Honor a un m¨¢rtir de la libertad
Miquel Grau, ¨²ltima v¨ªctima de la violencia pol¨ªtica de la Transici¨®n, recibe la Medalla de Oro de Alicante
La noche del 6 de octubre de 1977, Miquel Grau pegaba carteles en la Plaza de Luceros de Alicante. En ellos, el Movimiento Comunista del Pa¨ªs Valenciano, organizaci¨®n en la que militaba el joven de 20 a?os, convocaba a la ciudadan¨ªa a participar en la Diada del 9 de octubre. Aquel era entonces un acto de comunicaci¨®n pol¨ªtica tan com¨²n como hoy lo es publicar una convocatoria en Twitter, pero la agresividad verbal que hoy circula por las redes sociales no puede compararse a la violencia f¨ªsica que en aquellos d¨ªas se ejerc¨ªa. En aquella fat¨ªdica ocasi¨®n, un joven militante de la organizaci¨®n ultraderechista Fuerza Nueva, Miguel ?ngel Panadero, lanz¨® un ladrillo desde su balc¨®n sobre Grau, caus¨¢ndole graves heridas que diez d¨ªas despu¨¦s ocasionar¨ªan su muerte. Esta tarde, 38 a?os despu¨¦s, el Ayuntamiento de Alicante honrar¨¢ la memoria del asesinado otorg¨¢ndole a t¨ªtulo p¨®stumo la Medalla de Oro de la ciudad. Panadero, que hoy ejerce como procurador en los juzgados de Valencia, fue condenado a doce a?os y medio de prisi¨®n, aunque sali¨® de la c¨¢rcel en 1982 al beneficiarse de un indulto parcial concedido por el gobierno de Adolfo Su¨¢rez, que en 1979 redujo la pena a la mitad.
En la edici¨®n de El Pa¨ªs que informaba de la muerte de Miquel Grau, la del 18 de octubre de 1977, el tema de apertura era precisamente la existencia de una red armada de ideolog¨ªa fascista existente en Lleida y se informaba de las todav¨ªa infructuosas conversaciones entre el presidente Adolfo Su¨¢rez y el l¨ªder de la oposici¨®n, Felipe Gonz¨¢lez, que finalmente culminar¨ªan en los llamados Pactos de la Moncloa. El c¨¦lebre comandante Cousteau advert¨ªa en Madrid de que la energ¨ªa nuclear constitu¨ªa el mayor problema de la Humanidad y ese fin de semana el PCE de La Pasionaria y Santiago Carrillo hab¨ªa congregado un mill¨®n de personas en una fiesta celebrada en la madrile?a Casa de Campo.
Buena parte de los asistentes que aplaud¨ªan a las 13 horas de este martes el descubrimiento de una placa que recuerda el asesinato de Miquel junto al lugar en el que se perpetr¨® el atentado, no hab¨ªan nacido entonces, como el concejal de Cultura, Daniel Sim¨®n, que ha presentado el acto y ha calificado a Grau de ¡°m¨¢rtir de la libertad¡±. La placa descubierta recuerda que el homenajeado est¨¢ considerado por la Ley de Memoria Hist¨®rica como ¡°la ¨²ltima v¨ªctima de la violencia pol¨ªtica de la Transici¨®n democr¨¢tica¡±. Lo ha recordado Natxo Bellido, portavoz del equipo de Gobierno municipal, que ha dado las gracias por su presencia a todos los grupos representados en la Corporaci¨®n, que aprobaron por unanimidad la concesi¨®n de la Medalla de Oro a Grau, as¨ª como al consejero de Transparencia, Manuel Alcaraz. Bellido cree que la ciudad ¡°ha pagado una deuda pendiente¡± con el homenajeado y que ¡°hoy se cierra una herida emocional y una herida de la memoria¡±.
La placa ha sido descubierta por Fini y Jos¨¦ Ram¨®n Grau, hermanos de la v¨ªctima. Este ¨²ltimo, tras recordar la angustia de aquellos d¨ªas, desde la llamada de madrugada que informaba de la agresi¨®n hasta el fatal desenlace, ha mostrado su agradecimiento al Ayuntamiento por el homenaje. ¡°Supongo que la ciudad cierra una herida, pero nuestra herida no se cierra, porque nadie va a devolvernos a nuestro hermano¡±, ha concluido.
¡°La ciudad entera se conmovi¨®¡±
"Est¨¢bamos juntos pegando carteles. Miguel estaba haciendo la mili en El Ferrol, hab¨ªa venido de permiso a ver a sus padres y a hacer unos ex¨¢menes¡±. Llum Qui?onero, hoy diputada en las Cortes Valencianas por Alicante en representaci¨®n de Podemos, recuerda muy bien la noche del 6 de octubre de 1977. ¡°Yo ten¨ªa 22 a?os, Miguel 21. ?ramos amigos, era el compa?ero de mi hermana¡±, relata. ¡°Ser¨ªan las diez y media de la noche, como aquel a?o se celebraba por primera vez de manera legal el 9 de octubre, los partidos nos repartimos la ciudad por zonas para distribuir la propaganda¡±. A ellos, pertenecientes a un Movimiento Comunista del Pa¨ªs Valenci¨¤ legalizado apenas mes y medio antes, les toc¨® ¡°la zona nacional¡±, seg¨²n palabras de Qui?o?ero. ¡°Se ve que como ¨¦ramos los m¨¢s radicales, nos dieron la zona m¨¢s peligrosa¡±, bromea. A Miguel, que ¡°se pasaba el d¨ªa en el barco¡± durante el servicio militar que le hab¨ªa obligado a dejar su trabajo en una tienda de la calle Gerona, ¡°le hac¨ªa ilusi¨®n participar en aquello; yo veo un gran paralelismo entre la ilusi¨®n de aquella ¨¦poca y la que estamos viviendo ahora¡±.
Hab¨ªan llegado los primeros fr¨ªos de octubre y lloviznaba. El grupo, que inclu¨ªa chavales de 14 y 15 a?os, se acerc¨® hasta la fuente de la plaza para coger agua con la que mezclar el engrudo. ¡°All¨ª notamos que ca¨ªan algunas piedras, pero no le dimos importancia¡±. Tampoco lo hicieron cuando, de vuelta en la esquina donde nace la avenida de la Estaci¨®n, percibieron que les arrojaban agua. ¡°No fuimos conscientes del riesgo real que corr¨ªamos¡±, a?ade la diputada. Hasta que cay¨® ¡°un ladrillo de dos kilos¡± sobre la cabeza de Miquel Grau. ¡°Aunque no falleci¨® hasta el d¨ªa 16, los que est¨¢bamos all¨ª sab¨ªamos que lo hab¨ªan matado¡±. Lo siguiente fue buscar un coche, llevarlo primero a la Casa de Socorro, de all¨ª a la Residencia, ¡°que entonces se llamaba 20 de noviembre¡±. Y largos d¨ªas de espera y tensi¨®n, mucha tensi¨®n. ¡°La ciudad entera se conmovi¨®¡±, asegura Qui?onero. ¡°Alicante no hab¨ªa vivido una manifestaci¨®n colectiva de dolor como la que se produjo¡± al confirmarse el fallecimiento del joven.
¡°Fue todo muy doloroso¡±, explica, ¡°desde el trato que recibimos la noche del atentado en Comisar¨ªa, donde nos trataron como delincuentes, nos culparon ¡®por estar ah¨ª, por rojos¡¯, hasta el d¨ªa del entierro¡±. Seg¨²n el relato de Qui?onero, que est¨¢ escribiendo un libro sobre ello, ¡°la Polic¨ªa Nacional carg¨® en la plaza de toros y nos rob¨® el ata¨²d, a m¨ª me retuvieron durante horas para impedirme ir a Luceros en la manifestaci¨®n que se organiz¨®¡±. La reacci¨®n de alg¨²n sector social todav¨ªa indigna a la parlamentaria: ¡°Alguien del Club de Regatas, donde mi madre sol¨ªa ir al gimnasio, le dijo que no llevara m¨¢s a mi hermana¡±. Recuerda que el agresor, Miguel ?ngel Panadero, ¡°fue condenado a m¨¢s de doce a?os, pero s¨®lo cumpli¨® la mitad debido a un indulto concedido por ??igo Cavero, ministro de Justicia de UCD¡±.
Por todo ello, Qui?onero asegura que la concesi¨®n de la Medalla de Oro de Alicante a su amigo ¡°no s¨¦ si cierra la herida o paga una deuda que es impagable, porque una vida no tiene precio, pero al menos abre una nueva era. Han sido demasiados a?os en los que nuestras instituciones no han dedicado una mirada de reconocimiento a la lucha por la democracia. Ya es momento de que la condena al franquismo tenga las puertas abiertas¡±.
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