Sergi Cebri¨¢n, el ¡®mosso¡¯ acusado de filtrar datos a delincuentes, inocente tres a?os despu¨¦s: ¡°Ya no quiero volver a ser polic¨ªa¡±
El agente, que fue apartado de los Mossos y perdi¨® el r¨¦gimen de visitas con su hijo tras ser detenido, ha sido exculpado y readmitido en el cuerpo
Cuando su abogado le comunic¨® por tel¨¦fono que el caso que le ha amargado la vida durante los ¨²ltimos tres a?os hab¨ªa quedado archivado, sepultado, enterrado para siempre, Sergi Cebri¨¢n rompi¨® a llorar. Asuntos Internos acus¨® a este agente de la unidad de informaci¨®n de los Mossos d¡¯Esquadra de filtrar datos sensibles a delincuentes del barrio de La Mina de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s (Barcelona) a cambio de 150 euros por consulta. Un juez de Barcelona ha dicho ahora que todo eso no se sostiene: sus accesos a bases de datos policiales (por las que se le acusaba de revelaci¨®n de secretos) no fueron ¡°desproporcionados ni improcedentes¡±. Tampoco hay prueba alguna del soborno. La Fiscal¨ªa hab¨ªa pedido el archivo y, como no hay ninguna otra acusaci¨®n, la causa penal ya no prosperar¨¢. Cebri¨¢n, de 51 a?os, respira aliviado. Pero, por m¨¢s inocente que sea, ya nada es como antes. Su vida personal se ha quebrado (no ve a su hijo desde que fue detenido) tanto como su vocaci¨®n profesional: ¡°Ya no quiero ser polic¨ªa¡±.
La pesadilla empez¨® en diciembre de 2021. La exmujer, tambi¨¦n polic¨ªa y con quien manten¨ªa una disputa por la custodia de su hijo en com¨²n, inform¨® a sus superiores de que, seg¨²n le hab¨ªa dicho una confidente de ambos cuando trabajaban juntos en la comisar¨ªa de Sant Adri¨¤, Sergi estaba pasando informaci¨®n a delincuentes habituales de La Mina. Asuntos Internos empez¨® a indagar y, tres meses despu¨¦s, en marzo, detuvo al mosso y registr¨® su domicilio. La vida de Sergi tal como la conoc¨ªa se esfum¨®. Dej¨® de ver a su hijo, que entonces ten¨ªa 12 a?os, porque la expareja aprovech¨® la circunstancia para lograr que un juez pusiera fin al r¨¦gimen de visitas. Y fue suspendido de empleo y sueldo, con lo que pas¨® a subsistir con 1.000 euros al mes que apenas le daban para el alquiler de un piso en Montorn¨¨s del Vall¨¨s y para pagar la pensi¨®n. ¡°No soy creyente, pero cada noche desde entonces he pedido que se arreglen las cosas y poder volver a ver a mi hijo¡±.
Aunque a Sergi el proceso se le ha hecho eterno, podr¨ªa haber sido mucho peor. La justicia tiene sus tiempos. Y la causa ha sido archivada antes de llegar a juicio, tras una investigaci¨®n que ha puesto de relieve extra?as maniobras. Seg¨²n declar¨® la confidente, que est¨¢ en el origen de esta historia, los agentes de Asuntos Internos prometieron ¡°beneficios penitenciarios¡± para su hijo si colaboraba. ¡°Me dijeron que podr¨ªan hacer que saliera de prisi¨®n, pero tambi¨¦n perjudicarle¡±, cont¨®, un testimonio que fue ratificado por la exmujer (estaba presente en la escena) en su declaraci¨®n ante el juez como testigo y obligada, por ley, a decir la verdad.
El abogado Jos¨¦ Antonio Bitos, del sindicato USPAC, prepara ya una querella contra los agentes de Asuntos Internos. Sergi lo deja todo en sus manos, pero solo quiere ¡°un poco de calma¡±. El camino hasta aqu¨ª ha sido duro. Subsisti¨® con ayuda de su madre y consumiendo los ahorros propios. ¡°Solo compraba productos frescos cuando ven¨ªa mi hija [de otra relaci¨®n] a casa, yo com¨ªa cualquier cosa¡±. Logr¨® trabajo en una empresa de seguridad, pero dur¨® un a?o: ¡°Son jornadas muy largas y no me gusta ver c¨®mo se maltrata a los trabajadores¡±. Lo dej¨® en verano, cuando recibi¨® el primer rayo de luz: un juzgado contencioso-administrativo tumb¨® la decisi¨®n del Departamento de Interior de suspenderlo de empleo y sueldo y oblig¨® a la administraci¨®n a devolverle lo que hab¨ªa dejado de pagarle (unos 60.000 euros). Pod¨ªa, adem¨¢s, reincorporarse al trabajo. Pero ya no cre¨ªa en ¨¦l. Y no ten¨ªa ningunas ganas de hacerlo.
¡°Me he sentido desterrado¡±
Con la causa penal a¨²n viva, Sergi regres¨® en octubre a la que hab¨ªa sido su casa los ¨²ltimos 12 a?os: la central de Egara, sede de la unidad de informaci¨®n. Fue a recoger sus cosas: la credencial, el arma. El recibimiento de sus compa?eros fue correcto. El de sus jefes, ¡°tirante, inc¨®modo¡±. No quer¨ªa regresar all¨ª. Pidi¨® d¨ªas de vacaciones y horas sindicales. Empez¨® a trabajar en USPAC, que junto con su hermana han sido su gran apoyo. Ah¨ª sigue ahora, ya como liberado sindical, visitando comisar¨ªas, sin m¨¢s contacto ya con confidentes y sin nutrir a unidades que, gracias a su informaci¨®n (tal como reconocieron varios mandos en sus declaraciones) sirvieron para ayudar a esclarecer delitos; por ejemplo, el asesinato a sangre fr¨ªa y en plena calle en Sant Adri¨¤ de Valent¨ªn Moreno, miembro de los Casuals, los ultras del Bar?a.
¡°Hac¨ªa tiempo que estaba desencantado con la profesi¨®n, porque he visto los excesos que hay. Mi caso ha sido la puntilla. Me he sentido desterrado de la polic¨ªa¡±, cuenta Sergi, que recuerda c¨®mo lo detuvieron dos d¨ªas antes de recoger ¡°una facilitaci¨®n tipo A¡± por su trabajo. Cree que le ha penalizado querer ir m¨¢s all¨¢ en su labor con las fuentes. ¡°Me involucr¨¦ demasiado, soy as¨ª, y he salido escaldado¡±.
En lo personal, la fractura ha sido a¨²n m¨¢s profunda: se ha medicado por prescripci¨®n del psiquiatra y el a?o pasado, cuenta siempre al borde de las l¨¢grimas, tuvo un intento de suicidio. ¡°Tampoco soy capaz de gestionar una relaci¨®n de pareja por mis altibajos¡±. Pero lo que m¨¢s le sigue doliendo es haber perdido el contacto con su hijo. Pese a que reconquist¨®, tambi¨¦n en v¨ªa judicial, el r¨¦gimen de visitas, el adolescente, que ahora tiene 15 a?os, no quiere verle. Sergi duda de que mostrarle el auto de archivo del juez, probarle su inocencia, sirva de algo. ¡°Ya no s¨¦ ni c¨®mo es f¨ªsicamente. Est¨¢ bien restituir mi nombre y tal, pero, ?qui¨¦n me devuelve estos casi tres a?os sin mi hijo?¡±
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