La hoja de ruta
La desconexi¨®n del Estado con ruptura de la legalidad requerir¨ªa una desobediencia prolongada y generalizada, no solo de la sociedad civil sino de autoridades y funcionarios. Algo muy improbable.
?ltimamente me preguntan con frecuencia qu¨¦ pasar¨ªa si llegara a activarse la Hoja de Ruta (HR) independentista. Hay datos para esbozar algunas conjeturas. Conocemos la HR (Full de ruta unitari del proc¨¦s sobiranista catal¨¢, de 30 de marzo de 2015) y conocemos las leyes vigentes. Habr¨ªa, probablemente, m¨²ltiples efectos extrajur¨ªdicos de orden pol¨ªtico, econ¨®mico e incluso de psicolog¨ªa colectiva, imprevisibles y no desde?ables. Los efectos jur¨ªdicos de ese imaginario despliegue de la HR soberanista, sin embargo, s¨ª son predecibles, en la medida en que las leyes son precisas.
La HR define su voluntad de desconexi¨®n declarando el prop¨®sito de ejercer los actos de soberan¨ªa necesarios para construir el nuevo pa¨ªs, y afirmando que el proceso no quedar¨ªa supeditado a la legalidad vigente o a eventuales impugnaciones. Diga lo que diga la HR, el proceso estar¨ªa inevitablemente supeditado a la legalidad vigente porque las leyes solo se derogan por otras posteriores, nunca por declaraciones pol¨ªticas. En cuanto se efectuara un acto de soberan¨ªa de relevancia jur¨ªdica, de efectiva desconexi¨®n, ser¨ªa inmediatamente impugnado, suspendido y probablemente anulado. Al ser nulo carecer¨ªa de eficacia jur¨ªdica, no afectar¨ªa a los derechos de los ciudadanos y no obligar¨ªa a ninguna autoridad ni funcionario p¨²blico municipal, auton¨®mico ni estatal. M¨¢s a¨²n, estos tendr¨ªan obligaci¨®n legal de no acatarlo, a riesgo de incurrir en un posible delito de desobediencia y consecuente inhabilitaci¨®n. Por eso nadie ha presentado recurso contra esta ins¨®lita declaraci¨®n, porque no es un acto administrativo ni una norma legal. S¨®lo es una simple declaraci¨®n de voluntad pol¨ªtica, jur¨ªdicamente irrelevante.
Seguidamente, la HR propone la elaboraci¨®n de un proyecto de Constituci¨®n de forma participativa. Esto es compatible con una actividad de estudio eminentemente te¨®rica y c¨ªvica que no infringir¨ªa la legalidad vigente. El problema no surgir¨ªa durante ese l¨ªcito proceso de elaboraci¨®n constitucional. Surgir¨ªa despu¨¦s, cuando se pretendiera la puesta en vigor de la Constituci¨®n independentista desconectando de la Constituci¨®n espa?ola a las instituciones y ciudadanos de Catalu?a.
Otra propuesta consiste en la creaci¨®n de las estructuras necesarias del nuevo Estado. Una parte de estas estructuras ya est¨¢ creada y en funcionamiento. Son todas las instituciones de la Generalitat. Otra parte la conforman las instituciones del Estado en Catalu?a, sobre las que los firmantes de la HR carecen de capacidad de desconexi¨®n. La creaci¨®n de una r¨¦plica independizada de las actuales instituciones estatales, con sus plantillas funcionariales, ya ha tropezado con impugnaciones paralizantes. Por todo ello, para los firmantes de la HR, el problema no residir¨ªa solo en la adaptaci¨®n o creaci¨®n de estas estructuras o instituciones. El problema surgir¨ªa cuando se pretendiera la efectiva desconexi¨®n de unas y otras del actual Estado para su posterior inserci¨®n en el proyectado Estado independiente.
La HR concluye, ir¨®nicamente, proclamando su actitud expectante respecto a la alternativa de un refer¨¦ndum vinculante, alternativa que, como es sabido, los independentistas consideran a todas luces improbable, hoy por hoy. Por eso, la Assamblea Nacional Catalana, coherente con su ideario, ante la previsible inviabilidad de una desconexi¨®n progresiva y negociada, ha sugerido la eventualidad de propugnar la desobediencia civil. Pero la desobediencia tendr¨ªa que ser prolongada y generalizada, no solo de la sociedad civil catalana sino tambi¨¦n de las autoridades y funcionarios, incluidos los estatales en Catalu?a. Por todo esto, la v¨ªa de la desconexi¨®n-ruptura parece especialmente conflictiva e irrealizable.
El problema surgir¨ªa cuando se pretendiera la efectiva desconexi¨®n del actual Estado para su posterior inserci¨®n en el Estado independiente
Si me volvieran a preguntar qu¨¦ pasar¨ªa si ganan los independentistas, ante todo dir¨ªa que, de ellos, no hay que temer desmanes ni excesos. Siendo muy dispares, todos son pac¨ªficos dem¨®cratas, y casi todos prudentes. Dir¨ªa que de su HR no puede deducirse nada concreto, m¨¢s all¨¢ de declaraciones ins¨®litas, imprecisas e insuficientes, jur¨ªdicamente irrelevantes. Dir¨ªa que la cuesti¨®n no estar¨ªa en la problem¨¢tica viabilidad del Estado reci¨¦n nacido y su inserci¨®n internacional, sino, antes, en su propio nacimiento. Porque no concretan c¨®mo ser¨ªa el momento de la desconexi¨®n, que es lo que, dentro y fuera de Catalu?a, genera mayor preocupaci¨®n, si ser¨ªa una desconexi¨®n-ruptura, unilateral y s¨²bita, o una desconexi¨®n negociada y progresiva. En todo caso, en alg¨²n momento, implicar¨ªa sobrepasar la legalidad espa?ola e internacional vigente, o sea, quebrantarla. El proceso, de todos modos, ser¨ªa necesariamente cauteloso y contradictorio, y consecuentemente mucho m¨¢s lento de lo que algunos esperan. Ser¨ªa inconcreto, e impredecible, y en muy buena parte jur¨ªdicamente inviable conforme a la legalidad vigente. Eso, si ganan.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Catalu?a
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