Presuntos y corruptos al paso y con fotos
No se trata de una consecuencia natural inevitable de la condici¨®n humana, esa vieja t¨¢ctica de autoprotecci¨®n, exculpatoria
Cada d¨ªa suele ocurrir, uno o varios tipos corruptos, sueltos, aparecen al paso o fijos en sus lugares habituales en Palma. Forman parte del paisaje real, est¨¢n en la maquinaria social. No esquivan el encuentro, miran o se distraen, aparecen en la geograf¨ªa urbana de Mallorca y pretenden continuar.
Se les topa en la calle, casi por azar, diariamente. Habitan por ah¨ª y unos pocos van a dormir a la c¨¢rcel. Dos decenas de sus iguales est¨¢n presos aunque la mayor¨ªa sigue en la calle. La casualidad y la estad¨ªstica van en contra de los reos encausados que no son invisibles ni evitables.
Son una parte m¨ªnima de la sociedad, reconocible, suponen una anomal¨ªa ilegal detestable. Pero ser corrupto no se trata de una consecuencia natural inevitable de la condici¨®n humana, esa vieja t¨¢ctica de autoprotecci¨®n, exculpatoria, que minimiza o dispersa el asunto de la corrupci¨®n.
Muchos delincuentes¡ªbastantes¡ª o sospechosos, acusados, condenados o pendientes de juicio, obran desde la convicci¨®n de su inocencia, de la normalidad o rectitud de sus actos, creen que son v¨ªctimas de un acto deliberado en contra. La mayor¨ªa de ellos se ampara en la sensaci¨®n hist¨®rica de impunidad y se cubre de suficiencia, va con coraza de cristal blindado.
A veces, unos suelen sobreactuar ante quienes saben de sus andanzas o posibles problemas, los han visto esposados en los juzgados, salir del calabozo o permanecer durante d¨ªas sentados en el banquillo del tribunal. Esos tr¨¢nsitos desconciertan profundamente.
Alg¨²n reo, solo o acompa?ado, en el entorno urbano, suele lanzar una mirada retadora al transe¨²nte que sabe qui¨¦n es, qu¨¦ hizo. Otros, varios, tienden a distraerse y agachan la cabeza, culposos, aun 20 a?os despu¨¦s de destaparse su implicaci¨®n en un caso. Apresuran el paso, desfilan r¨¢pido. Si van acompa?ados buscan el di¨¢logo de protecci¨®n del otro.
Pen¨²ltimos reos y presuntos corruptos han aparecido ¡ªotra vez¡ª en las fotograf¨ªas de vanidad local en los medios y revistas insulares que despliegan p¨¢ginas y m¨¢s p¨¢ginas de im¨¢genes provinciales, de tipos repetidos, semana a semana, como en un embaldosado. No es la primera vez que ocurre una distracci¨®n reprobable en la lista de invitados y las fotos corales. Se da al buscar la exhibici¨®n de supuestos ¡°mejores¡±, en el c¨®digo cortesano.
El ¡®problema¡¯ ¨¦tico y est¨¦tico, la anomal¨ªa pol¨ªtica, aparece cuando una nueva autoridad gubernamental balear, nacida de un poder electo en las urnas ¡ªno un fiscal, un juez o coronel de la Guardia Civil¡ª, posa y se fotograf¨ªa feliz, en agosto de 2015, escoltada por dos reos en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. En la misma entrega semanal otro imputado festeja su vana notoriedad con los suyos.
Otra an¨¦cdota a documentar sucedi¨® a finales de julio en un molino restaurante de Palma. Se divulg¨® en las redes sociales y en un diario. Un par de diputados del nuevo grupo virginal de la mayor¨ªa balear acudi¨® a la cena para tertulianos de la televisi¨®n privada ¡ªy arma personal¡ª que sostienen un empresario imputado (y detenido en 2010) por supuesta corrupci¨®n pol¨ªtica. Los vigilantes emergentes invitaron al evento una estrella espa?ola de su cuerda.
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