Prisi¨®n por humillar a una cajera con comentarios xen¨®fobos
Una jueza de Terrassa dicta una sentencia pionera al considerar los insultos racistas un delito contra la integridad moral

La juez del Juzgado de los Penal n¨²mero 3 de Terrassa ha condenado a cuatro meses de privaci¨®n de libertar al cliente de un supermercado por humillar a una cajera con comentarios despectivos sobre su origen colombiano. Se trata de una sentencia pionera que considera los insultos de car¨¢cter xen¨®fobos un delito contra la integridad moral.
La juez impone al acusado una pena de cuatro meses de prisi¨®n y a indemnizar con 900 euros a la trabajadora de origen colombiano de un Mercadona de Terrassa (Barcelona).
Seg¨²n la sentencia, durante los a?os 2008 y 2009 el acusado acud¨ªa al supermercado y delante de otros clientes y empleados somet¨ªa a la cajera a ¡°situaciones de humillaci¨®n en el curso de las cuales profer¨ªa expresiones despectivas que incid¨ªan en su origen latinoamericano y en su condici¨®n de inmigrante¡±.
La trabajadora del supermercado tuvo que soportar que el acusado, en mitad del supermercado, afirmara: ¡°Odio a los inmigrantes, los coger¨ªa todos, los pondr¨ªa en un barco, les pondr¨ªa una bomba y los mandar¨ªa a tomar por culo¡±. El condenado ofend¨ªa a la joven colombiana con expresiones del tipo ¡°Yo por la caja de esa pringada no paso¡±, ¡°?t¨² te crees que con el paro que hay se puede contratar a dos guarras?¡± o ¡°el otro d¨ªa me llev¨¦ a mi hijo de putas, le toc¨® una sudamericana de mierda y ni para eso serv¨ªa¡±.
La juez asegura que existe una "actitud claramente vejatoria, humillante y despectiva". "Tales circunstancias de lugar, en un supermercado y en presencia de otras personas, permiten afirmar que los hechos no son precisamente leves, que permitan una degradaci¨®n a una falta de vejaciones", insiste la sentencia.
En el juicio, recuerda la juez, la v¨ªctima asegur¨® que, aunque le dol¨ªan, hab¨ªa soportado esas "expresiones hirientes" en silencio, pero que su ¨²nico prop¨®sito era conservar el empleo.
"No hace falta ser inmigrante para valorar todo lo que significa tener y mantener un lugar de trabajo, por lo que soportar en silencio, esto es, callar todo lo que le suced¨ªa, no resulta algo especialmente an¨®malo ni especialmente extra?o, tanto por la voluntad de mantener un trabajo como por su condici¨®n de v¨ªctima de un delito de odio", razona la juez.
?La juez ha descartado condenar al procesado por una falta de vejaciones, castigo que propon¨ªa su defensa pero que no acarrea pena de c¨¢rcel, al entender que "la situaci¨®n fue claramente vejatoria y produjo un padecimiento ps¨ªquico" y teniendo en cuenta la "naturaleza degradante y humillante" de las expresiones proferidas.
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