Una utop¨ªa en venta
Los impulsores de un falansterio fallido en el Pirineo tasan en 749.000 euros el pueblo que ten¨ªa que acoger la comunidad
Los vecinos de Llirt (Alt Urgell), un peque?o pueblo del Pirineo situado a ocho kil¨®metros de la Seu d¡¯Urgell, abandonaron el municipio en la d¨¦cada de los cincuenta. Tuvo que pasar otro medio siglo hasta que en el a?o 2000 siete aventureros compraron el pueblo para construir all¨ª su propia utop¨ªa. Utop¨ªa que no se ha hecho realidad. Hoy, Llirt sigue deshabitado y ha colgado el cartel de ¡°Se vende¡±. Ya no es un pueblo abandonado sino una sociedad con el nombre de Poble de Llirt S.L. que se puede adquirir por 749.000 euros, ¡°negociables¡±.
La historia del pueblo de Llirt es antigua. De la iglesia de Sant Jaume, que data del siglo IX, hoy s¨®lo puede verse parte del ¨¢bside. El tejado ha ca¨ªdo y el cementerio que da acceso al templo s¨®lo tiene dos cruces en pie. Una de ellas informa del entierro de un hombre, Narc¨ªs, fallecido en 1949.
Mucho antes, a principios del siglo XIX, un socialista ut¨®pico franc¨¦s llamado Charles Fourier plante¨® la idea del falansterio. Una especie de comunidad rural autosuficiente en que sus integrantes vivir¨ªan juntos en un mismo edificio y compartir¨ªan los servicios b¨¢sicos. El sue?o de Fourier fracas¨®, pero hizo mella en siete profesionales liberales que rozaban la cincuentena en los ¨²ltimos a?os del pasado siglo. Barcelona era una ciudad postol¨ªmpica cuando los siete amigos celebraban ¡ª¡°quiz¨¢ con demasiado rioja¡±, bromean¡ª una comida en la que decidieron construir una comunidad al m¨¢s puro estilo falansterio. Los idealistas eran profesores de instituto y universidad, abogados y un arquitecto de la Seu d¡¯Urgell que ten¨ªa una ligera idea de donde podr¨ªan construir su comunidad para vivir una vez jubilados.
Parcela a parcela
El arquitecto Joan Nadal, que hoy tiene 64 a?os, sab¨ªa que exist¨ªa un lugar llamado Llirt, un n¨²cleo abandonado que en la actualidad pertenece al municipio de les Valls de Valira. ¡°Conoc¨ªa a un se?or que hab¨ªa comprado el pueblo parcela a parcela y acordamos una cantidad y en el a?o 2.000 ¨¦ramos los propietarios de esta aventura¡±. Nadal sab¨ªa que hab¨ªan adquirido cinco casas derruidas y algunas parcelas. Hab¨ªa mucho trabajo por delante, pero ya ten¨ªan un lugar donde construir la futura comunidad. ¡°Est¨¢bamos muy ilusionados, Llirt est¨¢ en una monta?a preciosa, delante del Cad¨ª y con m¨¢s de 300 d¨ªas de sol al a?o¡±, sabe vender la zona. Hoy el pueblo es una aut¨¦ntica ruina y Nadal es consciente de ello. ¡°Mira, esa es la calle Mayor¡±, r¨ªe mientras se?ala un angosto camino repleto de piedras y zarzas.
A finales de los a?os cincuenta, los pocos vecinos que hab¨ªa en el pueblo se fueron a la Seu d¡¯Urgell y a Francia. Joan Caminal, carpintero que hoy tiene 71 a?os, fue uno de los ¨²ltimos vecinos de Llirt. ¡°Viv¨ªa con mis padres en Ca l¡¯Arnau y nos fuimos cuando ten¨ªa 14 a?os. Se qued¨® una familia en Cal Sala que tambi¨¦n acab¨® y¨¦ndose¡¤, recuerda. Eran a?os muy duros y la econom¨ªa del pueblo se basaba en la subsistencia: ¡°Sembr¨¢bamos trigo, ten¨ªamos terneros y gallinas, mat¨¢bamos el cerdo y hac¨ªamos vino¡±, recuerda. Nunca ha habido agua corriente ni luz en las casas y el acceso es por una pista forestal que requiere un todoterreno. Caminal va casi cada a?o. ¡°S¨®lo voy a recoger setas pero todav¨ªa recuerdo el nombre de las casas: Ca l¡¯Arnau, Cal Sala, Cal Marcelino, Cal Sim¨®n¡¡±.
Cuando Nadal y el resto de aventureros adquirieron Llirt, sab¨ªan lo que quer¨ªan construir: ¡°No ten¨ªamos ninguna voluntad especulativa, la idea era crear un lugar donde el trabajo, la vida familiar y el ocio no estuvieran segregados¡±. Al adquirir las casas derruidas y el medio centenar de hect¨¢reas, adem¨¢s de los derechos sobre el bosque comunal, empezaron a hacer planos. ¡°Me salieron unas 14 casas de 150 metros cada una. Hab¨ªamos llegado a acuerdos con granjeros de la zona para que subieran las vacas a pastar, tendr¨ªamos cierta actividad agr¨ªcola, una fonda de monta?a, un albergue especializado para m¨²sicos con capacidad para 25 personas y un centro de meditaci¨®n¡±, relata.
La utop¨ªa de los siete propietarios cabe en un grueso dossier repleto de planos. ¡°Abrir¨ªamos la puerta a m¨¢s socios y con el dinero de la fonda y el albergue autogestionar¨ªamos nuestra vida en comunidad¡±, recrea. ¡°Pens¨¢bamos que las orquestas se pelear¨ªan por venir. Aqu¨ª se puede tocar de d¨ªa y de noche sin molestar a nadie¡±, ironiza. El proyecto tambi¨¦n contaba con la idea de tener comedores y cocinas comunes e incluso una central el¨¦ctrica que fuera una ¡°mezcla de fotovoltaica e hidr¨¢ulica¡± para crear la energ¨ªa necesaria para el pueblo.
El grupo enseguida remodel¨® Ca l¡¯Arnau, la vivienda que se encontraba en mejor estado y que hab¨ªa sido la casa de Caminal. ¡°Es nuestro campamento base¡±, cuenta Nadal. Los problemas, sin embargo, empezaron a frenar el proyecto. ¡°En 2003, quisieron acogerse a un programa europeo para continuar construyendo, pero el plan de ordenamiento urban¨ªstico municipal no estaba redactado. Llirt estaba considerado una zona rural¡±.
Aprobado en 2012
El alcalde de Valls de Valira, Ricard Mateu, admite que pese a que en 2006 comenzaron a discutir el plan urban¨ªstico del municipio, este no qued¨® aprobado hasta noviembre de 2012. ¡°Ahora Llirt est¨¢ considerado casco urbano y si se quiere urbanizar pude hacerse, pero hasta ahora no pod¨ªa hacerse legalmente¡±, asegura.
Hab¨ªan pasado 12 a?os desde que Nadal y el resto de ut¨®picos compraron el municipio. ¡°Cuando acab¨® de desarrollarse el plan urban¨ªstico, est¨¢bamos inmersos en mitad de la crisis, no hab¨ªamos construido nada y, lo peor, est¨¢bamos casi jubilados¡±, lamenta Nadal. Ahora siguen reuni¨¦ndose en Ca l¡¯Arnau. ¡°Aqu¨ª hacemos fiestas, comemos, nos re¨ªmos¡¡±, cuenta. ¡°Hemos fracasado en nuestra aventura, pero tenemos todo en regla para que se convierta en la aventura de otros¡±, se resigna el arquitecto.
Aquel que quiera adquirir Llirt y construir un pueblo deber¨¢ urbanizar toda la zona. Los siete vendedores piden 749.000 euros. Lo que les cost¨® comprarlo en el a?o 2000 es un secreto pero Nadal asegura que ¡°si lo vendi¨¦ramos por 749.000 recuperar¨ªamos la inversi¨®n y podr¨ªamos irnos un par de d¨ªas a cenar¡±.
Los falansterios s¨®lo tuvieron un ¨¦xito relativo en Norteam¨¦rica. All¨ª, la mayor¨ªa cerraron al cabo de dos a?os de entrar en funcionamiento. Nadal y los suyos nunca podr¨¢n vivir en la comunidad que so?aron. ¡°Los sue?os no siempre se cumplen¡±, lamenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.