Connolly: ¡°Mis personajes llevan los pecados que yo he cometido¡±
El creador del detective Charlie Parker vuelve a mezclar lo polic¨ªaco y lo espiritual en 'El invierno del lobo'
La escritura de John Connolly (Dubl¨ªn, 1968) brota de su obsesi¨®n por "la b¨²squeda del gozo en el lector". Incluso en las escenas m¨¢s malvadas y cruentas, asegura el escritor irland¨¦s. Va trenzado espiritualidad e imaginaci¨®n con las historias m¨¢s tenebrosas, mezcla las dosis adecuadas de ficci¨®n y realismo, para que sus obras "sean cada vez mejores". De nuevo a salto entre la novela negra y la de fantas¨ªa, Connolly insiste con su peculiar "h¨ªbrido" g¨¦nero literario y lleva a las librer¨ªas El invierno del lobo (Tusquets, 426 p¨¢ginas), la ¨²ltima entrega protagonizada por el detective Charlie Parker. Firma ejemplares a sus admiradores en la Feria del Libro de Bilbao, conversa apasionado de la cocina del libro, siempre sonriente, sin esquivar ninguna cuesti¨®n.
Connolly lleva preparada la contestaci¨®n cuando le pregunta de d¨®nde saca las ideas de sus libros. Sale al paso con una cita que toma de otro icono de la ciencia-ficci¨®n, Terry Pratchett: "Las ideas las compro en una peque?a tienda en una calle de Londres". En esta ocasi¨®n, para escribir El invierno del lobo, reconoce tras romper el hielo, se introdujo en la historia de las religiones hasta dar con una "congregaci¨®n" llamada Familia del Amor, una secta surgida en Europa en el siglo XVI que "era herm¨¦tica y se distingu¨ªa por su hostilidad a los forasteros, hasta el punto del homicidio" (p¨¢gina 157). Este grupo sat¨¢nico se instala en Prosperous, en Maine (Estados Unidos), adonde llega Parker para investigar la muerte de un sin techo y la misteriosa desaparici¨®n de su hija Annie.
En la decimotercera entrega de la serie que arranc¨® en 1999, reaperecen los s¨ªmbolos trascendentales (en esta ocasi¨®n unas extra?as im¨¢genes con forma de rostros humanos que figuraban anta?o en las iglesias con car¨¢cter casi "pornogr¨¢fico", escribe en el libro) y se suceden las andanzas de un Charlie Parker guiado por la ira y la venganza, otras veces por la compasi¨®n: "Eso forma la base de este libro. Tiene mucha presencia lo sobrenatural, como el resto. Lo sobrenatural no ten¨ªa cabida en la novela negra, porque? esta se basa en lo racional, pero los g¨¦neros literarios evolucionan incorporando nuevas influencias, como ocurre en la m¨²sica". As¨ª defiende Connolly su estilo particular de "novela h¨ªbrida, entre la novela negra y la de fantas¨ªa".
"En Irlanda nos gusta mucho el folklore, el mundo de la imaginaci¨®n y somos cat¨®licos, pero es dif¨ªcil ser cat¨®lico y racional a la vez. Todav¨ªa me critican mucho por esa mezcla de g¨¦neros", afirma el novelista: "Eso pasa porque tengo miedo a quedarme encasillado por escribir siempre novelas negras. Me gusta experimentar y aprender algo nuevo".
No hay nada peor que hacer perder el tiempo a los lectores
Antes de recoger la Pluma de plata que conceden los libreros de Bilbao, Connolly ha reconocido que ha vuelto a disfrutar con la serie que protagoniza Parker. "Me encanta escribir, disfruto mucho y no quiero que los lectores sufran", afirma sin perder la sonrisa. Cita a su admirado escritor americano James Lee Burke ("el mejor escritor de novela de cr¨ªmenes y polic¨ªaca del momento", dice rotundo), para enmendarle la tesis de que los personajes malos "no tienen nada que ver conmigo". "Yo meto un poco de m¨ª mismo en los personajes. Cada pecado que he cometido lo llevo a un personaje de mis libros. No quiero crear monstruos de dibujos animados. Incluso con los m¨¢s malvados, intento comprender por qu¨¦ son as¨ª".
Entiende la lectura como una actividad l¨²dica, en la que el lector consiga vivir "una experiencia satisfactoria". "No hay nada peor que hacer perder el tiempo a los lectores", sostiene, porque "todos hemos tenido la experiencia de leer un libro que no nos ha gustado, pero hemos seguido leyendo porque no quer¨ªamos que el libro nos ganase, aunque al libro le da igual si le lees o no. Puedes dejar un libro sin leerlo y no se va a ofender. Pero hay un n¨²mero limitado de libros que puedes leer en tu vida, y no hay nada m¨¢s frustrante que dedicar tu tiempo leyendo un mal libro". Por eso, la literatura de Connolly se orienta a que "el acto de leer sea un acto de placer". Hace un inciso para afirmar que "los libros son caros" y sentencia que en cada libro que escribe "siempre tengo en mente al lector".
A Connolly no le importa hablar del futuro de su personaje central, el Charlie Parker obsesionado con hacer justicia para que el mal no quede impune, cuya vida literaria no tiene un final previsto. "Todav¨ªa tengo que pagar la hipoteca", responde de carrerilla y suelta una sonora carcajada. "En alg¨²n momento hay que poner fin [a Parker] y dar una respuesta a los lectores. Lo habitual es que muera el autor y el personaje siga vivo. Al contrario solo ha ocurrido con el inspector Morse, de Colin Dexter. Pero a los lectores no les gusta nada que mates a un personaje. Si yo me muero en un bar de Bilbao, los lectores se van a poner un poco tristes, eso espero al menos, pero pueden ir a una librer¨ªa y comprar una novela de Lee Child o de cualquier otro autor. Si yo mato a Charlie Parker no podr¨ªa salir de casa en un buen tiempo por miedo. El truco para los lectores es encontrar un final adecuado y que no les deje sinti¨¦ndose enga?ados o decepcionados. Todav¨ªa no tengo la respuesta ni he averiguado la forma de hacer esto".
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