Pies de foto
La sesi¨®n fotogr¨¢fica de todos los candidatos ha sido una de las m¨¢s cortas de todas las campa?as, en consonancia con la legislatura
Visto y no visto. Esta ha sido una de las sesiones fotogr¨¢ficas m¨¢s cortas de todas las campa?as, acaso en consonancia con lo breves que est¨¢n resultando las ¨²ltimas legislaturas. Los siete candidatos han aparecido igual que los siete magn¨ªficos bajo ese sol de justicia de las pel¨ªculas del oeste, y se han ido sin dejar ninguna polvareda ¨¦pica, ni siquiera una sombra alargada. Y all¨ª se han quedado en su decorado eterno y reconstruido las cuatro columnas de Puig i Cadafalch, igual que los dinosaurios de los sue?os. Cuando se fueron los candidatos, Barcelona todav¨ªa segu¨ªa ah¨ª.
La verdad es que han llegado antes y tambi¨¦n se han ido antes de la hora convenida. Primero, aparecieron tras una historiada barandilla de piedra los candidatos Iceta y Espadaler. Uno de los fot¨®grafos los vio y grit¨®: ¡°Mira, ah¨ª hay una foto¡±, y otro sac¨® la c¨¢mara corriendo y dispar¨®, y todo esto que parec¨ªa un pre¨¢mbulo se redujo a la consumaci¨®n de un hecho dentro de la actual tendencia a la pol¨ªtica de hechos consumados.
Como era poco antes de las once de la ma?ana y los mirones est¨¢bamos de cara al sol (con perd¨®n; el caso es que a los candidatos se les puso de espaldas al solazo para que no salieran en la foto haciendo gui?os), apenas se atinaba a distinguir con claridad m¨¢s que los pies de los cabezas de lista. Iba descalza In¨¦s Arrimadas, pero no como Carmen Amaya sino con tac¨®n como de estar en Mallorca. Rabell llevaba calzado negro de barrio, con cordones como a todo el que le gustan los nudos. Todo lo contrario de Iceta, que esta ma?ana iba con esos mocasines discretos de quien no quiere complicaciones. Espadaler tambi¨¦n es hombre de mocasines, pero los llevaba color burdeos, que es la tonalidad de las clases ociosas. Pero los mocasines m¨¢s grandes de todos han sido los de Albiol, que tiene pies de jugador de baloncesto y por tanto de hombre que est¨¢ a la que salta. Los suyos eran como los de Iceta, pero en baratos. Ba?os llevaba unas bambas rotas (si las hubiera llevado fuera de Catalu?a, habr¨ªa que decir ¡°zapatillas deportivas¡±; todo lenguaje es una ideolog¨ªa). Y el calzado de Romeva s¨ª que era deportivo, pero en muy pijo, esas bambas que no est¨¢n hechas para morder el polvo sino para absorber el abrillantador de los suelos reci¨¦n fregados. Fue precisamente Romeva el ¨²nico que habl¨® en la brev¨ªsima sesi¨®n. Dijo al subir al entarimado: ¡°?C¨®mo va el orden aqu¨ª?¡± . El orden era a gusto de los candidatos. ?Ser¨¢ as¨ª el domingo?
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