Serrat ciudadano ¨ªntimo
El cantante elige de su repertorio las canciones que reflejan sus sentimientos y su vida
En el origen de sus tiempos Serrat escribi¨® dos canciones, una para su madre, Canc¨® de bressol, y otra para echar a andar, M¡¯en vaig a peu.Ese suspiro de su intimidad marc¨® la historia de su vida como cantante ahora se mezclan, como un rumor en el que est¨¢n el miedo y las flores que abundan en su repertorio. Con esas dos melod¨ªas el noi del Poble Sec, que hace muchos a?os que tiene veinte a?os, se?al¨® el ritmo especialmente ¨ªntimo que le dio a la voz con que reapareci¨® en Madrid anoche.
Cumple medio siglo en los escenarios, tiene 73 a?os y el alma de cantante no ha interrumpido el sonido de su manera de ser como ciudadano, desde aquella canci¨®n de cuna. Anoche, en el Palacio de Deportes, cuatro meses despu¨¦s de haber suspendido esta parte de su gira del medio siglo, ese Serrat que combina lo civil con lo estrictamente personal agarr¨® la guitarra y cant¨® esas dos canciones juntas con una emoci¨®n que parec¨ªa un susurro.
Esas dos canciones, dos renglones fijos de la historia de la canci¨®n ¨ªntima, le sirvieron ¡°para aprender el oficio¡±; ahora le sirven como diapas¨®n de su Antolog¨ªa desordenada.
Ah¨ª dentro figura un elemento esencial de la autobiograf¨ªa que lleva ahora por los escenarios de Espa?a y de Am¨¦rica: Ara que tinc vint anys, de 1966. Ante la mesa camilla que adorna su escenario, este hombre que ya se peina con la brisa bebi¨® un vaso de agua y relat¨® su relaci¨®n sucesiva con ese tema que no s¨®lo dice su edad sino, en gran parte, las edades sucesivas del p¨²blico que le escucha. Ha habido versiones: cuando ya tuvo 40 a?os, y subyug¨® a los cuarentones; y la sigue cantando, ¡°porque soy catal¨¢n, y ya saben que un catal¨¢n no tira nada, y menos algo que funciona¡¡±. A ver c¨®mo la va a cantar, se pregunt¨® en seguida, ¡°cuando tenga 80¡¡±.
Serrat trajo a Madrid su repertorio ¨ªntimo y tambi¨¦n su historia civil. Cant¨® a los ni?os, esos ni?os desterrados de la felicidad de la infancia, en busca de cobijo contra la maldad y contra la guerra, ¡°abandonados ahora por esa Europa vieja, miserable¡¡±. Cant¨® a la libertad, contra la usura, e hizo bromas con la soltura del burl¨®n que le ped¨ªa perd¨®n a las se?oras por llevarse a las hijas que ten¨ªan que volver a casa antes de que dieran las diez. El tono general, de todo modos, fue marcado por esa zona de intimidad que siempre hubo en su voz, desde que encontr¨® en su madre y en los caminos adustos del porvenir el reto para seguir componiendo y caminando. Hab¨ªa gente de todas las edades; en cierto modo Serrat canta contra el tiempo y sus canciones son el reloj que cualquiera puede ponerse, joven o veterano. Cuando cant¨® Para la libertad el coro del p¨²blico parec¨ªa de ahora y de la posguerra, en la garganta de una ciudadan¨ªa que la canta por primera vez o que la cant¨® ya cuando ¨¦l le puso m¨²sica.
Atrajo al escenario luego a j¨®venes, como Dani Mart¨ªn o Pasi¨®n Vega y Abel Pintos. Y cuando ya la antolog¨ªa se hizo del todo desordenada aparecieron Joaqu¨ªn Sabina y Ana Bel¨¦n, que en la alegr¨ªa y en el dolor, en la gloria y en el sentimiento, hace m¨¢s de veinte a?os que son sus hermanos.
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