?ngel Crespo, Virgilio de la belleza
Artistas de todas las generaciones homenajean al poeta, traductor y ensayista cuando se cumplen 20 a?os de su muerte. Tres nuevas ediciones revisan su obra
El estallido de la Guerra Civil oblig¨® a ?ngel Crespo (Ciudad Real, 1926 - Barcelona, 1995) a dejar de acudir al colegio. No pis¨® el aula durante la contienda, pero sus padres manten¨ªan refugiado a un profesor de franc¨¦s que ense?¨® al ni?o el idioma. Eso le abri¨® a Crespo la puerta a un universo cultural. A?os despu¨¦s el manchego, abogado sin vocaci¨®n, se convirti¨® en un ¡°verso libre¡± de la Generaci¨®n po¨¦tica del 50, adem¨¢s de en ensayista, profesor, cr¨ªtico de arte, y traductor de los libros m¨¢s bellos de la literatura universal. Este fin de semana, cuando se cumplen 20 a?os de su muerte, artistas de todas las generaciones le homenajearon en Calaceite (Arag¨®n), donde fue enterrado.
?Los poetas Jos¨¦ Corredor-Matheos y C¨¦sar Antonio Molina, ex Ministro de Cultura, inauguraron las jornadas, a las que se invit¨® a recitar a una treintena de escritores y cr¨ªticos literarios como Juan Soros, Carmen Borja, Rosa Lentini o Esther Ram¨®n. Ayer se inaugur¨® la exposici¨®n Palabra de Arte con obras de Perejaume o Jos¨¦ Or¨²s. La amalgama de artistas peregrinos es pareja a la extens¨ªsima obra de Crespo. Una obra que no fue reivindicada como merecer¨ªa, opina Corredor-Matheos, pero que ¡°est¨¢ siendo hoy profunda y lentamente reconocida¡±, a?ade Molina.
De car¨¢cter serio, optimista y tan generoso, a la vez, como amplia era la colecci¨®n de pipas que atesoraba, Crespo, recuerdan sus allegados, fue un pol¨ªglota empedernido. Tradujo la Divina Comedia de Dante manteniendo el terceto encadenado original, fue uno de los descubridores para el lector en espa?ol del portugu¨¦s Fernando Pessoa y de Eug¨¦nio de Andrade, y adem¨¢s tradujo a Francesco Petrarca, a Cesare Pavese, Giacomo Casanova o Jo?o Guimar?es Rosa. ¡°Hizo de puente entre diferentes culturas, te abr¨ªa la selva e iluminaba el camino¡±, resume el escritor y cr¨ªtico David Castillo. Crespo obtuvo el Premio de los Lectores y Libreros Italianos (1979), fue Premio de Poes¨ªa Ciudad de Barcelona (1983) adem¨¢s de Premio Carlo Betocchi (Italia, 1990). La traducci¨®n para ¨¦l era como una parte de la poes¨ªa, explica su mujer, Pilar G¨®mez Bedate. Por un lado, se fijaba en los objetos y era muy realista, pero por otro trascend¨ªa por una tendencia postista . ¡°Tambi¨¦n particip¨® del realismo marxista, pero despu¨¦s evolucion¨® hacia modos m¨¢s espirituales. Es una poes¨ªa de capas¡±, detalla G¨®mez.
Su desapego hacia el realismo marxista le llev¨® a distanciarse de coet¨¢neos como ?ngel Gonz¨¢lez o Gabriel Celaya. Despu¨¦s acab¨® exili¨¢ndose. ¡°Estaba muy cansado de la lucha clandestina. Se sent¨ªa muy perseguido por la polic¨ªa. Le segu¨ªan, grababan conversaciones...¡±, relata su viuda. Crespo ya estaba casado cuando la conoci¨®, y entonces no exist¨ªa divorcio en Espa?a. ¡°Tampoco quer¨ªa encontrarse m¨¢s con sus compa?eros de generaci¨®n.¡±, cuenta G¨®mez. Viajaron por Europa, y en 1967 se instalaron en Puerto Rico. All¨ª hab¨ªa vivido Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Crespo public¨®, precisamente, el ensayo Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y la pintura junto a la amalgama de textos Guerra en Espa?a, dos libros que contribuyeron a leer con una nueva luz al poeta de Moguer.
El resultado fue que Juan Garc¨ªa Hortelano no incluy¨® a Crespo en la antolog¨ªa El grupo po¨¦tico de los a?os 50. ¡°La primera vez que volvimos, en 1978, acaba de publicarse. Est¨¢bamos en Cuenca y vimos en un caf¨¦ a Hortelano. Se levant¨® p¨¢lido, dio un abrazo fr¨ªo a ?ngel¡±, a?ade su esposa. Crespo apenas public¨® en Espa?a durante el exilio. Su ausencia f¨ªsica en el pa¨ªs jug¨® en su contra. ¡°El problema de estos c¨¢nones es que cristalizan. Tampoco se contaba con Antonio Gamoneda y esto era rid¨ªculo¡±, dice Corredor-Matheos. ¡°Mucha gente que protest¨® y ?ngel dec¨ªa: Creo que realmente no pertenezco a esta generaci¨®n, tengo una relaci¨®n distinta con la poes¨ªa¡±, remarca G¨®mez. ¡°La poes¨ªa espa?ola est¨¢ llena de burocracia¡±, dice por su parte el ex Ministro de Cultura.
Fueron los poetas no incluidos en otra antolog¨ªa pol¨¦mica, Nueve nov¨ªsimos espa?oles de Jos¨¦ Maria Castellet, los que le rescataron del olvido. ¡°A partir de En medio del camino se dirigieron a ¨¦l como maestro", remarca G¨®mez. Despu¨¦s siguieron esta senda Molina o Andr¨¦s S¨¢nchez Robayna. ¡°Estaba haciendo la mili en Granada cuando escrib¨ª por primera vez a ?ngel para publicarle un libro. Fue mi padre espiritual. Daba pistas, referencias¡±, reflexiona el ex Ministro de Cultura.
La pareja se mud¨® a Barcelona en 1988. Viv¨ªan en la calle Rossell¨®, muy cerca de La Pedrera, en un piso con dos grandes escritorios en el comedor. ¡°Hablaba catal¨¢n. Pensaba que el aprendizaje era esencial¡±, afirma Molina. Hasta su muerte fue profesor de Traducci¨®n de la Universidad Pompeu Fabra. Escogieron Barcelona porque estaban las editoriales que publicaban al poeta, como Seix Barral, y porque all¨ª se encontraban nuevos amigos; disc¨ªpulos de Joan Brossa o Mart¨ª de Riquer. ¡°?ngel ten¨ªa una verdadera obsesi¨®n. Se ¨ªba a vivir a Catalu?a y hablaba en catal¨¢n. Pensaba que el aprendizaje era algo esencial¡±, recuerda Molina. Su ¨²ltima morada fue Calaceite, donde compraron una casa para encaber todos los libros y material llevado desde Latinoam¨¦rica.
La Fundaci¨®n Jorge Guill¨¦n edit¨® en tres tomos su poes¨ªa completa. Quedan por publicarse tres in¨¦ditos. Adem¨¢s escritores j¨®venes, otra vez, realizan nuevas lecturas de sus versos. Este 2015 se est¨¢n publicando tres vol¨²menes sobre ¨¦l: Poemas ¨²ltimos: (Ocupaci¨®n del fuego. Iniciaci¨®n a la sombra), con pr¨®logo de Esther Ram¨®n ( Amargord Ediciones); Amad¨ªs y el explorador, preparado por Jos¨¦ Luis G¨®mez Tor¨¦, (Editorial Pre-Textos). Y La voluntad de perdurar, prologado por Jordi Doce (Fundaci¨®n Ortega Mu?oz). Este ¨²ltimo abarca la relaci¨®n de Crespo con la naturaleza y el medio rural. Su epitafio cubierto ayer de flores en Calaceite refleja esta visi¨®n po¨¦tica: ¡°Como el agua toma la forma / del vaso, as¨ª la luz / que con tanto af¨¢n busco / pueda tomar la forma / ¡ªque no s¨¦ imaginar¡ª- / de mi propia mirada. / ? O tomar mi mirada / la forma de la luz?¡±.
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