Diabluras del genio Rushdie
El autor encandila en el CCCB a 450 lectores con su recuperada iron¨ªa
Medio calvo, nariz aguile?a, mirada entrecerrada, apenas dibujado bigote con perilla y manos con dedos algo regorditos facilitan imaginar que Salman Rushdie (Bombay, 1947) bien podr¨ªa encarnar uno de los genios traviesos (y de tendencias lascivillas) que pululan por su Dos a?os, ocho meses y 28 noches (Seix Barral; Proa, en catal¨¢n), alocada novela que pueblan tambi¨¦n, entre una mir¨ªada de personajes, un jardinero que levita levemente, una esposa despechada que lanza rayos por los dedos, cameos de Obama y Harry Potter o la versi¨®n m¨¢s fashion de s¨ª mismo. Y, claro, unos terroristas fundamentalistas..., pero con superpoderes.
Dec¨ªa ayer Rushdie en Barcelona que la triste fatwa que le cay¨® por Los versos sat¨¢nicos en 1989 ¡°es una enfermedad que cog¨ª a los 27 a?os¡±, en ¡°los tiempos del c¨®lera¡± garciamarquianos, pero de la que se recuper¨® ¡°hace ya 16: viajo sin escolta¡±, dice como prueba de ello. Y as¨ª parece, pero un miembro de seguridad del grupo editorial Planeta no le pierde ojo a relativamente poca distancia.
Rushdie est¨¢ expansivo: ha recuperado su fino sentido del humor que, por fuerza, se oxid¨® al cambiar cada tres d¨ªas de domicilio como debi¨® hacer muchos meses y estar amenazado de muerte tantos a?os. Por eso su hom¨®logo (de oficio y en la mirada al mundo) Rodrigo Fres¨¢n tuvo que frotar poco de la l¨¢mpara para que saliera el genio Rushdie (yinn en la graf¨ªa pactada en castellano con el autor) en la charla que mantuvieron anoche en el CCCB, en el marco de su programa literario Kosm¨®polis.
Rushdie el yinn ya pensaba de ni?o, cuando qued¨® hipnotizado por la lectura de El mago de Oz, en hacer travesuras literarias, como unir en una novela los personajes de Agatha Christie y de P.G. Wodehouse, lecturas preferidas, por lo que que ahora juegue a una parodia de Las mil y una noches sorprende relativamente. ¡°La novela realista hoy es problem¨¢tica: en el XIX hab¨ªa un acuerdo t¨¢cito entre lector y autor porque el mundo que describ¨ªa ¨¦ste y el que imaginaba el otro eran el mismo; esa base se ha destruido: hoy la locura es m¨¢s real que la cordura¡±. Pero, eso s¨ª, reclama seria locura: ¡°Si decides que el jardinero levita has de plantearte c¨®mo conducir¨¢ o como har¨¢ uso del retrete si no toca la taza del w¨¢ter¡±.
¡°?Dios como Frankenstein!¡±, le pinchaba el compinche Fres¨¢n. ¡°S¨ª, inventas eso para protegerte y al final eso te acaba destruyendo... Bueno, eso lo dice un personaje...¡±, respondi¨® Rushdie
Azuzado por el otro duendecillo travieso, Rushdie iba respondiendo con humor pero se intu¨ªan desprendimientos de jirones de un alma largamente encerrada en una l¨¢mpara, con las sombras involuntarias de 70 muertos por la fatwa. ¡°La vida es m¨¢s interesante que Dios... El hombre se invent¨® a Dios pero a ¨¦ste no le gust¨® c¨®mo lo hizo y quer¨ªa destruir la raza humana...¡±, lanz¨®. ¡°?Dios como Frankenstein!¡±, le pinchaba el compinche. ¡°S¨ª, inventas eso para protegerte y al final eso te acaba destruyendo... Bueno, eso lo dice un personaje...¡±.
Moviendo ligeramente la aleta derecha de la nariz, el yinn que cre¨® el mejor premio Booker de la historia (Hijos de la medianoche), iba saltando al son de su interlocutor: que s¨®lo usa twitter para enterarse antes de las noticas (¡°debe ser algo perif¨¦rico en tu vida¡±), que escribe cada libro ¡°como si fuera el ¨²ltimo, nunca me guardo nada¡± y que cuando acaba uno ¡°es como si me practicaran una lobotom¨ªa: ese vac¨ªo tarda en ser llenado¡±.
?Y si el genio pudiera elegir tres deseos? ¡°No puedes desear deseos; hay que ir con cuidado porque te saldr¨¢n mal: acabas teniendo algo que en el fondo no quer¨ªas tener. Es la moraleja de los cuentos cl¨¢sicos¡±. ?Y lo que nunca pedir¨ªa? ¡°Una vida diferente: no habr¨ªa tenido los hijos, los amigos o los libros que he escrito¡±...
S¨ª, ante cierto asombro de los m¨¢s de 450 asistentes (tres euros para ver al genio), afloraron expl¨ªcitamente los versos sat¨¢nicos: ¡°Las met¨¢foras sobre la naturaleza demon¨ªaca de Dios... No sab¨ªa que las ten¨ªa ah¨ª y que se ver¨ªan as¨ª... No puedes deshacer lo que has hecho¡±. El yinn no todo lo puede. Y si la maldici¨®n se deshizo fue por el exorcismo de hace tres a?os con Joseph Anton. ¡°No llev¨¦ diarios y las memorias me quitaron un peso, me anim¨¦ y por eso he podido escribir esto¡±. Rushdie levit¨®. ¡°Pedir¨ªa tener pelo¡±, se confes¨® al final al no menos calvo Fres¨¢n, imaginando ambos en ganarlo para luego volver a perderlo. ¡°Ser¨ªa divertido y triste¡±, dijo casi en un hilo de voz entre los aplausos de despedida del p¨²blico. Y quiz¨¢ el yinn Rushdie hab¨ªa resumido su vida.
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