Cuando Picasso quer¨ªa ser El Greco
El Prado presta temporalmente ¡®Caballero anciano¡¯ al museo barcelon¨¦s del pintor para la exposici¨®n que explica la influencia del cretense en el malague?o
La relaci¨®n de Pablo Picasso y el Museo del Prado es grande. El pintor no solo fue su director, tras nombrarlo en 1936 Aza?a por decreto, cargo que no ejerci¨® nunca ya que jam¨¢s volvi¨® a Espa?a, sino que mucho antes, en 1896 y 1897, durante su primer viaje a Madrid para estudiar en la Real Academia de San Fernando, como muchos otros aprendices de artistas, lo visitaba con frecuencia. All¨ª se sinti¨® atra¨ªdo, con resultado desigual, por los grandes maestros, tal y como explic¨® al a?o siguiente a su amigo Joaquim Bas en una carta que conserva la Fundaci¨®n Palau y en la que, de paso, contaba su animadversi¨®n al academicismo: ¡°El museo de pinturas es hermoso: Vel¨¢zquez de primera, del Greco unas cabezas magn¨ªficas¡±.
La impronta de los pintores del Prado estuvo latente durante a?os en el genio malague?o que no dud¨® en escribir en un cuaderno de notas de 1898: ¡°Greco, Vel¨¢zquez, inspiradme¡±. Durante su estancia en Madrid, el joven Picasso pint¨® un sinf¨ªn de dibujos en los que las figuras del artista cretense estaban en su mente. En varios de ellos lleg¨® a escribir, incluso dos veces: ¡°Yo el Greco¡±. Por si fuera poco, los domingos, cuando el Prado cerraba, viajaba a Toledo para contemplar El entierro del Conde Orgaz; una obra que tambi¨¦n reprodujo Picasso en El entierro de Casagemas, de 1901, una obra que da comienzo al periodo azul.
Para explicar la relaci¨®n entre Picasso y El Greco, el Museo Picasso de Barcelona ha organizado la exposici¨®n La pasi¨®n grequiana de Picasso, comisariada por la conservadora del centro Mal¨¦n Gual, que podr¨¢ verse hasta enero pr¨®ximo; una peque?a muestra formada por 29 obras del fondo del museo que tiene un aliciente a?adido: el pr¨¦stamo de Caballero anciano, una obra de El Greco que ha prestado El Prado para la ocasi¨®n y que sin duda vio Picasso y lo tuvo presenta cuando realiz¨® Retrato de un desconocido al estilo de el Greco de 1899 que se expone en la pared de enfrente.
La influencia grequiana continuo al volver Picasso a Barcelona y comenz¨® a relacionarse en los Quatre Gats, donde se reun¨ªa con Santiago Rusi?ol, Miquel Utrillo o Ignacio Zuloaga, que fueron de los primeros en reivindicar a El Greco y coleccionar sus obras. A muchos de ellos los pint¨® como si fueran personajes vestidos y con aptitudes de los personajes del siglo XVI, en copias r¨¢pidas y esbozos ¨¢giles mezclados en una especie de horror vacui con otros motivos que, a simple vista, hablan de una especie de obsesi¨®n y recuerdan su expresi¨®n de ¡°cabezas magn¨ªficas¡± que escribi¨® a?os antes. A Rusi?ol, en concreto, lo dibuj¨® como el famoso personaje de El caballero de la mano en el pecho. Todos estos dibujos se pueden ver en la exposici¨®n de Barcelona.
Personajes con gorguera
Seg¨²n Gual la influencia de el Greco en Picasso renace en una obra tan destacada en el artista y en la historia del arte como es Las Se?oritas de Avignon, pintado en 1907, ¡°que por razones obvias no se ha pedido para la exposici¨®n¡±. La exposici¨®n concluye con varios grabados realizados entre 1950 y 1970 por Picasso en los que los personajes aparecen representados con gorguera, el t¨ªpico cuello del siglo XVI. En 1962 cre¨® precisamente Retrato de hombre con gorguera, realizado con gubia. Se exponen diferentes estadios de la obra con este personaje estilizado y sobrio a la maniera de El Greco. Seg¨²n Gual la muestra, que habr¨ªa tenido m¨¢s sentido el a?o pasado, coincidiendo con el 400 aniversario de su muerte, no se celebr¨® entonces para poder contar con la obra prestada por El Prado y ¡°para que los dibujos descansen¡±, ya que se hab¨ªan expuesto recientemente.
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