Gestos y desobediencia
La CUP pide en la negociaci¨®n que el ¡®Govern¡¯ desobedezca, pero ni Mas ni Converg¨¨ncia se han mostrado hasta ahora interesados en hacerlo
Lo ¨²nico que se sabe de las conversaciones Junts pel S¨ª-CUP es que la opci¨®n Mas es imposible. O no. Y que lo que podr¨ªa cambiarlo todo es la emisi¨®n de gestos de desobediencia por parte del Govern. Llegados a este punto, cabe preguntarse por el significado de los palabros gesto y desobediencia, al parecer, claves y poco claros. ?Qu¨¦ es gesto y desobediencia?
?El uso de la desobediencia es extendido, cotidiano y efectivo. La jornada de 8 horas nace en 1910 de una desobediencia. Las huelgas de alquileres, de dependientes y de la construcci¨®n, en los a?os treinta, suponen un aumento de calidad de vida y de derechos gracias a la desobediencia. Una huelga femenina, ilegal, desobediente, en el Matar¨® post-Stalingrado, supone la primera victoria sindical desde 1939. La Huelga de Tranv¨ªas, en los cincuenta es, gracias a la desobediencia, la primera victoria c¨ªvica desde tambi¨¦n 1939.
Las libertades sindicales y efectivas nacen de desobediencias en los cincuenta, sesenta y setenta, fieramente castigadas. El derecho a la objeci¨®n de conciencia frente al servicio militar, un derecho no previsto, nace tambi¨¦n de desobediencias valientes y rigurosamente reprimidas en los setenta. Gracias a una llamativa insumisi¨®n al servicio militar y a la prestaci¨®n social sustitutoria ¡ª30.000 ciudadanos se enfrentaron a condenas de 2 a 4 a?os¡ª, mi generaci¨®n hizo posible, en los noventa, el fin de esos trabajos gratuitos y forzados al Estado.
Las manifestaciones, en plena jornada de reflexi¨®n, exigiendo, en 2004, informaci¨®n sobre los atentados de Atocha, fueron un ejercicio espont¨¢neo de desobediencia, penalizable. Las acampadas del 15-M, supusieron desodediencia a la Ley Electoral, que implica, incluso, castigo penal. El derecho a la vivienda, no desarrollado ni garantizado, lo est¨¢ siendo por parte de organizaciones como la PAH. Su Obra Social, por cierto, a trav¨¦s de desobediencias y negociaciones, est¨¢ modulando accesos a ese derecho que, con voluntad pol¨ªtica, podr¨ªan tener repercusiones legales, incluso constituyentes.
El derecho a decidir ?ha supuesto, a su vez, desobediencia? Hasta ahora, y en lo que es un dato sorprendente, que dibuja lo que la gesti¨®n gubernamental de ese pack tiene de real y de propagand¨ªstico, no. La cosa se adentra antes en el mundo del gesto que en el de la desobendiencia. El Govern ha sido muy puntilloso en no cruzar esa barrera. Ese esfuerzo se materializ¨® en octubre de 2014, cuando 150 independentistas ¡ªes decir, m¨¢s del doble de los primeros campistas del 15-M, aquel gran acto de desobediencia¡ª, iniciaron una acampada por el derecho a decidir en Barcelona, disuelta de forma estricta por los Mossos. Es decir, por el Govern.
El Govern ha evitado el concepto desobediencia, incluso estos d¨ªas, cuando un president, una exvicepresidenta y una consellera han declarado como imputados por la organizaci¨®n del 9-N. En ese sumario pol¨ªtico, los tres podr¨ªan haber politizado, en efecto, el caso, asumiendo la acusaci¨®n de desobediencia y dando un giro real ¡ªel primero¡ª al proc¨¦s. No lo han hecho. A falta de que los tres imputados sean llevados a juicio ¡ªen el momento en el que escribo esto, no se sabe; pinta que no¡ª, los ¨²nicos problemas legales del Govern y de CDC son por delitos comunes.
Llegados a este punto, no cabe preguntarse tanto lo que es un gesto ¡ªestamos plagados de ellos; un gesto es una de las posturas m¨¢s forzadas del Propaganda-Sutra¡ª, sino qu¨¦ ser¨ªa un acto de desobendiencia para reclamar un refer¨¦ndum claro, democr¨¢tico y vinculante ¡ªme temo que, tras tantos gestos, a¨²n estamos en esa casilla¡ª. Supongo que ser¨ªa, b¨¢sicamente, un acto de desobediencia fiscal. Para ser efectiva -¡ªefectivo es, seg¨²n me dicen, una reducci¨®n del 10% en la recaudaci¨®n, que ello fuera noticia internacional, que ello afectara a la deuda, y que todo ello obligara a negociar al Estado¡ª, deber¨ªa de participar un grueso de la poblaci¨®n ¡ª?es posible? ?Ya tiene suficiente con los guateques del 11-M, o asumir¨ªa una desobediencia efectiva con riesgo de castigo econ¨®mico?¡ª, un grueso a¨²n mayor de empresas ¡ª?juegan en esa liga?¡ª, y el grueso de municipios ¡ªla AMP, una organizaci¨®n propagand¨ªstica, ?podr¨ªa liderar ese acto que retirar¨ªa al Govern la iniciativa en el proc¨¦s ?¡ª.
Significar¨ªa, en fin, una exposici¨®n de individuos, empresas e instituciones al castigo. Y significar¨ªa descentralizar el proc¨¦s y hacerlo, en efecto, efectivo. Algo poco probable cuando CDC ha descubierto que s¨®lo con gestos puede garantizar su subsistencia.
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