A¨²n hay jueces en Catalu?a
El Estado de Derecho: la independencia de los jueces frente a la tiran¨ªa y la arbitrariedad del poder pol¨ªtico; la primac¨ªa de la ley, expresi¨®n de la soberan¨ªa popular
"Me alegra comprobar que todav¨ªa hay jueces en Berl¨ªn¡±. La leyenda atribuye la frase al rey de Prusia Federico II el Grande. Molesto porque un molino situado cerca de su palacio le estropeaba las vistas, el rey envi¨® a un emisario para que lo comprara por el doble de su valor, para despu¨¦s echarlo abajo. El molinero declin¨® el ofrecimiento. El rey insisti¨® doblando la oferta, pero el molinero no dio su brazo a torcer. Entonces, Federico II le conmin¨® a aceptar la oferta bajo la amenaza de un decreto de expropiaci¨®n sin ninguna compensaci¨®n. Poco antes de agotarse el plazo dado, el molinero se present¨® ante el rey, que estaba convencido de que su s¨²bdito habr¨ªa recapacitado y comprendido la magnanimidad de su ofrecimiento. Sin embargo, el molinero sorprendi¨® al rey entreg¨¢ndole una orden judicial que prohib¨ªa a la Corona expropiar y demoler un molino sin otra motivaci¨®n que su satisfacci¨®n personal. Tras leer la resoluci¨®n, y cuando todo el mundo esperaba que montara en c¨®lera, el rey mir¨® al molinero y exclam¨® satisfecho: ¡°Me alegra comprobar que todav¨ªa hay jueces en Berl¨ªn¡±.
El ¡°juez de Berl¨ªn¡± simboliza el Estado de Derecho: la independencia de los jueces frente a la tiran¨ªa y la arbitrariedad del poder pol¨ªtico; la primac¨ªa de la ley, expresi¨®n de la soberan¨ªa popular, la garant¨ªa de que todos los ciudadanos son iguales ante ella y la sujeci¨®n de los poderes p¨²blicos al ordenamiento jur¨ªdico. Esta c¨¦lebre historia me ha venido a la memoria despu¨¦s de ver la reacci¨®n de la plana mayor de la candidatura Junts pel S¨ª tras los registros policiales de la sede de Converg¨¨ncia (CDC) y de la fundaci¨®n CatDem. La reacci¨®n de CDC era previsible conforme a la doctrina Pujol: todo es una estrategia del Estado, concretamente del Gobierno, para perjudicar el proceso secesionista, otro ataque a la dignidad de Catalu?a. Por suerte, para muchos catalanes el espantajo de la conspiraci¨®n planetaria contra Catalu?a empieza a resultar tan inveros¨ªmil como el contubernio judeo-mas¨®nico de anta?o.
Era de esperar que los convergentes desempolvasen el manual del padre fundador, pero lo que no estaba en el gui¨®n era que sus ahora socios, con Ra¨¹l Romeva a la cabeza, salieran en tromba a recitar la letan¨ªa del ciego (¡°Y sin embargo con tu mano gu¨ªas y a tientas toco lo que apenas veo, y digo acaso para que sonr¨ªas lo que no creo¡±, parafraseando a Rub¨¦n Dar¨ªo). Poco les importa a los que tocan a tientas que los registros fueran ordenados por un juez de primera instancia e instrucci¨®n del Vendrell, en el marco de una investigaci¨®n que se inicia a ra¨ªz de la denuncia de una concejala ?de ERC! en el Ayuntamiento de Torredembarra.
Cuando Junts pel S¨ª atribuye el registro de CDC y CatDem a maniobras del Gobierno para hacer descarrilar el proceso secesionista, no solo est¨¢ poniendo en entredicho el Estado de Derecho sino la honradez del juez
La guardia pretoriana de Mas recela incluso de la fecha elegida para llevar a cabo los registros, porque coincide con el primer acto multitudinario de Junts pel S¨ª. Es lo que tiene atiborrar el calendario de d¨ªas hist¨®ricos, que luego ning¨²n d¨ªa es bueno para que el Estado de Derecho funcione.
Sin embargo, as¨ª funciona un Estado de Derecho. Una vez se admite a tr¨¢mite una denuncia, el proceso judicial es inexorable. Y no olvidemos que la denuncia se presenta ante un juez ordinario cuyas decisiones est¨¢n fundamentadas en criterios estrictamente jur¨ªdicos y no de oportunidad pol¨ªtica. Es verdad que desde el destape independentista de Jordi Pujol han salido a la luz todas sus corruptelas y las de su partido. Pero no es menos cierto que desde entonces tambi¨¦n hemos conocido casos como el esc¨¢ndalo de los ERE o el caso Rato, que afectan a partidos contrarios a la causa secesionista. Incluso hemos visto la imputaci¨®n de la infanta Cristina. ?Acaso alguien con dos dedos de frente puede sostener que esos procesos son ataques a la dignidad de Espa?a?
Cuando Romeva, Forcadell y compa?¨ªa atribuyen los registros a maniobras del Gobierno para hacer descarrilar el proceso secesionista, no solo est¨¢n poniendo en entredicho nuestro Estado de Derecho sino que est¨¢n cuestionando la independencia y la honradez del juez de El Vendrell y, por ende, la de todos los jueces de este pa¨ªs. ?Acaso se creen que a los jueces les importa un bledo su propia reputaci¨®n? No, se?ores, la inmensa mayor¨ªa de los jueces de este pa¨ªs desempe?an su cargo con la mayor diligencia y pulcritud posibles. Ellos son los primeros interesados en que sus actuaciones resulten procedentes y ajustadas a Derecho.
A algunos nos alegra comprobar que todav¨ªa hay jueces en Catalu?a. Est¨¢ claro que a otros no tanto.
Nacho Mart¨ªn Blanco es periodista y polit¨®logo.
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