El crisol de una nueva hegemon¨ªa
El mundo local surgido del 24-M puede estar convirti¨¦ndose en el territorio donde igualdad, ecolog¨ªa o cooperaci¨®n tomen nuevo sentido
Los resultados municipales del 24-M pueden leerse en clave de ruptura. CiU ya no gobierna Barcelona, el PP tampoco gobierna Madrid ni Valencia. Los socialistas, sin embargo, no han erigido alternativa alguna. ?Qui¨¦n hubiera dicho hace un a?o que Comprom¨ªs y dos confluencias emergentes estar¨ªan hoy al frente de los gobiernos municipales de las tres grandes ciudades? Los espacios de revoluci¨®n democr¨¢tica no han salido a irrumpir, sino a ganar; a alterar el juego y el tablero, a disputarle la hegemon¨ªa al viejo stablishment local. Y en muchos casos lo han conseguido. Es interesante observar, por un lado, el alcance y las dimensiones del cambio en la red de actores. Y preguntarnos, por otro, si asistimos a fen¨®menos de coyuntura, o si nace un tiempo social y pol¨ªtico nuevo, que se expresa el 24-M con fuerza incipiente.
En las 13 ciudades del Estado de m¨¢s de 300.000 habitantes, PP y PSOE obtuvieron, en 2011, 336 concejales, un 80% del total; en 2015 llegan s¨®lo al 50%. M¨¢s relevante a¨²n: las diversas candidaturas de unidad popular consiguen, en esos municipios, 114 concejales, un 27,5% del total. Estamos pues ante una geograf¨ªa electoral con rasgos de ruptura. La correlaci¨®n de fuerzas entre partidos cl¨¢sicos y candidaturas alternativas experimenta, en las grandes ciudades, un vuelco sin precedentes: 336 a 17 concejales (2011); 223 a 114 concejales (2015). En Catalu?a los partidos de la vieja centralidad (CiU, PSC y PP) pierden el 24-M 435.000 votos respecto a 2011. Los espacios de confluencia y las fuerzas que los integran ¡ªen un mapa de geometr¨ªas variables¡ª ganan 536.000 votos. Algo tambi¨¦n sin precedentes.
Barcelona en Com¨² es la expresi¨®n m¨¢s n¨ªtida, pero no la ¨²nica. En Badalona, Sabadell, Terrassa, Santa Coloma, Castelldefels, Mollet, Vic o Tortosa se articulan tambi¨¦n nuevas confluencias municipalistas, m¨¢s all¨¢ de los actores pol¨ªticos preexistentes. Bcom¨² consigue el 25,2% de los votos y gana en 54 de los 73 barrios. En Nou Barris, distrito de clases populares y feudo emblem¨¢tico de la izquierda, Bcom¨² llega al 34%, doblando el voto de los socialistas (16,5%). Se produce pues un doble cambio: en la naturaleza de los actores y en su correlaci¨®n de fuerzas. En Barcelona los dos partidos hist¨®ricamente dominantes pasan a ser minoritarios en sus respectivos ejes de identidad pol¨ªtica: el PSC en el eje social (4 concejales sobre 23 de izquierdas); y CiU en el eje nacional (10 concejales sobre 29 soberanistas). ?Se dibujan as¨ª las bases de una nueva hegemon¨ªa? ?Hasta qu¨¦ punto estas transformaciones reflejan tendencias de fondo, alineadas con el cambio de ¨¦poca? Merece la pena una breve reflexi¨®n.
Las confluencias municipalistas son postpartidos llamados a funcionar como cooperativas sociopol¨ªticas
En la pol¨ªtica, como en la vida, se mezclan razones y sentimientos. La vieja pol¨ªtica de la sociedad industrial traduc¨ªa razones en intereses de clase y sentimientos en identidades comunitarias. Con el cambio de ¨¦poca, las dimensiones colectivas de la racionalidad y la sentimentalidad tienden a desplazarse hacia un nuevo tejido de valores y emociones. El binomio intereses-identidades hab¨ªa generado ideolog¨ªas s¨®lidas, ismos de todo tipo. Pero el mundo que produjo las cosmovisiones pol¨ªticas cl¨¢sicas ya no existe. La nueva ¨¦poca modela ideales l¨ªquidos, con una fuerte carga de valores y emocionalidad. Esta segunda modernidad de riesgos y complejidades; de incertidumbres vitales e injusticias colectivas no es ya capturable desde los resortes ideol¨®gicos del pasado. Pero es posible transformarla. Y es aqu¨ª donde las pr¨¢cticas municipales enraizadas en principios de cooperaci¨®n, ecolog¨ªa, igualdad, autonom¨ªa, fraternidad¡ toman un sentido nuevo y b¨¢sico. Son el terreno tangible donde se forjan horizontes de emancipaci¨®n, de construcci¨®n cotidiana del bien com¨²n.
Las ideolog¨ªas del siglo XX, adem¨¢s, generaron instrumentos de acci¨®n en forma de partidos y movimientos. Siguen existiendo, pero no podemos tampoco obviar que responden a la ¨¦poca pasada. Hoy el paisaje se va poblando de compromisos individuales, mareas, plataformas, activismo digital; nuevos di¨¢logos entre conciencia personal y ¨¦tica colectiva. La transferencia de estas l¨®gicas vitales y compartidas a la esfera de disputa del poder institucional crea sujetos pol¨ªticos de nuevo tipo. Las confluencias municipalistas reflejan este proceso. Son postpartidos llamados a funcionar como cooperativas sociopol¨ªticas; espacios de valores y c¨®digos actitudinales en com¨²n: colaborativos, orientados a la acci¨®n y a la creatividad, m¨¢s que al refugio de certidumbres heredadas. El mundo local, la pol¨ªtica de la proximidad, puede estar convirti¨¦ndose en el territorio donde todo esto empieza a ser realidad. Donde lo viejo no acaba de morir, y lo nuevo¡ nace con fuerza. Y traza primaveras de ilusi¨®n y caminos de mayor¨ªa.
Ricard Gom¨¤ es profesor de Ciencia Pol¨ªtica (UAB-IGOP)
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