una de las metas de su vida, la presidencia del Ateneo de Madrid, decano de las instituciones culturales madrile?as. Es hijo de Enrique Tierno Galv¨¢n, el Viejo Profesor, que fue primer alcalde democr¨¢tico de Madrid entre 1979 y 1986, a?o en que falleci¨® y se convirti¨® en un mito para la izquierda madrile?a. De hecho, algunos candidatos se han acercado a su figura durante las elecciones para ganar votos.

Provisto de una ¨²til visi¨®n de conjunto sobre la pol¨ªtica, de la cual, aplic¨¢ndose el understatement de los anglosajones, esa autolimitaci¨®n cort¨¦s, asegura ¡°saber muy poco¡±, tiene criterio y lo esgrime con desenvoltura. Tuvo cercanas y excelentes referencias para configurarlo.

A la pregunta de qu¨¦ le ense?¨® su padre, Enrique Tierno Galv¨¢n, sobre el mundo de la pol¨ªtica, responde: ¡°Creo que, expl¨ªcitamente, no me ense?¨® nada, pero me dej¨® su ejemplo. Cuando me mov¨ªa en mis mundos petrolero y financiero, jam¨¢s intent¨® llevarme a la pol¨ªtica. Eso s¨ª, siempre me recomend¨® que defendiera mis ideas como un complemento de la actividad social, pero nunca como algo a tiempo completo. Junto con mi madre, siempre me dio enorme libertad para tirar hacia donde quisiera¡±.

A la hora de calificar de cero a diez a la clase pol¨ªtica madrile?a, pide puntualizar y responde con otra pregunta: ¡°?A qu¨¦ parte de ella? Porque, entre la que est¨¢ en candelero, esa que cambia como una veleta y un d¨ªa se enfrenta y al otro se al¨ªa con los frentes populares que esa misma parte define, a esa clase desnortada con desnortadas pol¨ªticas, para no ponerle un cero ¡ªcualquier profesor se avergonzar¨ªa de calificarla as¨ª¡ª le pondr¨ªa un uno. Por el contrario, al sector de la clase pol¨ªtica que est¨¢ buscando un norte digno, le pondr¨ªa un ocho; y veremos los resultados que consiguen para ponerles un diez¡±.

Al preguntarle sobre qui¨¦n o qui¨¦nes cree que entre los pol¨ªticos varones y hembras hoy en liza se asemeja m¨¢s a la figura de su padre, responde con un significativo ¡°?Uf...!¡±. ¡°Es muy dif¨ªcil determinarlo¡±, dice. ¡°Hay personas que encarnan mucho mejor algunas de las ideas de mi padre, como nuestra querida juez [Manuela Carmena], por esa forma quijotesca de lidiar con los asuntos que aborda, de lo cual se ha percatado casi todo el mundo¡±. Y agrega: ¡°En otros l¨ªderes, el profesor universitario que est¨¢ dando la batalla por el Gobierno auton¨®mico [?ngel Gabilondo] tiene una imagen tambi¨¦n parecida a la de mi padre. En cuanto a los l¨ªderes de los partidos conservadores, no veo a nadie con rasgos parecidos. En los dem¨¢s observo, a veces, maneras parecidas de enfocar algunos problemas pero, como seres humanos, solo veo a esos dos y, sin menosprecio a los dem¨¢s, marco distancias¡±.

¡°Necesitamos firmeza?en los principios ?para afrontar la corrupci¨®n¡±

A prop¨®sito de c¨®mo contempla la emergencia de nuevos partidos, Tierno P¨¦rez Rela?o subraya: ¡°Tal y como estaba la situaci¨®n pol¨ªtica, veo su surgimiento como algo necesario¡±. Cree asimismo que, al igual que el Viejo Profesor inaugur¨® una moral p¨²blica en la vida pol¨ªtica espa?ola, ¡°hoy somos muchos los ciudadanos y las ciudadanas que estamos en ese intento, para lograr una regeneraci¨®n del comportamiento pol¨ªtico y ¨¦tico que creo que conseguiremos. Tal vez es una confianza ut¨®pica, pero desde luego tengo la ilusi¨®n de lograrla¡±. Respecto a qu¨¦ receta cabr¨ªa aplicar para salir de la postraci¨®n pol¨ªtica, el v¨¢stago de Tierno Galv¨¢n recomienda emularle ¡°manteniendo firmeza en una moral de principios y en una ¨¦tica del comportamiento como gu¨ªa para afrontar la corrupci¨®n. Va siendo apremiante¡±, se?ala, ¡°que la corrupci¨®n nunca m¨¢s vuelva a surgir en generaciones venideras¡±. Y sentencia: ¡°Contrariamente a quienes unos d¨ªas tienen unos principios y al d¨ªa siguiente tienen otros, aquellos que se mantengan fieles a los principios y a la ¨¦tica en el comportamiento ser¨¢n reconocidos, como lo fue mi padre¡±.