Mas, por el camino de Hereu
Puede ocurrir que se convoquen elecciones como un plebiscito sobre la independencia y se conviertan en un plebiscito sobre las pol¨ªticas de CiU
Adelantar al mes de septiembre las elecciones al Parlament con el objetivo de convertirlas en un plebiscito sobre la independencia de Catalu?a es una apuesta de alto riesgo. Aunque el asunto a debatir era muy distinto, evoca la jugada que Esquerra Republicana (ERC) le hizo en la primavera de 2010 al entonces alcalde de Barcelona, el socialista Jordi Hereu, exigi¨¦ndole un refer¨¦ndum municipal sobre la reforma de la avenida Diagonal. La oposici¨®n, encabezada en aquel momento por Xavier Trias, consigui¨® que la ciudadan¨ªa citada a la consulta se pronunciara contra el proyecto urban¨ªstico auspiciado por el alcalde. La sonora derrota de Hereu marc¨® el principio del fin de 31 a?os de gobiernos de izquierda en el Ayuntamiento de la capital catalana. Ya se sabe, los referendos los carga el diablo.
Esquerra pretende ahora que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el Gobierno de CiU se lancen a la aventura de adelantar de nuevo unas elecciones al Parlament cuando el presidente y su partido se hallan, claramente, en una pendiente de p¨¦rdida de apoyo electoral. CiU perdi¨® diez esca?os en las elecciones auton¨®micas de 2012, que hab¨ªa adelantado valorando err¨®neamente su grado de apoyo popular. Despu¨¦s, en 2014, CiU fue superada por la propia Esquerra en las elecciones al Parlamento Europeo. Y en las elecciones municipales celebradas hace dos semanas, la federaci¨®n nacionalista ha registrado un descenso de seis puntos porcentuales respecto a las anteriores de 2011, adem¨¢s de perder plazas tan relevantes como la alcald¨ªa de Barcelona.
La tendencia electoral de CiU a la baja es el anverso de un giro a la izquierda que se opera en la sociedad catalana tras seis a?os de una crisis econ¨®mica que genera un profundo malestar social. El deslizamiento a la izquierda se produce, adem¨¢s, en el contexto de una crisis pol¨ªtica e institucional que, entre otras cosas, sacude tambi¨¦n el sistema de partidos y produce unos movimientos electorales en los que resulta muy arriesgado hacer predicciones. ?Qui¨¦n iba a decir hace un a?o que la alcald¨ªa de Barcelona no ser¨ªa ni para el candidato de CiU, ni el del PSC, ni el de Esquerrra?
El r¨¢pido ascenso de Podemos, la revitalizaci¨®n de Ciudadanos en Catalu?a, la expansi¨®n de la CUP, la divisi¨®n del PSC, todo eso seguir¨¢ ah¨ª en septiembre
La federaci¨®n de CiU cruje por el desacuerdo entre los dos partidos que la forman sobre si promover o no una hipot¨¦tica independencia de Catalu?a. ?C¨®mo ser¨¢ CiU dentro de seis meses?
La incertidumbre que ahora preside el escenario catal¨¢n persistir¨¢ en septiembre. Nada induce a pensar que para entonces habr¨¢ desaparecido el malestar social provocado por la crisis econ¨®mica, que se resume en este insoportable 21% de paro de la poblaci¨®n en edad laboral. La inestabilidad en un sistema de partidos tensionado por el debate sobre la independencia seguir¨¢ ah¨ª. La volatilidad electoral que acaba de provocar el r¨¢pido ascenso de Podemos, la revitalizaci¨®n de Ciudadanos en Catalu?a, la expansi¨®n de la CUP, la divisi¨®n del PSC, todo eso seguir¨¢ ah¨ª en septiembre.
Tal como est¨¢n las cosas, la conversi¨®n de unas elecciones parlamentarias en un plebiscito sobre la independencia, y ganarlo, debe de ser aproximadamente tan factible como convertir la misma convocatoria electoral en un plebiscito contra el Gobierno de Artur Mas y sus pol¨ªticas de ajuste presupuestario, contra los recortes de derechos laborales, en educaci¨®n, sanidad y ayudas sociales. Una oportunidad para pronunciarse contra la inutilidad de las recetas neoliberales que han provocado el obsceno aumento de la desigualdad econ¨®mica en ¨¦poca de crisis.
A Artur Mas puede pasarle algo muy parecido a lo que le sucedi¨® a Jordi Hereu en 2010, tambi¨¦n por hacerle caso a ERC. Que convoque unas elecciones con la intenci¨®n de convertirlas en un plebiscito sobre la independencia y la oposici¨®n se las convierta en un plebiscito sobre sus pol¨ªticas. Pero, incluso en el caso de producirse una mayor¨ªa independentista, nada induce a pensar que una convocatoria de este tipo sirva para desbloquear el contencioso catal¨¢n en Espa?a.
Este desbloqueo solo puede venir de un cambio en las Cortes, con la desaparici¨®n de la mayor¨ªa absoluta del PP y su sustituci¨®n por otra de signo moderado, capaz de negociar. La tendencia marcada por el electorado el pasado 24 de mayo indica claramente que las mayor¨ªas absolutas han pasado a la historia y que cabe esperar que en Navidad tambi¨¦n haya llegado a su fin la que, presidida por Mariano Rajoy, ha llevado el conflicto catal¨¢n hasta este punto de exasperaci¨®n que puede inducir a pol¨ªticos sensatos a cometer insensateces como convocar tres elecciones al Parlament en cinco a?os.
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