Repoliticemos el 27-S
Ser¨ªa mejor y m¨¢s razonable seguir tendiendo puentes entre quienes pueden ser aliados para muchas cosas a partir del 28-S
Probablemente alguien pensar¨¢ que no estoy en mi sano juicio cuando hablo de repolitizar algo tan genuinamente pol¨ªtico como son unas elecciones. Pero a lo que me refiero es a intentar evitar que, con el juego de la dimensi¨®n plebiscitaria, acaben quedando difuminados aspectos clave del debate de fondo que toda elecci¨®n plantea: ?Qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde, c¨®mo se distribuyen costes y beneficios? Aparentemente, la opci¨®n del Junts pel s¨ª lo tiene claro: todos los catalanes ganan con el triunfo de esa opci¨®n, todos son beneficios para los de aqu¨ª. Los ¨²nicos que pierden son los de fuera. Los costes se los trasladamos a ellos. Soy consciente de que simplifico, pero lo cierto es que, hasta ahora, motivos tengo para ello. Contribuye a ello la din¨¢mica unitaria que preside la construcci¨®n de la mencionada candidatura que conlleva siempre la tentaci¨®n de lanzar a las tinieblas del oprobio a quienes, por distintas razones no forzosamente vinculadas con el meollo del asunto, prefieren m¨¢s pluralidad y menos unanimismo.
No hemos de olvidar que el nivel de calidad de una democracia no se mide, como muchos creen, por el consenso que se es capaz de acumular en torno a las decisiones a tomar, sino justamente por el grado de disenso que el sistema puede acoger sin que entren en crisis sus canales de conexi¨®n y di¨¢logo. Nos quejamos, con toda raz¨®n, del quietismo paralizador de Rajoy y sus ac¨®litos, que se abrazan a la bandera y a la concepci¨®n unitarista y homog¨¦nea de Espa?a para calificar de antidem¨®cratas a los que simplemente disienten. Pero, por eso mismo, hemos de convenir que no parece razonable situar en un mismo plano y catalogar como id¨¦nticos a quienes no quieren cambiar ni una coma del status quo actual, a los que esperan a que pueda modificarse la Constituci¨®n para hablar de si Catalu?a es un sujeto pol¨ªtico con capacidad para decidir, y a los que, sin definirse como independentistas, reconocen que los catalanes tienen todo el derecho del mundo para decidir, sin demoras ni condicionantes, si quieren o no seguir vinculados al Estado espa?ol. ?Puede esa pluralidad de posiciones convertirse en un juego de conmigo o contra m¨ª?
Son elecciones plebiscitarias para ¡°construir la casa¡±, que dir¨ªa Rull, pero que, siguiendo el s¨ªmil, ya est¨¢ avanzando en c¨®mo ser¨¢ ¡°la decoraci¨®n¡±
Como estrategia electoral puede valer, y hubiera sido m¨¢s convincente a¨²n si se hubiera construido una candidatura estrictamente civil o ciudadana, sin cuotas ni porcentajes a distribuir entre partidos. Pero, ahora estamos en una lista h¨ªbrida, con cuotas de partido, con hojas de ruta (escritas o no) que prev¨¦n qui¨¦n ser¨¢ presidente y c¨®mo se repartir¨¢n las consejer¨ªas. Son elecciones plebiscitarias para ¡°construir la casa¡±, que dir¨ªa Rull, pero que, siguiendo el s¨ªmil, ya est¨¢ avanzando en c¨®mo ser¨¢ ¡°la decoraci¨®n¡±. Y que adem¨¢s avanza temas o cuestiones de programa que han sido negadas sistem¨¢ticamente por la fuerza pol¨ªtica que reclama seguir ostentando la presidencia y mantener la hegemon¨ªa pol¨ªtica.
Si uno recuerda lo que ocurri¨® en el Pa¨ªs Vasco en las elecciones de 2001 que enfrent¨® a constitucionalistas (PP-PSOE, Mayor Oreja-Redondo Terreros) contra nacionalistas (PNV-EA, Ibarretxe), y el grado de crispaci¨®n alcanzado en aquella vor¨¢gine frentista, ser¨ªa mejor y m¨¢s razonable seguir tendiendo puentes entre quienes pueden ser aliados para muchas cosas el 28-S. Por ejemplo, evitando que la manifestaci¨®n de la Diada en la Meridiana se convierta en un espacio solo para independentistas convencidos y no apto para los a¨²n por convencer. Por ejemplo, no situando a quien no apoya a la candidatura de Romeva-Mas en una posici¨®n de dudosa honorabilidad patriota. Por ejemplo, aceptando que pueda hablarse de qui¨¦n es qui¨¦n en cada candidatura y cu¨¢les son sus activos y sus pasivos por su trayectoria y por las decisiones tomadas. Al final, la l¨®gica de la polarizaci¨®n total conlleva tratar de borrar los matices, silenciar la gesti¨®n realizada en el pasado y minimizar las diferencias internas someti¨¦ndolas al valor supremo de la unidad frente al enemigo. Independencia versus Rajoy: ese es el esquema que permite la mayor movilizaci¨®n y la m¨¢s efectiva din¨¢mica de acumulaci¨®n de fuerzas. Pero es tambi¨¦n una peligrosa opci¨®n si al final acabas necesitando los matices y los ¡°aliados pero diferentes¡± que has vilipendiado y situado en una posici¨®n insostenible. Ampliemos espacios, aceptemos matices, discutamos decisiones pasadas, presentes y futuras, mantengamos puentes¡, hagamos pol¨ªtica para poder construir juntos un nuevo pa¨ªs. Repoliticemos las elecciones.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
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