¡°La memoria democr¨¢tica se basa en la de la Transici¨®n y es restringida¡±
Xavier Dom¨¨nech, Comisionado de Estudios Estrat¨¦gicos y Programas de Memoria de Barcelona
Parece extra?o que de uno de los espacios m¨¢s angostos del Ayuntamiento haya surgido uno de los episodios m¨¢s controvertidos de los apenas 100 d¨ªas de mandato de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau: la retirada del busto de Juan Carlos I del sal¨®n de plenos el pasado 24 de julio, s¨ªmbolo de un proceso de revisi¨®n de la iconograf¨ªa mon¨¢rquica y la memoria hist¨®rica en general que se llevar¨¢ a cabo en el consistorio y la ciudad toda. El despacho del Comisionado de Estudios Estrat¨¦gicos y Programas de Memoria, Xavier Dom¨¨nech (Sabadell, 1974), ya empieza a llenarse de gruesos documentos y libros que este profesor de Historia de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, de hablar tan claro y franco, sosegado y s¨®lido como el azul casi transparente de sus iris, dice que leer¨¢ en agosto para ponerse al d¨ªa. Sobre la mesa auxiliar, dos libros sobre Llu¨ªs Companys.
Pregunta: ?Retirar el busto de Juan Carlos I tiene m¨¢s de gesto, de mensaje, que otra cosa? ?Era el momento?
Respuesta. Era un tema no afrontado y responde a una anomal¨ªa. Incluso el PP hab¨ªa pedido el cambio de busto por el de Felipe VI, que CiU no quiso hacer. Vamos a afrontar pol¨ªticamente el debate porque este Ayuntamiento no va a esquivar ning¨²n tema pol¨¦mico.
P. Ahora tienen un requerimiento legal de la delegada del gobierno, Mar¨ªa Llanos de Luna, para que en un mes coloquen el busto del rey vigente.
R. Lo analizaremos con los servicios jur¨ªdicos, pero esto es la prueba de que el tema tiene un trasfondo fiscalizador que va m¨¢s all¨¢ de lo legal: hac¨ªa m¨¢s de un a?o que el busto de Juan Carlos I no deb¨ªa estar ah¨ª y no hubo requerimiento alguno. Tampoco me consta que se haya dado una petici¨®n as¨ª en todo el Estado¡ El debate es otro: la llegada de nuevas formas pol¨ªticas en el pa¨ªs --cuyos desaf¨ªos democr¨¢ticos se acent¨²an en Catalu?a por el proceso-- que plantean una crisis de legitimidad de los principios rectores del inicio de nuestra democracia, que es la Transici¨®n pol¨ªtica, en un contexto de una sociedad en crisis econ¨®mica, social y cultural. Y ese debate no agrada a algunos.
Comprometido desde los 14 a?os
¡°A veces las cosas pasan y parecen que tienen un sentido vital y son m¨¢s fruto del azar que otra cosa¡±, argumenta Xavier Dom¨¨nech para explicar su trayectoria, precoz: con 14 a?os militaba en las juventudes del PCC, pas¨® por los movimientos de insumisos y el estudiantil en la facultad. Ah¨ª aparc¨® la militancia para hacer brillante carrera acad¨¦mica sobre antifranquismo y Transici¨®n, que bas¨® en mucha historia oral, o sea, memoria.
El ¡°sufrimiento social y el gran cinismo¡± imperante cuando la crisis le llev¨® en 2008 de nuevo al compromiso pol¨ªtico con los movimientos antirecortes. Y de ah¨ª, hasta vincularse al Proc¨¨s Constituent y entrar, con muchos n¨²meros, en el bombo como cabeza de lista de Catalunya s¨ª es pot¡ pero lo cambi¨® por el Ayuntamiento. ¡°Dej¨¦ la direcci¨®n hace apenas dos meses por una decisi¨®n estrictamente familiar, estaba viviendo demasiado intensamente; por las municipales contact¨¦ con Barcelona en Com¨² y el proyecto me gust¨® y luego me ofrecieron este ¨¢mbito¡ La verdad es que pens¨¦ que no ser¨ªa tan bestia, si lo llego a saber, me quedo donde estaba¡±, bromea (?a medias?). Por el camino, tambi¨¦n fue asesor del Memorial Democr¨¤tic de la etapa del tripartito, nada que ver con el del periodo CiU. ¡°Dej¨¦moslo: no me abra otro frente, por favor¡±.
P. ?La puesta en escena ante 40 periodistas y que se tomara entre las primeras medidas del nuevo equipo municipal no tuvo un punto de populismo lerrouxista? Usted mismo defiende que ¡°el populismo es natural en una sociedad en crisis¡±.
R. No fue un acto lerrouxista quitar el busto del rey, pero ah¨ª vuelve a haber un debate de fondo: determinadas pr¨¢cticas pol¨ªticas son tachadas de populistas en sentido peyorativo, como medidas pol¨ªticas de pan y circo e importadas de Latinoam¨¦rica. El mar de fondo es una crisis de soberan¨ªa que se da en toda Europa, que aqu¨ª puede ejemplificar el PP, en que se aplican duras medias socioecon¨®micas que ni se llevan en los programas de los partidos, y eso genera una reacci¨®n de soberan¨ªa popular que toma formas diversas: el frentepopulismo cl¨¢sico en Grecia, un populismo postmoderno en Italia con el Movimento 5 stelle¡ El populismo es natural en una sociedad en crisis. Si miramos documentos fundacionales de democracias incuestionables como la francesa y la de los EEUU encontramos medidas y preceptos que pueden leerse como populistas. Insisto, no hagamos ver lo que no es: a la se?ora Llanos de Luna ya le estaba bien el busto de Juan Carlos donde estaba.
P. ?El nomencl¨¢tor de Barcelona es tambi¨¦n una demostraci¨®n de supremac¨ªa de clase, pues?
R. Todo nomencl¨¢tor expresa un recorrido hist¨®rico; se alimenta de procesos hist¨®ricos y del peso de diferentes hegemon¨ªas y, en ese sentido, s¨ª es fruto de cierta representaci¨®n de g¨¦nero y de clase; por ejemplo, en temas de g¨¦nero se ha hecho mucho trabajo pero a¨²n as¨ª sigue siendo muy minoritaria su presencia. Pero el nomencl¨¢tor tambi¨¦n es expresi¨®n de pactos sociales y si bien el de Barcelona refleja cierta pluralidad de minor¨ªas es evidente que tiene vac¨ªos de memoria graves; hay que llenar esos vac¨ªos y esas infrarrepresentaciones.
P. ?Que est¨¢ infrarrepresentado, por ejemplo?
R. Pues la Rep¨²blica. O el antifranquismo, con personajes como Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz, el Guti, Oca?a o ?ngel Rozas Serrano, que no est¨¢n¡ Se hallan poco representados porque los referentes c¨ªvicos de la memoria democr¨¢tica se han basado en la narrativa de la Transici¨®n y esa narrativa, y su memoria, es muy corta y restringida, aunque ha tenido gran densidad y sedimentaci¨®n. A la muerte de Adolfo Su¨¢rez, el rey Juan Carlos lleg¨® a decir: ¡°La democracia en Espa?a la trajimos Su¨¢rez y yo¡± y lo afirm¨® en plena crisis y en pleno debate¡ La cultura c¨ªvica democr¨¢tica es m¨¢s plural y merece alguna cosa m¨¢s. Haremos un plan memorial m¨¢s amplio que lo del nomencl¨¢tor que pactaremos con la sociedad civil, las asociaciones de vecinos y la oposici¨®n¡
P. Cuando anunciaron la iniciativa, habl¨® de revisar unos 200 a?os hacia atr¨¢s. Si es as¨ª, en el caso del nomencl¨¢tor s¨®lo afecta a la dinast¨ªa borb¨®nica¡
R. Lo de los 200 a?os es un criterio de entrada, no de salida; en cualquier caso, la lucha por la democracia, por su capital ¨¦tico, moral y pol¨ªtico, se conforma en los ¨²ltimos 200 a?os y una de sus primeras expresiones fue el republicanismo, que cuando nace es la ¨²nica forma democr¨¢tica. En Barcelona, en 1840 aparece el primer sindicato en toda Espa?a, vinculado al movimiento obrero textil y al republicanismo catal¨¢n¡
P. Si seguimos bajando, ?d¨®nde poner el list¨®n de la revisi¨®n y sobre qu¨¦ ¨¢mbitos?. Por ejemplo, ?mantendr¨¢n la plaza de Antoni L¨®pez? Corre un tuit en ingl¨¦s diciendo que la suprimir¨¢n¡
R. L¨®pez es visto por muchos en la sociedad barcelonesa como un prohombre catal¨¢n pero fue un esclavista¡ Hemos iniciado conversaciones con los vecinos y nuestra intenci¨®n es la de cambiar el nombre de la plaza y la estatua y colocar una simbolog¨ªa a la memoria abolicionista: Barcelona es cada vez m¨¢s multicultural y hay colectivos de emigrantes africanos que esa imagen les duele; la comunidad norteamericana ha recibido muy bien el anuncio y de ah¨ª el tuit, supongo.
P. Pues la lista promete: el general Prim bombarde¨® Barcelona y tiene pasaje, rambla y plaza; Francesc Camb¨® ayud¨® a los sublevados franquistas y tiene avenida y escultura; est¨¢n las placas en los edificios con el yugo y las flechas falangistas¡
R. S¨ª, Prim tuvo lo del bombardeo y lo de las placas con la simbolog¨ªa falangista habr¨¢ que mirarlo¡ Camb¨® en s¨ª mismo es un temazo, gran mecenas de la cultura catalana y sufragando espionaje para los franquistas¡ Habr¨¢ que mirarlo todo, pero haremos una labor propositiva m¨¢s que revisionista.
P. ?No puede haber qui¨¦n lo lea como un acto de venganza hist¨®rica?
R. No es una venganza; por mi ¨¢nimo no ha pasado nunca esa idea, entre otras cosas porque la mayor¨ªa no hemos vivido la Guerra Civil. En cualquier caso, cuando aparecen nuevos movimientos sociales que llegan a las instituciones no es para hacer lo que se ha hecho siempre. ¡°Ya los integraremos y acabar¨¢n haciendo como todos y como siempre¡±, suelen decir en una actitud muy paternalista. Si la din¨¢mica de toda la vida hubiera ido bien nosotros quiz¨¢ no estar¨ªamos ah¨ª.
P. A lo mejor, a los de Nou Barris no les gusta que les quiten la estatua de la Rep¨²blica que acompa?aba al obelisco de Diagonal / Paseo de Gr¨¤cia en 1936 y que ustedes proponen restituir.
R. Con los vecinos ya lo hemos hablado todo. Nou Barris tiene un peso brutal en la memoria de las luchas de la ciudad que no se le ha reconocido. Recuperaremos eso y otras cosas.
P. Usted recuper¨® la Barcelona bombardeada en 1938 como responsable de una exposici¨®n en el Museo de Historia de Catalu?a en 2007 muy elogiada: Quan plovien bombes¡
R. S¨ª, porque el bombardeo de la ciudad ha quedado como una construcci¨®n aislada, un episodio desconectado de la memoria europea por la dictadura, no se vincula al conocimiento del horror ligado a Hiroshima y Nagasaki, por ejemplo, se queda en la Guerra Civil, en un marco autorreferencial; hay que ligar m¨¢s ese episodio a las dictaduras europeas de la ¨¦poca y a la Segunda Guerra mundial. Haremos un gran memorial en 2018 por los 80 a?os de los bombardeos.
P. Tambi¨¦n sostiene que el soberanismo es un proceso de relegitimizaci¨®n de las ¨¦lites catalanas.
R. El soberanismo tiene varias fuentes. Est¨¢ la existencia nacional de Catalu?a, pero viene acompa?ada de una crisis de la soberan¨ªa individual, la p¨¦rdida del control de la propia vida; se reclaman soberan¨ªas pero tambi¨¦n la soberan¨ªa personal. En el reclamo de la soberan¨ªa pol¨ªtica se ha producido una relegitimaci¨®n de las ¨¦lites catalanas y eso se ve en CiU: cuando gana en 2011 la narrativa de sus primeros discursos es claramente neoliberal: con austeridad nos ganaremos la confianza de los mercados y con eso Catalu?a se recuperar¨¢. Como ese crecimiento no pasa, hay un cambio de discurso reorientado hacia el soberanismo¡
P. Como historiador, ?qu¨¦ an¨¢lisis hace del momento sociopol¨ªtico?
R. Por un lado, me recuerda al periodo entre 1874 y 1893, de gran debate y movimiento social para ver qu¨¦ salida se daba a la crisis y ah¨ª aparece el cooperativismo y toda la articulaci¨®n de la sociedad de masas: una gran mutaci¨®n para mejorar el fondo de las cosas. En lo pol¨ªtico, me evoca m¨¢s los a?os 30 del siglo pasado, con la irrupci¨®n de nuevas formas pol¨ªticas; ahora estamos en una fase de un intento de construir una Solidaritat Catalana, ?no? En cualquier caso, la ciudad muta y de ah¨ª la importancia del debate de la memoria y la cultura, al servicio de la ciudadan¨ªa para vivir la ciudad nueva.
P. ?Esos dos libros sobre Llu¨ªs Companys?
R. En octubre se cumplen 75 a?os de su fusilamiento y lo conmemoramos, pero no como m¨¢rtir; celebraremos al pol¨ªtico y al hombre vivo. Ser¨¢ un acto brutal.
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